Mientras el Ministerio de Medio Ambiente tiene años tratando de impedir las labores agropecuarias para proteger la cuenca alta del río Nizao, esas mismas autoridades están permitiendo proyectos en San José de Ocoa que provocan graves daños en la cuenca media donde se afectan arroyos que son importantes tributarios de ese acuífero.
El daño más grave a la cuenca del Nizao se está perpetrando en la periferia del arroyo La Ciénaga, donde se han talado decenas de árboles para adecuar un proyecto de plantación de aguacates conocido como la finca de Tota, que sería propiedad del exsenador Pedro Alegría.
Igualmente, Medio Ambiente ha autorizado o permitido que los constructores de la carretera Nizao-Rancho Arriba depositen los materiales removidos en el lecho del río Nizao, en el sector conocido como Los González, los que serán arrastrados hacia el lago de la presa de Jigüey en la primera crecida de este acuífero.
Otro desastre ecológico que permiten las autoridades de Medio Ambiente en Ocoa es la construcción de un reservorio en la loma de La Cruz, al oeste de la ciudad, que es una zona protegida que fue donada a los ocoeños por los agroproductores Aliro Encarnación y Rafael Read, y declarada reserva natural conforme a la ley.
El reservorio es construido por el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado (Inapa) sin contar con estudios de impacto ambiental y en una zona de alto peligro para la ciudad porque se registran constantes derrumbes por no ser tierra firme.
El Nizao, con sus tributarios ríos Banilejo, Mahoma, Mahomita y los arroyos La Bocaina, El Higuito, Los Macos, Cazuela, La Ciénaga, Jigüey y otros, son las fuentes que abastecen los lagos de las hidroeléctricas Jigüey, Aguacate, Valdesia, que generan electricidad para el sistema nacional y abastecen los acueductos de Santo Domingo, San Cristóbal y Baní.
Esas mismas aguas llenan el contraembalse de Las Barías, en Baní, que surte los canales Nizao-Najayo y el Marcos A. Cabral, que irrigan miles de tareas en San Cristóbal y Peravia.
Ante estas acciones que provocan daños irreversibles en los ecosistemas y fuentes de agua, las principales organizaciones comunitarias y profesionales de Ocoa han emitido un comunicado en el que piden al presidente Luis Abinader que ordene detener esas agresiones en una zona de tanta importancia para la producción de agua.
Reclamo de los ocoeños
En un comunicado emitido por la Fundación Ocoa de Pie, Ecologistas de El Maniel, Asociación Productores de Aguacates de Ocoa (ASOPRAMA), Fundación Antonio Castillo, Fundación Juventud y Naturaleza y la Regional Sur del Colegio Médico Dominicano, estas organizaciones denuncian los graves daños al río Nizao y a la loma de La Cruz y reclaman paralizar de inmediato esas acciones contra la sostenibilidad ambiental de Ocoa.
“Manifestamos ante la opinión pública nuestro rechazo a las talas indiscriminadas de importantes zonas boscosas del municipio, acciones que están deteriorando ambientes críticos de invaluable valor hidrológico en toda la geografía de la provincia, poniendo en peligro de extinción a importantes especies de flora y fauna silvestre únicas de nuestra la Isla”, expresa el comunicado.
Sostienen que las acciones depredadoras se realizan con la autorización o anuencia del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, tanto de la sede central como del departamento provincial; pero lo más grave de estos hechos, es que ninguno de estos proyectos cuenta con los estudios de impacto ambiental como lo ordena la Ley 64-00, que establece que ante de hacer una intervención en cualquier área natural debe realizarse una evaluación de impacto como requisito fundamental para que el Ministerio de Medio Ambiente pueda otorgar la licencia ambiental”.
Denuncian, además, que el Ministerio de Medio Ambiente debió exigirle al propietario de la finca de aguacate en la periferia del arroyo La Ciénaga un estudio de impacto ambiental, así como un detallado estudio hidrológico para determinar se puede usar las aguas del arroyo y la autorización de la Junta Distrital de La Ciénaga, como lo requiere la Ley 176-07, sobre organización municipal.
Apuntan que “las acciones depredadoras que se han ejecutado en la finca de Tota ya han ocasionado daños irreversibles a la foresta del lugar con la tala de árboles nativos y endémicos como pino, cabirma, pino de teta, caya, cigua, entre otros”.
Las organizaciones advierten que “por carecer de los estudios ambientales correspondientes nunca se sabrá los impactos negativos que estas irresponsables acciones han ocasionado a los recursos naturales y la biodiversidad de la zona”.
Manifiestan que el Ministerio de Medio Ambiente no debió ignorar que este proyecto de aguacate a gran escala está ubicado en la cuenca media del río Nizao, “un componente de suma delicadeza que las autoridades no tomaron en consideración para otorgar este permiso, por el alto consumo de agua que tendrá esta plantación”.
“Esta actividad indudablemente que tendrá efectos demoledores sobre los ya exiguos caudales superficiales y subterráneos del menguado arroyo La Ciénaga, que es tributario del río Nizao, del cual se va usar el agua para la irrigació”, apuntan las organizaciones comunitarias de Ocoa.
Daño a loma La Cruz
En el caso de La Cruz, Inapa inició la construcción de un reservorio para el acueducto en esta loma, obra que ya ha dañado parte de la cobertura boscosa y el hermoso paisaje de esa emblemática montaña de San José de Ocoa.
“Es inaceptable que esta intervención se haya hecho violando las leyes 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la 202-04 sobre Áreas Protegidas, las Resoluciones No. 03, del año 2010 del Ayuntamiento Municipal que declaró esta loma como Reserva Municipal, a los artículos 16 y 19 de la Ley 176-07 que rige a los cabildos y también, la Resolución No. 20, emitida el 14 de noviembre de 2011 por el Ministerio de Ambiente que le confirió mayor categoría de conservación, al declararla Reserva Natural Loma La Cruz”, indica el comunicado.
Agregan que tampoco se ha realizado un estudio geológico, hecho por una compañía con experiencia, un aspecto de suma importancia que debería tomarse en cuenta, conociendo que San José de Ocoa está asentada sobre un sistema de fallas tectónicas, las cuales provocan frecuentes microsismos.
Fuente: Listin Diario-Felipe Ciprian
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