Casi toda la población mundial (el 99%) respira aire que excede los límites de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y amenaza su salud.
La OMS aportó esa cifra este lunes tras actualizar la base de datos de la calidad del aire y antes de que este jueves se celebre el Día Mundial de la Salud bajo el lema ‘Nuestro planeta, nuestra salud’.
Un número récord de más de 6.000 ciudades en 117 países analizan actualmente la calidad del aire, donde sus habitantes respiran niveles poco saludables de partículas finas y dióxido de nitrógeno. Las exposiciones más altas están en los países de ingresos bajos y medios. Los nuevos hallazgos han llevado a la OMS a destacar la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles y tomar otras medidas tangibles para reducir los niveles de contaminación del aire.
La nueva base de datos introduce por primera vez mediciones terrestres de las concentraciones medias anuales de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante urbano común y precursor de partículas y ozono. También incluye valores de partículas con diámetros iguales o inferiores a 10 micras (PM10) o a 2,5 micras (PM2.5). Ambos grupos de contaminantes se originan principalmente en actividades humanas relacionadas con la quema de combustibles fósiles.
Es la más extensa jamás realizada hasta ahora en su cobertura de la exposición a la contaminación del aire en el suelo. Unas 2.000 ciudades o asentamientos humanos más registran datos de seguimiento terrestre de partículas PM10 y/o PM2.5 respecto a la anterior actualización, lo que supone casi seis veces más respecto a 2011, cuando se lanzó la primera base de datos.
NIVEL DE INGRESOS NACIONALES
Los países de mayores ingresos tienen una menor contaminación por partículas, pero la mayoría de las ciudades tienen problemas con el dióxido de nitrógeno. Las personas que viven en naciones de ingresos bajos y medios son las más expuestas a la contaminación del aire, y también son las menos cubiertas en términos de medición de la calidad del aire, pero la situación está mejorando.
En los 117 Estados que analizan la contaminación, el aire en el 17% de las ciudades de los países ricos está por debajo de las Directrices sobre la Calidad del Aire de la OMS (actualizadas el año pasado) para PM2.5 o PM10. En los países de ingresos bajos y medios, la calidad del aire en menos del 1% de las ciudades cumple con los umbrales recomendados por la OMS.
En el ámbito mundial, los países de ingresos bajos y medios todavía experimentan una mayor exposición a niveles poco saludables de partículas en comparación con el promedio mundial, pero los patrones de NO2 son diferentes y muestran menos diferencias entre los de ingresos altos y los de ingresos bajos y medios.
Alrededor de 4.000 ciudades y asentamientos humanos en 74 países recopilan datos de NO2 a nivel del suelo. En conjunto, sus mediciones muestran que solo un 23% de las personas en estos lugares respiran concentraciones promedio anuales de NO2 que cumplen con los niveles de la versión recientemente actualizada de las Directrices de Calidad del Aire de la OMS.
«Después de sobrevivir a una pandemia, es inaceptable tener todavía siete millones de muertes prevenibles e innumerables años perdidos prevenibles de buena salud debido a la contaminación del aire. Eso es lo que estamos diciendo cuando miramos la montaña de datos, evidencia y soluciones disponibles sobre la contaminación del aire. Sin embargo, todavía se están destinando demasiadas inversiones en un medio ambiente contaminado en lugar de en un aire limpio y saludable», recalcó Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
ENERGÍA LIMPIA
La base de evidencia sobre el daño de la contaminación del aire al cuerpo humano ha ido creciendo rápidamente y apunta a una afección significativa incluso por niveles bajos de muchos contaminantes atmosféricos.
Las partículas, especialmente PM2.5, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, lo que causa impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (accidente cerebrovascular) y respiratorios. Existe evidencia emergente de que estos contaminantes afectan a otros órganos y también causan otras enfermedades.
El NO2 se asocia con enfermedades respiratorias, particularmente asma, lo que lleva a síntomas respiratorios (como tos, sibilancias o dificultad para respirar), ingresos hospitalarios y visitas a salas de emergencia
El año pasado, la OMS revisó sus Directrices sobre la Calidad del Aire, que son más estrictas en un esfuerzo por ayudar a los países a evaluar mejor la salubridad de su propio aire.
«Las preocupaciones energéticas actuales ponen de relieve la importancia de acelerar la transición hacia sistemas energéticos más limpios y saludables», apuntó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, quien añadió: «Los altos precios de los combustibles fósiles, la seguridad energética y la urgencia de abordar los desafíos de salud gemelos de la contaminación del aire y el cambio climático, subrayan la necesidad apremiante de avanzar más rápido hacia un mundo que sea mucho menos dependiente de los combustibles fósiles».
MEDIDAS GUBERNAMENTALES
Varios gobiernos están tomando medidas para mejorar la calidad del aire, pero la OMS pide una rápida intensificación de las acciones para adoptar o revisar e implementar las normas nacionales de calidad del aire de acuerdo con las últimas directrices de calidad del aire de esta agencia de la ONU; analizar la calidad del aire e identificar las fuentes de contaminación del aire, y apoyar la transición al uso exclusivo de energía doméstica limpia para cocinar, calentar e iluminar.
Construir sistemas de transporte público seguros y asequibles y redes amigables para peatones y bicicletas; estándares más estrictos de emisiones y eficiencia de los vehículos, y hacer cumplir la inspección y el mantenimiento obligatorios para el vehículo; invertir en viviendas energéticamente eficientes y generación de energía, y mejorar la gestión de residuos industriales y municipales son otras medidas.
Asimismo, la OMS apuesta por reducir la incineración de residuos agrícolas, los incendios forestales y ciertas actividades agroforestales (por ejemplo, la producción de carbón vegetal), e incluir la contaminación del aire en los planes de estudio para los profesionales de la salud y proporcionar herramientas para que participe el sector de la salud.
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