Harris Castillo
La llegada del PLD al poder en 1996, suponía el empoderamiento del pensamiento liberal del país, convirtiendo al estado en regulador y facilitador del crecimiento y desarrollo nacional. Este tránsito, que dejaba al pensamiento conservador, dueño de los medios de producción, como aliado de ese desarrollo, se fue deteriorando progresivamente al paso de los años del partido morado en el poder.
El PLD, llegó al poder condicionado y de la mano de los conservadores. Leonel Fernández, seleccionado por el profesor Juan Bosch por su brillantez, (llegó a llamarlo “una mina de oro”), interpretó el momento histórico que le ofrecía la representación política del sector conservador, al quedar este sin líder tras la inminente salida del doctor Joaquín Balaguer del escenario. El PLD, y el PRD, con el doctor José Francisco Peña Gómez, se dividían la representación de la corriente liberal del país.
Fernández llegó a declararse “Vinchista”, a sabiendas del vínculo político y de pertenencia que une al doctor Marino Vinicio Castillo con los conservadores, del cual es uno de los máximos exponentes y representante.
La salida de Leonel del poder, y el método mediante el cual Danilo modificó la constitución de la república para su reelección en 2016, rompieron el pacto de representación que el PLD había asumido con los conservadores. Danilo empezó a navegar en aguas turbulentas, hasta encallar el barco reeleccionista con miras al 2020, en los arrecifes impenetrables de los conservadores, que tocaron las puertas de Pompeo.
El pecado capital del PLD, no fue el de crear una clase paralela de nuevos ricos que, sin medios de producción, empezó a competir con la clase empresarial establecida en acumulación de riquezas. Su gran pecado ha sido el de querer sustituir la élite capitalista nacional, adueñándose de los negocios del estado sin inversión ni riesgos, y eliminado su participación en la toma de decisiones. Punta Catalina era un premio de consolación.
Leonel Fernández, Danilo Medina, Margarita Cedeño de Fernández y Gonzalo Castillo, tienen un aspecto en común, no pertenecen a la élite capitalista nacional, ni pertenecerán nunca por mas riquezas que acumulen; Luis Abinader a pesar de su procedencia humilde, pero gracias a su participación en el sector empresarial a través de los negocios familiares, los vínculos políticos creados por su padre tras una dilatada y protagónica carrera, y los vínculos familiares por matrimonio, es parte de esa élite. Su hándicap es el partido, ya que el PRM como desprendimiento del PRD, representa más al sector liberal que al conservador.
Ahí entra el genio de Leonel, quien desde el principio y gracias al cumplimiento de sus compromisos, ha asumido la representación política del sector conservador, no así la representación de clase porque no pertenece a ella. La elección de Sergia Elena Mejía de Séliman, fortalece esa debilidad.
Sergia Elena es relativamente joven, de buen atractivo, muy capacitada y con experiencia de estado, lo cual la pone a la altura de las demás candidatas. Esta elección convierte el proyecto Leonel Fernández en el más confiable representante político y de clase, del sector conservador que maneja los medios de producción.
El binomio Gonzalo-Margarita, proviene de estratos sociales ajenos a la élite capitalista nacional, tampoco representa la corriente de pensamiento conservador, y el PLD, se divorció del pensamiento liberal por la práctica de concentración de poder.
Con Luis Abinader, en una plataforma política que representa al sector liberal del país, con vínculos en el sector conservador; y Leonel Fernández, con mucho arraigo en el sector liberal y genuino representante de los conservadores, el escenario político nacional estará dominado en lo sucesivo por estas dos fuerzas.
En cuanto a los sectores profesionales e intelectuales del país, tanto el binomio Luis-Raquel, como Leonel-Sergia Elena, resultan más atractivos por su mayor cualificación.
Comentarios...