La prensa nacional se hizo eco de las declaraciones del Ministro de Educación Roberto Fulcar tras este indicar que “No habían encontrado nada para el inicio del año escolar 2020-2021” al momento de tomar posesión en su cargo el pasado lunes 17 en la sede de la institución.
Es decir, las autoridades salientes encabezadas por el ex ministro de educación Antonio Peña Mirabal no prepararon ni planearon absolutamente nada que permitiera a las autoridades entrantes dar inicio a las distintas jornadas educativas en el sector público.
Pasadas esas declaraciones se anunció que el día jueves 20 a las de la tarde, tres días después de asumir la dirección del ministerio se presentaría “un plan para la educación” 2020-2021.
Finalmente se pospuso la presentación del “plan” para el día en que debió dar inicio originalmente el año escolar, el lunes 24 de agosto, entre las razones que motivaron la posposición se encontraron que “organismos nacionales e internacionales habían mostrado interés en ser parte de las soluciones que se presentarían”.
¿No sería más bien que hubo improvisación al anunciar “un plan para la educación” luego de declarar que no habían encontrado nada de las autoridades salientes? ¿No fue esto precipitado?
¿Cómo es posible que en 3 días se hiciera un levantamiento de la realidad de los centros educativos a nivel nacional tomando en cuenta al menos variables básicas de las cuales ha adolecido por años nuestro país? Nos referimos a energía eléctrica y agua potable esta última en caso de que las clases sean en la modalidad semipresencial.
Se anunció que todos los estudiantes «dispondrán de una tablet o laptop”, ¿Tiene acceso a Internet la matricula pública estudiantil que permita el uso y seguimiento en esos dispositivos?
¿Está preparado nuestro cuerpo docente para impartir docencia en la modalidad virtual?
Entendemos que no es solo elegir una plataforma de las tantas disponibles y luego marcar unidades a los alumnos.
Moodle, Google Classroom y Edmodo por mencionar 3 de las populares, requieren de la programación de contenidos y el llenado de plantillas que permitan la interacción de los alumnos con sus maestros, así como la definición los objetivos de cada una de las unidades que se serán impartidas por estas vías.
SERÍA IMPRUDENTE
El Ministerio de Educación no se puede dar el lujo y mucho menos el gobierno de dar inicio a un año escolar bajo las complejidades actuales. No se trata de improvisar en medio de la pandemia de Covid-19 que nos azota.
Todos coincidimos en que sería “imprudente” enviar a nuestros hijos a los centros educativos, puesto que estarían expuestos al contagio y se convertirían también en transmisores potenciales del virus.
Por lo expuesto tampoco están dadas las condiciones para dar inicio al año escolar haciendo uso de la modalidad virtual.
LO MÁS SENSATO
Entendemos que lo más sensato tanto para el gobierno que recién inicia como para toda la clase educativa (nos permitimos incluir también al sector privado) sería tomar los meses calendarios que le restan al año 2020, es decir septiembre, octubre, noviembre y diciembre para dar respuestas a las preguntas formuladas anteriormente.
Esas respuestas pudieran ser el insumo para la formulación de un año escolar adaptado a esta nueva realidad que nos ha tocado vivir, dando inicio en el mes de enero y concluyendo en el mes de julio, 7 meses de clases con una buena programación serían más que suficiente en todos los ciclos que componen nuestro sistema educativo.
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