Por: Guido Ciprian
A propósito del lamentable atentado al que fue sometida una multitud que trataba de divertirse en un concierto en Las Vegas, Estados Unidos y terminó en la tragedia más alarmante en la historia norteamericana después del 11 de septiembre de 2001.
Más de medio centenar de muertos y más de quinientos heridos por la lluvia de balas de un desalmado, armado como el que más y sin un mínimo de respeto por la vida, que según el reporte policial llenó de proyectiles a los miles de asistentes en un concierto en la ciudad que nunca duerme pero que paradójicamente durará mucho para despertar de esa pesadilla.
Es evidente que el terrorismo no tiene límites porque esto ocurre el 2 de octubre que se conmemora a Mahatma Gandhi y por él el día de la no violencia, y se da la masacre más grande de la historia moderna de EE.UU.
Cuidemos el lenguaje
Pero hay un terrorismo en la comunicación y el vocabulario de parte de los «comunicadores» de estas tragedias que pasa desapercibido y en mi condición de humano primero y periodista luego, no puedo pasar por alto.
Fueron varias las cadenas que para asegurar que no había grupos terroristas reconocidos en torno al caso, manifestaron que no se trataba de un acto terrorista (grave error) porque el terrorismo se ha marcado como una exclusividad de grupos procedentes de otras localidades, y todos sabemos que todo acto de magnitudes hasta menores y que atentan contra personas o propiedades son atentados y quien las ejecuta es un terrorista.
Medios que hacen sin darse cuenta que la gente común se haga este tipo de ideas en su subconsciente y crezca el racismo sin proponérselo porque repiten lo dicho por llamados «expertos periodistas» y eso se propaga en las redes sociales y en medios internacionales.
El terrorismo es un mal que nos toca a todos, nos afecta a todos y lo puede ejecutar cualquier individuo no importa su procedencia, por lo que somos los «comunicadores» los llamados a informar pero sin cometer injusticias lingüísticas imperdonables.
No es mi intención dar cátedras de buen periodismo pero si el de procurar que muchos no interpreten lo que no es justo en medio de un acto tan injusto como ese.
Todo el que tiene un mínimo de conciencia no debe ni preguntarse si es o deja de ser terrorismo ese atentado, lo que no dudo es que si fuese identificado un extranjero y preferiblemente musulmán, solo se estuviera buscando qué vinculación tiene pero sin dejar de mencionar el nombre del acto (terrorista) como ese.
No entiendo y sé que muchos tampoco en lo más mínimo, cómo es posible que existan mentes tan malvadas como las que ejecutan a sus semejantes de forma inexplicable, pero ya que puedo entender un poco de periodismo trato de llamar la atención de los que informamos para no llenar de odio disuasivo los corazones ya dolidos.
Es indiscutible que fue un acto cobarde, irresponsable, abusivo y terrorista, aunque no sea de los «terroristas preferidos» por lo que no debemos ser irresponsables y crear en los repetidores tuiteros a «terroristas del lenguaje por ignorancia».
La humanidad se deteriora por falta de humanismo o por el humanismo selectivo a veces. ¡Que Dios nos agarre confesados pero mientras nos confiesa tratemos de enriquecer el amor los unos por los otros y el conocimiento!
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