Escrito Por: Neury Tejeda
Semana Santa siempre ha sido una de las fechas más importantes para San José de Ocoa. No solo por su significado religioso, sino porque representa un tiempo de reencuentro, turismo interno y dinamismo económico para nuestra provincia. Cientos de visitantes, tanto ocoeños ausentes como turistas de distintas partes del país, llegan con entusiasmo a disfrutar de nuestros ríos, montañas y hospitalidad. Pero este 2025, lo que debería ser una temporada de orgullo y alegría, se convierte en motivo de preocupación e indignación.
El tramo Nizao – Ocoa, una de las principales vías de acceso a nuestros balnearios, se encuentra en estado crítico y prácticamente intransitable. Quien se atreva a recorrerlo encontrará zanjas, lodo, desniveles, y un riesgo constante para conductores y familias enteras que se movilizan en esta Semana Mayor. Esta situación no solo pone en peligro vidas, sino que mancha la imagen de una provincia que, a pesar de todo, sigue recibiendo con los brazos abiertos a quienes la visitan.
Lo más indignante es que este caos no es producto de la naturaleza, sino de la irresponsabilidad humana y el silencio cómplice de las autoridades. El deterioro de la vía fue provocado por los trabajos de un acueducto que aún no ha sido terminado, pero cuyos trabajos en ese tramo ya concluyeron. Sin embargo, como si no importara la vida de los ciudadanos, la carretera quedó abandonada, dañada y olvidada, sin ninguna acción inmediata para su reparación.
Y aquí nos surgen grandes interrogantes:
¿De qué sirvió reparar el tramo Rancho Arriba – Nizao, si luego iban a destruir el más transitado, que es el Nizao – Ocoa?
¿Cuál fue el propósito de esa inversión, si al final el daño y el abandono terminan anulando cualquier avance?
Porque no nos engañemos: el trayecto Nizao – Ocoa es mucho más transitado que Rancho Arriba – Nizao, especialmente en estas fechas. Es por ahí que entra la mayoría de los visitantes, es por ahí que se movilizan las familias, los jóvenes, los turistas y los comerciantes. Y es ese mismo trayecto el que hoy está en ruinas, sin ningún plan visible de reparación ni operativo de prevención que garantice la seguridad ciudadana.
Es inaceptable que, a tan solo días del inicio de la Semana Santa, no veamos brigadas trabajando, señalización alguna, ni presencia del Ministerio de Obras Públicas tomando control de una situación que puede convertirse en tragedia.
Hacemos un llamado firme y urgente a las autoridades competentes:
Actúen ahora. No después de una desgracia. No después de una pérdida humana. No después de que sea demasiado tarde.
Los ocoeños estamos cansados de promesas vacías y de ver cómo nuestras necesidades quedan siempre en segundo plano. Hoy levantamos la voz por una causa justa: la seguridad de nuestra gente y el respeto a quienes nos visitan.
Ojalá este mensaje llegue donde tiene que llegar.
Ojalá esta Semana Santa no se convierta en una más de esas fechas que recordamos con dolor, por culpa del abandono.
Comentarios...