Por Asdrovel Tejeda
El sábado 13, con mucha aprehensión a las 3:30 de la tarde, con un sol en el principio de su nadir, salí a un viaje de siete horas, a Hezleton Pensilvania, cargando a cuestas no sólo mi edad, las consecuencias nefastas derivadas del tiro de hace un par de años.
Tenía un largo tiempo de no aventurarme, no solo siguiendo el consejo de facultativos, la voz de la razón, que es la voz más razonable que nos habla desde el discernimiento.
Pues bien, acometí mi viaje por una de las rutas más altas (la 84) de la parte noreste de los EEUU, bella, pero también peligrosa; que me llevó, a cruzar cuatro estados de esta parte, a saber: Massachusetts, Connecticut, New York y Pensilvania, estado donde se encuentra la ciudad de Hezleton. No entraré en detalles de algunas de las peripecias del viaje, sólo diré que debido a un “Tapon” las siete horas se convirtieron en ocho y media.
Por fin llegué; en este punto debo decir que el hotel que encontré quedaba 22 millas después de la ciudad, dado que los hoteles alrededor estaban llenos..!! Solo atiné acostarme, cosa que hice inmediatamente después de bañarme y caer como un tronco, rendido.
El domingo 14, después de una noche de sueño “reparador” desperté doliéndome hasta el pensamiento, me dispuse llegar al parque del evento, saludar, hacer acto de presencia e irme por ahí mismo tan rápido como el correcaminos. Recorrí las 21 millas, busqué el parque, me estacioné, caminé hasta los bordes y de repente, me asaltó la Alegría y el espíritu de pertenencia ( en este punto hasta las dolamas desaparecieron. Entrando por las barreras, el primer conocido que encontré fue a Harry Castillo, que emocionado, antes del saludo formal me dijo: vea usted mi hermano, Ocoa se mudó enterito. Ocoeños de Boston, de New York y sus condados, de Paterson, de Hazleton, de la capital dominicana, de Ocoa!! Cientos de Ocoeños que acudieron al llamado de Damarys, batuta y diseñadora del evento, que junto a su grupo se echaron la canana en la copa dedicada a Pedro Pimentel y el primer convite dedicado al padre Luis.
Ocoeños por Pi Pa y ahí, como siempre, el alcalde de Ocoa y de los Ocoeños donde quiera que estén. Como nota curiosa, en esa ciudad en las elecciones pasadas el actual alcalde, iba por su reelección, pero los números no le daban del todo, entonces llamo a Aneudy, sabedor de la cantidad de Ocoeños residentes en la ciudad, Aneudy vino por un par de días, visitó viejos amigos y constituyentes suyos y, el alcalde se reeligió, con pocos votos, pero ganó. Así que Aneudy es el único alcalde que gana hasta en ciudades de otros países. Un político con visión de largo alcance, preocupado por la gente de su pueblo donde quiera que estén. Imagínese si un residente Ocoeño de Hazleton, un día necesita un servicio o alguna asistencia.
Cientos de Ocoeños ( alguien dijo que un par de miles) parecían unas patronales chiquitas, dijo Odali Ortiz.
Un evento más que exitoso. Saludo y felicito a los organizadores, con Damarys a la cabeza, su grupo, los voluntarios y a todos los asistentes que fueron a encontrarse con sus raíces, a proclamar con orgullo en el corazón y saudade en la memoria, el reconocimiento a sus apellidos y que estén donde estén, son y seguirán siendo Ocoeños de los de “averdad”
El año que viene, aunque lo hagan en Jurumucú, ese evento no me lo pierdo ni que tengan que llevarme en parihuelas, para así, con mi presencia decir firme y alta voz:- De Ocoa soy, de Ocoa vengo, Ocoa anda conmigo en el corazón.
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