Por: Wilfredo Tejeda Castillo
En 1962, específicamente el 20 de diciembre, se efectuaron las primeras elecciones democráticas en República Dominicana durante casi cuarenta años.
Los principales actores de ese proceso fueron el profesor Juan Emilio Bosch y Gaviño (Juan Bosch), candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Viriato Fiallo, candidato de la denominada Unión Cívica Nacional, organización compuesta por las clases poderosas del país, que en su mayoría se oponían a Trujillo pero pretendían heredar los bienes y empresas del tirano, a los que Bosch, en un lenguaje popular llamaba TUTUMPOTES.
La otra fuerza política influyente, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), decidió no participar en las elecciones, aunque respetaría los resultados de las mismas, en cuanto estos fueran transparentes y no vulneraran la voluntad del pueblo. Dicho movimiento era liderado por el Joven abogado Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo Tavares). Juan Bosch, ganó de forma abrumadora esas elecciones.
El 27 de febrero de 1963, Bosch se juramentó como presidente constitucional de la República Dominicana. Iniciando así, lo que se conoce como el gobierno más democrático, popular, defensor de los valores patrios y morales del país, los mejores intereses de la patria, así como su soberanía y dignidad.
Se promulgó una nueva Constitución, considerada como una de las más avanzadas, democráticas y progresistas del continente, que entre otras cosas prohibía la reelección consecutiva. En corto tiempo, Bosch daba ejemplos claros de “un gobierno del pueblo, y para el pueblo”. Una verdadera democracia. Pero a los siete meses de gestión, un grupo de militares y civiles con apoyo de los Estados Unidos y la iglesia católica, fraguaron un golpe de estado contra Bosch que se realizó el 25 de septiembre de 1963, siete meses después de instalado el gobierno.
Corta fue la democracia y el respeto a la voluntad del pueblo. Este hecho le ha costado al país casi medio siglo de atraso, corrupción y pobreza. Poco después, Manolo Tavares, junto a otros valiosos jóvenes dominicanos del 14 de junio perdieron su vida en las «escarpadas montañas» luchando por el respeto a la constitución y la voluntad del pueblo violadas con el golpe de estado a Bosch.
Se instauró un gobierno de la oligarquía compuesto por tres personas, denominado como el triunvirato, que en poco tiempo se fue reduciendo hasta quedar en manos de una sola persona; Donald Read Cabral, un genuino representante de las clases poderosas de la nación y garante de los intereses extranjeros, aunque fuera en perjuicio de los dominicanos.
Dentro de las fuerzas armadas, no solo había militares golpistas y oligarcas, sino que también estaban un grupo de jóvenes oficiales, coroneles en su mayoría, encabezados por Rafael Tomas Fernández Domínguez, comprometidos con los mejores intereses de la patria, quienes tenían un plan para reinstalar a Bosch en el gobierno. Para tales fines convencieron al joven coronel Francisco Alberto Caamaño y otros militares respetuosos de su uniforme y de su constitución.
Luego de varios intentos, estando Juan Bosch en Puerto Rico. La tarde del sábado 24 de abril de 1965, a través del programa radial “Tribuna Democrática” el joven político, José Francisco Peña Gómez, anuncia al país que un grupo de jóvenes militares liderados por el coronel Francisco Alberto Caamaño acaban de dar un contra golpe al gobierno del triunvirato, con el objetivo de reinstalar a Juan Bosch en el gobierno, como lo quería el pueblo y por el respeto de la constitución de 1963.
De inmediato el pueblo se lanza a las calles, reclamando el regreso de Bosh y su constitución. El derrocado triunvirato y los militares oligarcas de San Isidro tratan de impedir el contra golpe, pero el pueblo luchando hasta con las manos, Junto al coronel Caamaño y los constitucionalistas, impiden que los militares golpistas de San Isidro avancen hacia la capital a masacrar a la población que luchaba por su democracia y sus derechos. Varias batallas se produjeron entre los constitucionalistas junto al pueblo contra los militares golpistas encabezados por el tristemente célebre general Elias Wessin y Wessin, siendo la más conocida la del puente Duarte.
Cuatro días después de iniciada la revolución, el 28 de abril de 1965, los Estados Unidos, violando la soberanía del pueblo dominicano, envían 42 mil marines e invaden nuestro país, ya que no querían el regreso de Bosch al gobierno y como era su costumbre en América Latina, apoyaban los golpes militares contra el pueblo, siempre que esto garantizara sus interés y con el pretexto de una supuesta lucha contra el comunismo.
La guerra de abril pasó de ese modo a convertirse en una guerra patriótica, ya no solo por el regreso de Bosch, sino también por respeto a la soberanía del pueblo dominicano, a su libertad y su autodeterminación. Varios meses de combates en las calles dominicanas, miles de personas asesinadas por los invasores y nuestra capital casi destruida, daños irrecuperables en vidas y bienes fue el saldo de la segunda intervención militar de los Estados Unidos a Santo Domingo.
Pero aun con todo el poderío de los norteamericanos, Caamaño y el pueblo no pudieron ser derrotados, y se tuvo que buscar una salida negociada al conflicto que pusiera de manifiesto la soberanía, el valor y la dignidad del pueblo dominicano.
La revolución de abril de 1965 es una de las pruebas más elocuentes de la bravura y el arrojo de los dominicanos y constituye el mayor acontecimiento histórico y político de nuestro país durante el siglo XX, las presentes y futuras generaciones debemos valorar y recordar con respeto y admiración el ejemplo de esos dominicanos que dieron su vida por nuestra patria en esos aciagos momentos. Gloria eterna a los héroes de abril.!! Viva la República Dominicana!!
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