Felipe Ciprián
¿De qué tamaño es la ambición de Leonel Fernández que pierde unas primarias, trata de desacreditar a la Junta Central Electoral (JCE) y pone en peligro la estabilidad económica y democrática del país?.
Todo se ha cumplido como lo he planteado desde el 6 de octubre de 2017 en aquel artículo publicado en el Listín Diario, titulado “Leonel pelea o lo aplastan”, por lo que invito a los lectores habituales a contar conmigo las estrellas, porque ya pasó la tempestad, aunque quedan algunos torbellinos que no tienen posibilidad alguna de provocar una inundación.
Como pronostiqué, Leonel ha sido derrotado y por ahí anda explicando su derrota con reclamos más dignos de guiones de películas de aventuras que argumentos políticos y tecnológicos.
Desde hace dos años y cada viernes, vine analizando la actualidad nacional en su perspectiva, y expuse que la fuerza política que acaudilla Danilo Medina en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), bloquearía el regreso de Leonel al poder, al menos, como candidato de ese partido.
Y dije que Danilo lo haría como candidato a la reelección u oponiéndole a uno de los suyos para derrotarlo.
El resultado era el mismo: Leonel no podría pasar a ser candidato del PLD porque Danilo, que estaba ahí para impedirlo, efectivamente lo impediría. Y lo impidió con la contribución inexplicable de las acciones torpes del propio Leonel y sus acólitos.
Cometí el infantilismo de sugerirle a Leonel que el único camino que lo podía colocar en perspectiva de ser un candidato con capacidad de competir, era que en ese momento -hace dos años- saliera del PLD, rectificara sus errores ante la corrupción, sus políticas neoliberales que enajenaron los activos estatales y propiciara un espacio de amplia participación social de los sectores populares. ¡Le pedí que se reinventara!
Mi error fue entrometerme, gratuitamente y sin pedirlo, en las atribuciones de gente muy bien retribuida -y que se aprovechó golosamente del poder- durante su gobierno y que siguen como asalariados de su fundación, que ahora es tanto académica, como sede de su fuerza política, donde se reúne diariamente su tribu.
Su respuesta a mi planteo -nadie más hablaba de eso- fue reiterativa en aquello de que “El PLD irá unido a las elecciones y las ganará en la primera vuelta”.
Puedo citar decenas de títulos de análisis míos en los que advertía que Leonel caería derrotado con las mismas armas que él utilizó contra José Francisco Peña Gómez, Hipólito Mejía, Miguel Vargas Maldonado y Luis Abinader, pero ese recurso lo utilizaré en otro formato y en otro momento porque aquí y ahora no vale la pena recapitular.
¿Por qué perdió Leonel?
Leonel perdió las primarias porque Danilo, con todo el poder que acumula y que le opone, no le permitió que franqueara el camino de retorno al Palacio Nacional y con sus últimas actuaciones (Leonel) se ha colocado mucho más lejos que nunca de lanzar una contraofensiva victoriosa.
Tenía a Danilo de frente y frontal, pero confió en que dándole consejos acerca de cómo debía terminar para ser un modelo ante la historia, pensando en que sería un tonto que le facilitara a Leonel regresar para humillarlo (a Danilo), aplaudiéndole las buenas decisiones (como establecer relaciones con China) y guardando silencio ante las malas decisiones (como reconocer a Guaidó en Venezuela), sin criticar ninguna ejecución errática del gobierno.
En fin, la “actuación” de Leonel se puede resumir en una suerte de acciones políticas a conveniencia para no molestar al Príncipe, y cada vez que fuera posible, deleitarlo, marearlo para que le franqueara el paso. ¡Iluso!
El problema es que Danilo supo aprovecharse convenientemente de los elogios y de los mutismos, sin necesidad de hacer concesiones ni bajar la guardia ante un águila (Leonel) que sobrevolaba silenciosa sobre el Palacio Nacional, con un programa oculto que incluye la terrible venganza de los Sicarios del Honor Ajeno contra el danilismo.
Goteó en 64 días
Leonel cayó vencido en 64 días por un Gonzalo Castillo elemental, sin rubicundas alocuciones y apelaciones históricas de la antigua Roma o la culta Grecia, porque tenía tres atributos imbricados: era el hombre de Danilo y el poder, oponía una humildad natural a la aristocracia ensayada y plagiada de Leonel, y en el país hay un cansancio grande ante el intento de los caudillos de hoy de convertirse en los Santana, Báez, Lilís y Trujillo de los siglos diecinueve y veinte.
Eso explica su derrota y yo creo que la tenía bien merecida. ¡Váyase en paz, mi compadre, y deje a las nuevas generaciones que definan su futuro!
Naturalmente, en un país donde los que participan en la política y los que opinan acerca de ella son “elementales” -no conozco a ningún dominicano que haya hecho una experiencia participando aunque sea como ayudante en algún gobierno de un Estado democrático real en cualquier parte del mundo-, cada derrota provoca una crisis y los seguidores del derrotado son tan tontos que creen las novelas que él elucubra durante sus noches de insomnio porque sabe que perdió la oportunidad de volver a controlar el Presupuesto General del Estado, que es su verdadera ideología y su programa máximo.
Le sugerí a Leonel que se fuera en 2017, no me escuchó, y todo parece indicar que ahora se va cuando es un exinanido. La información que tengo es que está haciendo maletas para acoger el consejo que le dio el doctor Marino Vinicio Castillo y sus aguerridos hijos, de que se vaya del PLD. Hacerlo ahora es un error muy costoso a cambio de nada.
Abinader no aprende
La mayoría de la dirigencia del PLD, la Iglesia, el empresariado, la justicia y una parte importante de la opinión pública soltó a Leonel en banda porque perdió las primarias según la JCE y como el país vio, y ante ese escenario para él inaceptable, volvió a intranquilizar la paz pública con acciones para desprestigiar a la Junta y consecuentemente afectar al aparato productivo de la nación. Los empresarios, que venían de ver una afectación al turismo -espina dorsal de la economía- se alinearon firmemente en contra de las manifestaciones leonelistas que nadie había hecho en este país.
Pero ahora resulta que después de que una parte importante del pueblo considera que Leonel no debe retornar al poder y apoya a un “cualquiera” como él llamó a Gonzalo, el candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, se aparece como un bombero rescatista de Leonel.
¡Ofrézcome! ¡Cuánta ignorancia en un solo lugar o cuánto oportunismo inútil, de Abinader, como si estuviera en un bazar cazando fortuna!
Se lo digo con toda franqueza: Señor Abinader, usted tenía una gran oportunidad de convertirse en el Presidente de la República, pero sepa que un pueblo jamás va a seguir a un líder tan dubitativo como usted, que aprobó las primarias abiertas de Danilo y ahora mandó a votar por Leonel para que fuera el candidato del PLD, lo cual tengo documentado con, principalmente dos de mis hermanos que son del PRM, que leí sus declaraciones en el Listín Diario favoreciendo una alianza con Leonel y sé que usted se reunió -aunque negó- con Leonel a espaldas de su partido y del millón de peledeístas que votaron contra él. Leonel y Abinader serán derrotados, no porque yo lo diga o lo quiera, sino porque van a enfrentar a un enemigo que tiene las siguientes características: Gonzalo es humilde, lo apoya el danilismo y el gobierno, también el PLD que es el único partido que queda en el país y porque nadie quiere hacer retroceder la marcha de la historia.
Si Leonel me hubiese escuchado hace dos años, hoy no estuviera llorando como mujer, lo que no supo defender como hombre.
¡Cuenten conmigo las estrellas que la tempestad ya pasó!
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