Por Omar Ureña
Dicen que la costumbre hace ley y los políticos nuestros han hecho de la pobreza y de la ignorancia un festín para captar votos en momentos oportunos y las fiestas de fin de año son el mejor escenario para congraciarse con las masas, haciéndose presente con dadivas que más adelante tendrán que ser saldadas con votos en la urnas.
No está estipulado en ningún artículo de la Constitución que el papel que desempeñan los legisladores se haga lo que ya es una tradición en nuestro país.
Se necesita más que canastas, tarjetas de felicitación y cualquier otra dadiva, sometimientos de proyectos de ley para la creación de empleos, que erradiquen la pobreza de sus comunidades; que la gente pueda suplir sus necesidades sin tener que posarse ante cámaras recibiendo como si fueran indigentes una migaja por un día.
Este texto lo traigo a colación por una publicación en Facebook donde hago mención del diputado y amigo nuestro Dr. Gorys Segura preguntándome que donde estaba él, porque no lo vi en la tradicional repartición de juguetes en el día de reyes como en otros años.
Algunas personas se cuestionaron acerca del otro diputado que lo es el Lic. Francis Mancebo, el por qué no se hacía mención de él, porque tampoco se vio en este último día de las fiestas de navidad.
Digamos que yo dejo de cumplir con una tradición o un deber cualquiera, eso no justifica que mi igual haga lo mismo porque yo no lo hice.
Lo ideal en lo adelante aunque parezca utópico, es que se haga el mayor esfuerzo y coordinen conjuntamente en favor de su pueblo, proyectos de ley que vayan en beneficio de la gran mayoría, como son la creación de nuevas fuentes de trabajo, facilidades de becas y así en el mañana no tengamos que depender de una fila para un pollo, una libra de azúcar, 1000 pesos en efectivo, ni nada por el estilo, sino, que como dice las sagradas escrituras «Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado.
La idea no es atacar a nadie en particular, porque todos son mis amigos, pero tengo la fe y esperanza que dejemos atrás la práctica que para ser bueno tenemos que recibir algún bien a cambio. El que lo haga bien, debe tener la única satisfacción del deber cumplido, de haber ayudado a sus congéneres a tener una vida digna, donde no tenga que hacer filas kilométricas para una funda, para una canasta, ni para nada, más bien que cada quien dependa de sí mismo porque se crearon las bases necesarias a través de legisladores responsables.
¡Si ombe sí!
Comentarios...