El campo de dunas de Baní, que se entiende con su inmensa belleza natural entre las poblaciones de Martanzas, Las Calderas y Salinas, en una línea recta de 15 kilómetros de arena fina, ha vuelto a caer presa del rampante apetito humano que le extrae este recurso único, aparcela y verja el terreno y deposita allí basuras e inmundicias.
En medio de esta amenaza, el obispo de la diócesis de Baní, monseñor Víctor Emilio Masalles, volvió a alertar ayer sobre la gravedad de este problema y las consecuencias fatales que esto implica para el futuro de las dunas banilejas, si no se decide detener el curso destructor que ha tomado el despojo de sus recursos.
Masalles dijo que desde el año 2016 se inició un intento de aparcelamiento de las tierras de las dunas, declaradas patrimonio nacional en 1996, pero ahora han aparecido tractores, se están constituyendo parcelas, sitiadas con verjas, y hasta “pseudo títulos, como que son dueños de un lugar del que no puede ser dueño nadie. Ese es el problema”.
Intereses y ruina
El prelado fue tajante al señalar que no se puede permitir que “por intereses privados y personales podamos arruinar las dunas, porque de ahí se está sacando arena, se está tirando basura y, sobre todo, está comenzando a parcelarse”.
“Aquí tiene que haber una apuesta en común de que allí eso no se toca, no es de nadie, no se vende, no se compra, eso es propiedad del Estado, y es propiedad de todos los banilejos”, subraya el obispo.
Y agrega que “hacer de las dunas una destrucción de ese parque es perder nosotros uno de los monumentos que más le da identidad al pueblo de Baní”.
Monseñor Masalles reconoció el estado de miseria de mucha gente en la población, pero advierte de que, en el caso de las dunas, el problema es que “esta es una zona que es patrimonio nacional y no puede ser intervenida bajo ningún pretexto”, sugiriendo que se busque “una solución de tierra en otro lugar, pero nunca en un área protegida”.
“Yo entiendo la miseria de un pueblo, yo entiendo que hay gente que puede decir, sí, pero el problema es que esta es una zona que es patrimonio nacional y no puede ser intervenida… si se busca solución de problemas de tierras, tiene que ser en otro lugar, pero nunca en un lugar que está destinado para ser ecoturístico, como son las dunas, un parque único en todos los alrededores”, agregó.
Masalles recibió la visita de las asociaciones de apicultores y de criadores de chivos de la zona de influencia de las dunas que, según indica, “han estado siempre conviviendo con el medio ambiente, sin engañarlo, y han estado cuidándolo nuevamente”. El obispo también fue visitado por dirigentes de la Sociedad de Desarrollo Ecológico El Manaclar (Sodema).
Ante esta situación de riesgo para la existencia de las dunas, Masalles recuerda que las autoridades tienen “el deber de ir allá, constatar lo que está pasando y no importa en nombre de quién puedan estar actuando, porque no hay ninguna persona que pueda estar por encima de la ley, porque ese parque es patrimonio nacional”.
José A. Tejada
Empresario
“Hay que luchar por las dunas”
El empresario José Arismendi Tejada declaró ayer que los nuevos peligros a que está expuesta la existencia de las dunas de Baní reclama de acciones decisivas de todos los banilejos para su protección, y recordó la “cadena humana” organizada en 2002 cuando este patrimonio estaba sometido a un saqueo constante de sus finas y exclusivas arenas.
Texto y foto Listín Diario
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