Por Nóbel Mejía.
Sin lugar a dudas, tras el reciente anuncio del alcalde Aneudy Ortiz de que optará por un nuevo mandato al frente de la principal alcaldía de la provincia San José de Ocoa, las posibilidades de Fernando Castillo, ficha principal del Partido Revolucionario Moderno (PRM), se reducen. Resultando así en un panorama que, poco a poco, se pone extremadamente “interesante”.
Se esperaba que Ortiz inclinara la balanza hacía el lado congresual, específicamente buscando una diputación, opción que despejaría el camino a Castillo. Por alguna razón, bien sea personal o motivada por el ingeniero Miguel Vargas, alias “el pollo” ha decidido echar el pleito en el mismo terreno.
En las elecciones de 2016 Fernando Castillo casi puso en jaque mate al actual alcalde. El asunto fue tan relativamente cerrado que propició impugnaciones. Por una razón muy sencilla, es poco probable que ese escenario se repita en una segunda confrontación: Aneudy ha subido los bonos y su popularidad va en crescendo. Se respira en las calles y en las redes sociales, terreno último que se ha convertido en presagiador por excelencia.
Castillo puede ser el alma más caritativa del mundo pero su marketing es muy pobre, mal trabajado. Salva un poco su situación el hecho de formar parte de un “partido fuerte”, aunque esa organización no está dando palos certeros o lo hace a ciegas.
Aneudy tampoco tiene todas las de ganar, a menos que repita el fenómeno de la victoria de Pedro Alegría. Su partido, el Revolucionario Dominicano (PRD), es la franja minoritaria de la división Hipólito Mejía – Miguel Vargas. No hay que ser un genio para saber que sólo una alianza con el Partido de la Liberación Dominican (PLD) le garantiza los votos extra partido necesarios para ganar. El binomio puede depender si la cosa es con Danilo Medina o con Leonel Fernández, si la alianza en la provincia es total o parcial. Luce que los amoríos son con el primero.
En cualquier escenario, si el PRD decide buscar suerte propia, el triunfo de Ortiz Sajiun no debe celebrarse por adelantado. Si el binomio va, escriba con tinta china que Aneudy se queda en la alcaldía. Desde luego, es posible que más adelante se armen otros muñecos con el alcalde propuesto en otras direcciones. La política es ciencia, estrategia, conveniencia y momentum.
El PLD Ocoa está resuelto a buscar suerte propia y luce cansado de tanto sacrificio para complacer alianzas. Marcionilo Castillo se lanzó al ruedo, mientras Abraham Martínez dejó saber le interesa el puesto. Cruz Manuel Matos es una “figura poderosa” que está al acecho, aunque esta vez parece más sigiloso. Es así como seguirá el desfile de otros que se presentarán al baile.
En un escenario de independencias PLD – PRM – PRD, el oficialismo tiene altas posibilidades de ganar la alcaldía, siempre y cuando el candidato sea “atractivo”. El PRD por cuenta propia es muy difícil que pueda lograrlo, a menos que resulte el fenómeno aquel. En una ruptura local PRD-PLD, el PRM puede presentar un buen pleito, retener lo ganado e, incluso, ampliar el terreno. Es un partido a temer porque en 2016 le ganó terreno local clave a la “poderosa alianza”.
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