Por Luis F. Subero.
En La Comandancia del Nudito, aparecida en la revista Páginas Banilejas en el año 1950, el Prof. Subero nos relata, luego de una evocación nostálgica de los tiempos pasados, la ocasión en que cuatro candidatos se disputaban el puesto de Comandante de Armas de Ocoa y la forma salomónica en que se decidió el ganador.
El método utilizado aunque poco democrático, fue justo para los aspirantes y no dio lugar a los reclamos que tan acostumbrados nos tienen los políticos y que en lenguaje coloquial llamamos el “pataleo”. No hubo primarias, ni discusión de si utilizar padrón abierto o cerrado, tampoco hubo complicados procesos de conteo de votos; al final un ganador y los que perdieron quedaron conformes. Nuestra democracia actual no permite soluciones como aquella, aunque signifique someternos cada cierto tiempo a la tensión post electoral y los interminables reclamos y alegatos de fraude.
La Comandancia del Nudito.
Por José F. Subero
¡Benditos una y mil veces los tiempos pasados, de ese ayer legendario que hasta en sus rasgos más ingenuos tuvo la gracia y la atracción de cuanto fue producto del ingenio!
Si estimamos el presente por lo que vale y nos otorga y, anhelamos el futuro por lo que nos traerá, es porque vamos a ese anhelado futuro fortalecidos con el baño de luz del pasado alegre, cuyo recuerdo llena de honda fruición nuestra inquieta alma buscadora de emociones…
Para los que no tenemos más que el volumen sustancioso del celebérrimo Gobernador de la Islas Barataria (*), pero que llevamos dentro de nuestro ser todo el bagaje sentimental, bien intencionado, del celebrado Caballero de la Triste Figura, el pasado con todos sus atributos de gratísimas emociones, llenan nuestra mente de elevado idealismo y dan al corazón humano ritmo confortador, porque el presente solo nos importa de modo relativo, como seguro sostén de la mísera existencia. Por eso, mientras escrutamos el porvenir en busca de la Torre de Marfil, recordamos con deleite los sueños idos de un ayer relumbrón.
Hubo una época en tiempos del salvaje negro pero astuto gobernante que ocupó por su valor y astucia durante largos años el Solio Presidencial, el tristemente célebre LILIS, en que cuatro ciudadanos, amigos del Presidente, se disputaban el poder comunal de esta hermosa villa de nuestros caros afectos, cuyos nombres complacidos dejamos señalados aquí don Matías de Lara, don Manuel de Lara, don Francisco Sánchez y don José Muñoz, los tres primeros nativos de esta región y el último azuano. Sabedor el General Lilís de las razonables aspiraciones de estos sus buenos amigos, envió desde la Capital un emisario con plenos poderes para resolver de manera satisfactoria esa cuestión, sin que ninguno de los aspirantes quedase descontento. Los cuatro aludidos ciudadanos, a petición del malicioso y bien entrenado emisario, convinieron en que el puesto de Comandante de Armas de esta villa fuese rifado y, cuatro cordones en mano del representante capitaleño, le fueron presentados a los aspirantes, para que cada cual cogiese el suyo, resultando con el cordón del nudito el ciudadano José Muñoz, precisamente el sujeto que el Gobierno quería que fuese el ejecutivo de la común.
San José de Ocoa, R.D.
Pág. Banilejas, Pag. 11, Mayo de 1950
(*) En el capítulo XLV del Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Cervantes narra cómo Sancho Panza, escudero del caballero de la Mancha, fue posesionado como Gobernador de la Insula Barataria, haciéndole creer todo el pueblo que realmente él gobernaba. Al sentirse agobiado con las responsabilidades del cargo, Sancho huyó y siguió a Don Quijote en sus andanzas.
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