Por: Harris Castillo.
Los pueblos de la América infeliz, reconocen a sus grandes hijos, cuando son sus grandes muertos, y es por ello que después de más de 525 años de encuentro con el mundo civilizado, seguimos siendo tan incivilizados como entonces, y dependiendo de un amo, cualquiera sea.
La partida física del ilustrísimo Beethoven Alcántara, nos pone ante la triste realidad retratada por Henríquez y Carvajal, a quien se atribuye la frase que sirve de prolegómeno a este artículo. Realidad triste de la que somos culpables todos por acción u omisión.
Hará poco más de dos años, refutaba la aseveración anti histórica de que el actual alcalde de San José de Ocoa, ha sido “el mejor alcalde que hemos tenido”.
Bethoven Alcántara, de la hidalga familia Nizaera de la que también proviene Guarionex, fue síndico de un municipio que abarcaba Sabana Larga y Rancho Arriba, con un presupuesto que hoy maneja cualquier junta municipal. Durante su gestión, San José de Ocoa fue devastado por David, desde Los Ranchitos hasta La Eneíta, desde Mahoma hasta El Rifle y desde Domingo Frio hasta La Mesa del mismo nombre, se derrumbaron carreteras, caminos y propiedades. Ocoa quedó aislada, incomunicada, y solo había un ayuntamiento.
Ser alcalde antes del 2006 en San José de Ocoa, es formar parte del cuadro de honor de servidor público nacional. La creación de la junta distrital de Sabana Larga en 1988 y de Rancho Arriba en 1989, aligeró la carga financiera y mejoró la capacidad de respuesta del poder municipal a las necesidades de los munícipes ocoeños.
Luego de la separación de San José de Ocoa de la provincia Peravia, gracias al trabajo visionario de José Ramón Mordan, a la sazón diputado de la provincia Peravia en representación de Ocoa, el compromiso cumplido del senador peraviano de entonces Vicente Castillo, y la confluencia de los distintos sectores sociales del entonces municipio, tras la sabia dirección de Ramón Báez, dirigir el ayuntamiento del municipio cabecera se tornó menos complicado.
Por iniciativa de Pedro José Alegría Soto, único senador que ha logrado proyectos específicos para San José de Ocoa, en el periodo comprendido entre los años 2004-2005 fueron creados los distritos municipales Nizao-Las Auyamas, El Pinar y Naranjal-Parra, hasta entonces el alcalde del municipio cabecera tenía que atender las necesidades de esas demarcaciones con los pocos recursos que entonces llegaban a sus arcas.
No es ocioso decir que en la actualidad el ayuntamiento atiende una reducida porción territorial que va desde Los Ranchitos hasta el puente de Sabana Larga, y desde El Canal hasta el San Luis, lo que representa menos de un una cuarta parte del territorio que debían atender los síndicos anteriores.
Con los adornos morales y la pulcritud en el manejo de los recursos que exhibieron síndicos como Eddy Peña, Rafael González, Joaquín Sánchez, Víctor Martínez y Bethoven Alcántara, por citar algunos, así como con el compromiso social demostrado por Manuel Julio Pimentel, Orlando Macea, Ramón Castillo y Alexis Mateo se puede asegurar que hubieran convertido a San José de Ocoa en una Suiza en América, si hubieran manejado más de doscientos millones que maneja el ayuntamiento actual en cada cuatrienio.
El presupuesto de nuestro ayuntamiento del año 2018 fue de 60 millones de pesos, el de pasado año 2019 fue de 65 millones de pesos, según documentos de la prensa local y del sistema de monitoreo de administración pública; lo que hace suponer que el presupuesto del presente año 2020 será superior a los 70 millones. Es decir que en solo tres años nuestro ayuntamiento maneja cerca de 200 millones de pesos, mientras Manuel Julio, Macea, Castillo y Mateo, juntos manejaron menos de 200 millones en 16 años.
La actual gestión municipal tiene luces en la construcción de obras materiales importantes para el municipio, cosa que hemos defendido y defenderemos puesto que son hechos establecidos mas allá de la subjetividad, pero es un acto de irresponsabilidad desconocer los mismos hechos establecidos por la historia reciente que hablan de hombres probos con gestiones brillantes, que corren el riesgo de ser relegados al zafacón de la desmemoria por un marketing político sin compromiso con la verdad.
La actual gestión no ha tenido que enfrentar la construcción de aceras y contenes en los barrios San Luis, San Rafael, San Antonio, El Cocal, las flores, porque ya estaban construidas con fondos del ayuntamiento, sin una federación de municipios fuerte, y sin un presidente con las bolsas del estado abiertas para los ayuntamientos que le son afines; tampoco ha tenido que construir los muros de gaviones para detener los derrumbes en las calles del pueblo abajo y la cooperativa; No ha tenido que construir cementerios; No ha tenido que invertir un centavo en Nizao, Las Auyamas, El Higuito, El Rosalito, Naranjal, Parra, Los Anones, Domingo Frio, Los Corozos, Los Tramojos, La Isleta, El Pinar, como tuvieron que hacerlo las gestiones hasta 2006.
Se nos ha marchado Bethoven, hijo honorable entre la casta de honorables; antes se había marchado Ataulfo, y mucho antes Joaquín, Eddy y Rafael, a ellos y junto a ellos a quienes le sobreviven, debemos reconocerles y respetar su legado, por haber encabezado gestiones municipales que solo pueden ser ignoradas en una sociedad sin propósito, inmediatista, mercurial y negadora de su propia historia.
La actual gestión municipal ha sido buena en materia de cemento y varillas, pero para ser la mejor de todas, frente a gestiones como la de Beethoven y los síndicos anteriores al 2006, no alcanza.
Sed justos lo primero, si queréis ser felices, frase dicha por alguien que fue crucificado; y repetida por otro que murió en la miseria y olvidado en el exilio, pero que sigue siendo útil para aspirar a una sociedad digna.
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