Por: José Henríquez
Según el Banco Central y la Comisión Económica para América Latina, la Rep. Dom., tiene un crecimiento económico de un 5,7 % (primer trimestre 2019), lo que significa que el Sector Construcción creció un 12.5 %, Energía y Agua un 11.7 %, Intermediación Financiera un 9.5 %, Minería un 6.3 %, Administración Pública un 5.7 % y el Sector Turístico un 5 %; pero ¿cómo es posible? Sin embargo, Don Pedro Valdez Albizu, gobernador del Banco Central.
Expresó que “la inflación ronda el 1.47 % desde el 2018 al 2019”. A esto hay que agregar: los salarios mínimos bajos del sector privado, las pírricas pensiones de los empleados públicos, de las enfermaras, de los médicos, los policías, los bomberos Etc.
Además existe un «desarrollo desigual» (Marx) del sector público, caracterizado por la construcción de muchas estancias infantiles, escuelas, Centros de Atención Primaria etc., pero han dejado muchos liceos en ruinas (sin remodelar); muchos hospitales viejos sin reconstruir, con falta de equipos y muchas carreteras a medias, como el tramo Nizao-Rancho Arriba…
Por otra parte, según el Banco Central: La inversión extranjera directa alcanzó unos 803,7 millones de dólares (primer trimestre de 2019), aumentando un 28.2 % con relación al primer trimestre del 2018. La tasa de ocupación hotelera alcanza un 85.4 % al primer trimestre del 2019, «lo que representa la mayor capacidad de hospedaje de Centroamérica y del Caribe» (P. V. Albizu).
Pero, ¿cómo es posible? Parece que ese crecimiento económico favorece más a los sectores de la Oligarquía porque ni siquiera se menciona el sector industrial y mucho menos el agrícola – que son los ejes de desarrollo fundamentales de un país- en comparación con los demás sectores; pues, vale agregar, que en el sector agrícola continúa el alza en los precios de los vegetales, frutos y hortícolas, incluso, hay una escasez de plátanos que alcanza unos 500 mil diarios; sigue al alza de los precios de los siguientes productos: la yuca a $20 lib., el ajo $ 250 lib., cebolla a $ 70 lib., lechuga repollada a $ 90 lib., azúcar a $ 30 lib., el galón de aceite a 325, habichuelas a $60 lib., y si Dios no mete su mano, no vamos a poder comer la «famosa Bandera Nacional: arroz, habichuelas y carne»…
¿Cómo es posible? Es cierto que hay un crecimiento económico hacia arriba, pero todavía no hay un » derrame de la riqueza hacia abajo», hacia el comercio, las industrias y hacia los bajos salarios de los obreros, o sea, hacia la llamada » Economía Descalza»…
El crecimiento económico es desigual y, parece, que no hay una planificación científica; mucho menos se ha alcanzado el objetivo planteado por el Presidente Danilo Medina, desde su primer periodo de gobierno: «el derrame de la riqueza» hacia abajo (hacia los trabajadores, los chiriperos…), basado en la teoría del economista Mohame Yunus, premio Nóbel (citado por el Pdte. Medina), o a lo que los economistas Norteamericanos definen como Trakle Down Effect, que significa efecto del chorreo o goteo de la riqueza hacia la pobreza, hacia la llamada “economía descalza” (Manfred Max N.: Economía Descalza).
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