El 31 de agosto de 1979 parecía ser el apocalipsis en Nizao. Estimulada por el ciclón David, la furia de las aguas del río Nizao arrasó 114 casas, afectando a la mayoría de las 250 familias que habitaban la zona céntrica, conocida como Los Macos. Aguas abajo se fue la factoría de granos de café, maní, arroz y maíz. Ya no estaban la gallera ni el bar.
Pero la tenacidad de sus habitantes hizo renacer al antiguo Rancho Abajo, de la mano con su actividad agrícola. Hoy que en San José de Ocoa se populariza el turismo, Nizao se levanta orgulloso como capital de las tradiciones, junto a la abundancia de bellezas naturales. El poblado está bordeado por el impredecible y caudaloso río Nizao, afluente del que dependen las presas Jigüey, Aguacate, Las Barías y Valdesia. Su fusión con la sección Las Auyamas dio paso al Distrito Municipal Nizao-Las Auyamas.
Aunque la modernidad acecha, en momentos en que sus vías terrestres claman por una definitiva reconstrucción, algunos de sus habitantes conservan las tradiciones; unos como modo de vida y otros como sano entretenimiento cultural. Este último es el caso de Gabriela Custodio, quien se empeña en dar a conocer las bellezas y tradiciones de Nizao, con una intensa divulgación en las redes sociales.
Gabriela, quien gentilmente nos cedió sus hermosas fotografías, nos manifiesta lo siguiente: “Amo a mi patria chica. Trabajamos para rescatar y traer al presente todas esas viejas costumbres y tradiciones, para que los nuevos nizaeros las conozcan y los de más edad sientan nostalgia, sus añoranzas y se vuelvan a reencontrar con su pasado, cuando la vida era simple, sencilla y hermosa”.
Actividad económica
La economía de Nizao sigue girando alrededor de la agricultura, la cual en algunos terrenos mantiene la tradición de su práctica a campo abierto, pero que ha encontrado aliado en la producción bajo ambiente controlado en los innovadores invernaderos que ya son una realidad local. Una parte de los vegetales que salen de San José de Ocoa se cultivan en estos espacios de Nizao.
Pero el día a día tiene su auxilio en pequeños negocios donde se expenden frituras, colmados, dulcerías y salones de belleza, entre otros. El tránsito por Nizao no está completo, si el viajero no se detiene a comprar en alguna de los tradicionales vitrinas de dulces de la zona, donde abundan el azucarado de maní y el de leche. La producción de estas delicias al paladar es extensa y muy variada. Igualmente apetecible es hacer una parada en uno de sus comercios para disfrutar la ingestión de suculentas torrejas con salami frito.
Dónde ir
En Nizao se puede disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Los balnearios en el río Nizao y sus diferentes charcos son una atracción inolvidable, y a la vez tentadora para los visitantes. También es posible el alojamiento vacacional en residencias tradicionales, tipo rancho, o visitar casas antiguas, provenientes de la zona umbilical del siglo pasado, casas que todavía se conservan y exhiben su belleza original. Un tours guiado hará al visitante entrar en contacto directo con el pasado de fogones, anafes, pilones, tinajas y otros símbolos imperecederos de la vida del campo, donde nuestros antepasados cocían sus alimentos de manera sana y sin contaminación.
También se preparan para el futuro turístico de la zona otros atractivos y negocios que garanticen una feliz estancia vacacional. Ya se aprestan a abrir espacios para el alquiler de motores y bicicletas, con los cuales se podrán realizar recorridos dentro de Nizao o en conexión con Rancho Arriba, Constanza y Jarabacoa.
Su historia
Nizao, cuyo primer nombre fue Rancho Abajo, es mencionado peyorativamente como “una pequeña choza de aspecto miserable” por el teniente David Dixon Porter, en su Diario de una misión secreta a Santo Domingo (1846). En el mismo texto, Porter describe al río Nizao, en su paso por esta zona, como “una corriente de aspecto enfurecido que parece estar barriendo todo lo que encuentra ante sí”.
En 1887 fueron detectados algunos cultivos en la región, lo que hace suponer un aumento poblacional.
La destacada profesora Ircania Báez nos provee algunos datos de interés:
Los primeros pobladores habitaron la zona hoy conocida como El Alto.
La primera escuela fue fundada durante la Ocupación Militar Norteamericana (1916-1924).
El primer vehículo en Nizao fue un West Fargo tipo Comando.
En el año 2004 la sección Nizao se fusionó con la sección Las Auyamas, para crear el Distrito Municipal Nizao-Las Auyamas. Sin embargo, cada antigua sección mantiene sus propias tradiciones, costumbres e historia.
Fuente: Listin Diario
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