Por Claudio A. Caamaño Vélez
La mayoría de los dominicanos estamos de acuerdo en algo: queremos un cambio. Ahora bien… los cambios se hacen desde el poder, y al poder se llega por dos vías: las armas o los votos.
Acompañaré a mi pueblo en el método que él decida. Pero me gustaría librarle de la amarga copa de la violencia.
Los partidos de oposición y la ciudadanía independiente debemos ir poniéndonos de acuerdo. Consolidar un pacto que garantice un cambio real, no un «quítate tu pa´ ponerme yo». Que fortalezca la democracia, y evite que los que vengan sean iguales a los que están.
Ese pacto debería incluir el establecimiento de un perfil de candidatos. Que obligue a todo aspirante a cualquier puesto, declarar y justificar sus bienes; y que pueda ser objeto de impugnación pública… No podemos llevar candidatos con los mismos males que estamos criticando.
Otro punto sería el referéndum revocatorio. Así presidentes, senadores, diputados, alcaldes y regidores podrían ser destituidos tan pronto el pueblo lo considere. La Constitución dice que: «la soberanía radica en el pueblo», no cada cuatro años, sino constantemente. El referéndum revocatorio es la garantía de que el funcionario no se burlará impunemente del pueblo que lo eligió.
Este pacto debe ser más amplio; fruto de la discusión y el consenso; de la tolerancia, la humildad y el pragmatismo.
Si bien no sería la solución a los problemas del país, de seguro será un buen inicio. Daría paso a un gobierno plural, donde un partido no imponga líneas para hacer leyes mecánicamente, aprobar préstamos sin leer, ni modificar la Constitución por caprichos megalómanos de un presidente sin escrúpulos.
¿Qué garantías habrá de que ese pacto será respetado?.. Quien lo viole, tendrá de frente a un pueblo que ya ha despertado.
Estamos ante la oportunidad de dar el primer picazo en la construcción de ese país que por décadas hemos soñado. Adelante, ya es hora.
(@ClaudioCaamano)
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