Por: Frank Casado
A partir de la década de los 60, ajusticiado ya el tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, el ciudadano de San José de Ocoa siempre aspiró a una superación por encima del medio ambiente, y es así como siempre rodeó a los buenos maestros que por alguna razón se radicaran en la localidad aún cuando su permanencia fuera de poca duración.
Muchos renombrados profesores, Ramona Lavigne, Santa Báez, Ramón Báez, William Darío Mejía, etc, fueron mentores de la juventud ansiosa de saber que las lecciones de aritmética, gramática, moral y nociones de geografía e historia no era lo único que se aprendía.
Con la llegada del gran ciudadano Ocoeño, William Darío Mejía a la plantilla de educadores de la enseñanza nacional y la implantación de su código de estudios, se despertó más el entusiasmo de la juventud para el estudio y lo acompañaba con el ingreso a grupos culturales como Poesía y Teatro, al igual que se enrolaban en equipos de beisbol, baloncesto, volibol, o la práctica de algún deporte de mesa.
Ya antes existían algunos clubes culturales y deportivos, pero nos atrevemos a afirmar que a partir del 1970 es cuando florecen los grupos juveniles con ansias de saber y de proyectar sus conocimientos a la generalidad, la mayoría de los más avanzados colaboraban en diarios, fundaron periódicos, escribían en revistas para poner el pedazo de tierra en donde nacieron al nivel cultural de los más avanzados pueblos de la República Dominicana.
William Darío Mejía, amante de las letras, uno de los forjadores continuos de la cultura, muy rica de entonces, con tradiciones en las que se manifestaba su diversidad, tuvo la buena suerte de encontrar buenos amigos y buenos alumnos que siguieron sus dicterios culturales al pie de la letra.
Ya existía en Club Deportivo Avance Ocoeño. Y, a mediados de la década del 1970, éste profesor forma el Club Deportivo y Cultural Nuevo sendero.
Es de todos conocido la necesidad de fomentar el deporte en la juventud, ya que los alejan del flagelo de las drogas y la delincuencia. Además, permiten y un sano entretenimiento.
Los clubes deportivos y culturales en las décadas de los 70, 80 y 90, tenían influencias en los jóvenes, ya que el desarrollo de actividades culturales y deportivas era contínua y permitía la integración de los muchachos.
En el año 1976 se establece el Club de Leones Ocoa Inc. En esta provincia, desarrollando actividades y jornadas médicas que han impactado directamente a os residentes en esta provincia de Ocoa.
Ha llevado a cabo cientos actos de servicios, proyectos medioambientales, actos que involucran a la juventud ocoeña a través de la alfabetización y la educación y la gran cantidad de jornadas médicas y de servicios de cuidado visual.
Para el año 1985, el Club Rotario, institución sin fines de lucro llega a San José de Ocoa, la cual fue creada para ayudar a las comunidades más necesitadas de la provincia. Contribuyendo con el desarrollo de varios proyectos, como son, proyectos de instalación de filtros potabilizadores de agua e instalación de filtros clorinadores en acueductos comunitarios, operativos médicos odontológicos, construcción de letrinas en varias comunidades, reconstrucción de viviendas y apoyo a la hidroeléctrica de El Limón, entre otras actividades.
Cuando nace el Club Avance Ocoeño, en sus inicios se presentaba como un club deportivo; tenía equipos de baloncesto y Volibol. Más tarde se forma el ala cultural de esta organización con un grupo de poesía.
A decir verdad, la institución deportiva y cultural que dá renombre a Clubes, lo es el Nuevo Sendero. Nace, conjuntamente, con sus equipos deportivos y sus grupos culturales de Teatro, poesía, baile, cantantes, etc.
Para la época era toda una costumbre en Ocoa, en relación con el sentido festivo, incluir presentaciones de los clubes culturales en cada uno de los programas a desarrollar, principalmente en las fiestas patronales.
Quien no recuerda el famoso grupo de baile cuando agitaban las chicas sus faldas, y los hombres sus sombreros, para bailar el Carabiné.
Para bailar el carabiné se escogía un grupo de parejas, no más de doce, y entre ellas el director de la danza, que llamaban mandador o batonero, quien era responsable de los pasos y giros que se debían efectuar, los ordenaba en alta voz.
Muchos recuerdan a “Negrito Baton Ballet”, quien era el mandador o batonero, cuando luego de iniciar la danza con un movimiento general de balanceo, y terminado este primer paso para los caballeros en orden de una rueda, iban cambiando de dama hasta llegar a aquella con quien iniciara el baile.
Ya en la década de los 80 nace el Club Deportivo y Cultural Víctor Jara, el primer Club de la provincia que tuvo un local rentado, donde hacían sus reuniones y ensayos, y que funcionaba una biblioteca pública. Su Mentor fue Alexis Casado, junto a una decena de jóvenes preocupados por la cultura de San José de Ocoa.
Y así fueron naciendo varios clubes; especialmente en la perisferia del municipio cabecera, que en su momento desarrollaron una importante labor en defensa de la cultura y el deporte. Club Andrés Pimentel, Club Juan del Carmen Martínez, entre otros.
Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el avance de los clubes deportivos y culturales en nuestra provincia, en ésa época, debemos agradecerle a William Mejía, un hombre sencillo y humilde, ejemplo a seguir. Propulsor y ejecutor de la revolución cultural más grande en los últimos tiempos en San José de Ocoa y ahora, por igual, en el lugar donde reside, en la provincia de Azua.
Dicen en San José de Ocoa que Willíam Mejía vivió lleno de ilusiones y se marchó con la misma mochila repleta de cultura. Nos parece escucharlo, cuando decía: “No dejen apagar la voz de la tradición, les exhorto a contar las historias que los abuelos nos cuentan”.
Hemos estado perdiendo, sin darnos cuenta, los elementos distintivos de nuestra identidad cultural, lo que no parece importarles a muchos.
Hace años que los clubes están perdiendo ese rol mediador entre las drogas, la delincuencia y el ocio. Sencillamente estas entidades, enclavadas en los barrios marginados se encuentran secuestradas por “lideres” dictatoriales.
Y peor aún, los pocos que existen se ven influenciados por los partidos políticos que inciden en los mismos.
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