Escrito Por: Profesor Albin Yanil Diaz Calderón
En el rincón suave donde el silencio reposa,
donde las estrellas tejen sueños de luz,
bajo la luna que asoma como hermosa diosa,
mi corazón susurra, tembloroso, por ti, su cruz.
El amor se despliega como un velo de seda,
un perfume que abraza el aire en la brisa,
cada mirada, un eco, cada palabra, una rueda,
que gira y nos atrapa en su danza precisa.
Tu risa es un canto que desata los mares,
con olas de risas que ahogan el temor,
y en la distancia, los suspiros son a pares,
melodías que brotan en un cálido ardor.
Eres fuego sagrado, llama que ilumina,
en la penumbra, un faro de eterna devoción,
cada latido tuyo en mi pecho determina
un universo entero, un eco, una canción.
Caminamos en círculos, en senderos de sueños,
donde el tiempo se rinde, y el ayer se desvanece,
y en la mirada profunda, hallamos los pequeños
milagros cotidianos que el amor establece.
Así, en este abrazo, en esta entrega sincera,
mis manos se funden en la fragilidad,
donde el alma se anida, donde todo se espera,
y el amor florece en su dulce eternidad.
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