El próximo domingo la población hábil del pueblo dominicano está convocada para concurrir a un proceso electoral, el cual debió ser celebrado el tercer domingo del mes de mayo, al tenor del artículo 209 de la Constitución, pero que ante la situación de la pandemia en medio de la cual nos encontramos tuvieron que ser pospuestas para la fecha indicada. En estas se elegirán a los representantes del Poder Ejecutivo y a los del Congreso Nacional.
Es claro que en cada proceso electoral hay grandes retos por todo lo que hay en juego desde las diferentes perspectivas en que se enfoque, pero la realidad es que “los procesos electorales son la forma legal y pacífica para disputar y discutir, en el terreno político, las diferencias ideológicas y de principios de diferentes partidos políticos que contienden, durante una elección, por el poder público”.
Bajo estos enunciados es entendible que en tanto se trata de un certamen electoral debe ser celebrado de manera pacífica, de tal manera que se traduzca en una fiesta de la democracia. No puede ser visto como una lucha entre la vida y la muerte; simplemente ha de ser un proceso limpio, transparente, que es la única manera a su vez de que los resultados puedan ser aceptados por quienes no resulten favorecidos por el voto popular. Eso sólo es posible lograrlo garantizando un proceso lo más equitativo posible, al que concurra la población votante de forma libre y pacífica para decidir con su voto a quienes escogerá como sus autoridades.
Como es sabido “una de las características fundamentales de las sociedades democráticas es la realización de elecciones libres”; de ahí la importancia que encierran los procesos electorales, pues son en la mayoría de los casos uno de los escenarios en los que la inmensa mayoría puede participar de manera directa en la construcción de la democracia.
De más está decir que las del próximo domingo 5 de julio de 2020 son unas elecciones muy especiales en tanto son las primeras que celebraremos en medio de una pandemia, lo que demanda a su vez una mayor conciencia de la ciudadanía para observar los cuidados necesarios desde el punto de vista sanitario, como una manera de reducir las posibilidades de contagio y propagación del delicado virus. (Covid-19)
No se puede cometer el error de caer en descuidos para nuestra salud, aunque sabemos que cuando se celebran actividades de masas organizadas por los partidos políticos y sus principales líderes, lo que incluye a las máximas autoridades públicas del país, se puede dar una visión equivocada de que no estamos ante un verdadero peligro, como acontece en esta ocasión.
Debemos cuidarnos lo mejor posible siempre, así como a la hora de acudir al compromiso cívico que tenemos pautado para el domingo próximo, pues es nuestra responsabilidad y deber acudir a esa cita sagrada con la democracia.
Además, las elecciones revisten gran importancia porque “es imposible que una sociedad entera pueda tomar decisiones de manera unánime, adecuada y oportuna”, por lo que “se requiere… dar cierto poder de decisión a un individuo o a un grupo de ellos, para que, como representantes del pueblo, gobiernen en favor de los intereses de toda la población”.
Así las cosas, todos tenemos el compromiso de asistir libremente a ejercer nuestro derecho al voto, pues en atención con el artículo 208 de la vigente Constitución: “Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno… El voto es personal, libre, directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto”; postulados que igualmente contempla la Ley 41-08, sobre Función Pública en su artículo 80, numeral 14, al disponer que: “A los servidores públicos les está prohibido…: requerir, inducir u obligar a sus subalternos a participar en actividades políticas o partidistas, sea en su provecho o en provecho de terceros”.
Todo esto nos deja claramente establecido que se trata de un proceso que debe ser lo más civilizado posible, pues de lo que se trata es de que cada cual tenga la plena libertad de poder escoger a quien entienda conveniente, pero la participación masiva es muy importante de manera que quienes resultaren electos –los que sean- puedan gozar de la legitimidad necesaria. Así que, reiteramos, todos debemos acudir a esa cita histórica con la democracia y hacerlo de manera pacífica y ordenada.
A ese certamen electoral debe acudirse en completa calma, civismo, respetando el derecho de los demás; elecciones que como lo pauta el artículo 211 de la Ley Sustantiva deberán ser organizadas, dirigidas y supervisadas por la Junta Central Electoral y las juntas electorales bajo su dependencia, las cuales tienen la responsabilidad de garantizar la libertad, transparencia, equidad y objetividad de las elecciones.
El autor es Juez Titular de la Segunda Sala del Tribunal de Ejecución de la Pena del Departamento Judicial de San Cristóbal, con sede en el Distrito Judicial de Peravia.
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