Por José Pimentel Muñoz
Me complace sobre manera participar en un acto que, aunque sencillo, tiene no solo contenido social sino, especialmente, significación histórica. Mi complacencia es mayor porque hablo ante personas con madurez mental y que me van a escuchar con atención.
Por qué hablo de significación histórica ?.
Porque la historia de los pueblos está conformada no solamente por los hechos de trascendencia nacional que se producen en su seno, sino también por los sucesos de menor importancia, las estampas y las anécdotas que se originan dentro de ellos.
El libro de Marcos Soto que hoy se pone en circulación titulado “Anecdotario ocoeño y apuntes genealógicos de familias ocoeñas”, resume pequeñas historias pueblerinas que ponen en evidencia como era la vida cotidiana en el apacible poblado de décadas pasadas.
Con sus trabajos de investigación, recolección de datos y divulgación, que ya son varios, Marcos Soto hace una valiosa contribución al conocimiento y preservación de la memoria histórica ocoeña.
SUGERENCIAS
En torno a este tema, que me fascina como historiador empírico sancristobalense, quiero hacer unas sugerencias que estimo oportunas:
1.- Los ocoeños deben celebrar todos los años –sea en su pueblo o aquí en Santo Domingo- un encuentro histórico (o como quiera llamársele) similar al que celebramos los sancristoberos en la capital de la república.
Ese encuentro, que no sería una fiesta como el convite banilejo, donde prima la música y la algarabía, serviría para exponer historias, recuerdos y anécdotas de tiempos pasados.
No es necesario agregar que sería en el fondo NO un simposio de historia, sino una reunión de compueblanos para confraternizar, porque los ocoeños de antes solamente se ven en los funerales.
Puede ser en Santo Domingo porque quizás sea fácil reunir aquí a mayor cantidad de ocoeños emigrantes de la vieja generación, es decir, de cuando la ciudad era romántica y tranquila.
Recuerden que así como hay más judíos en Nueva York que en Israel, probablemente haya más ocoeños del pueblo de antes en Santo Domingo que en la propia Ocoa.
OTRAS RECOMENDACIONES
Otras sugerencias son:
-Toca a los ocoeños que no han olvidado sus orígenes, impulsar el nombramiento de calles con los nombres de personas distinguidas del pasado que tienden a olvidarse.
-Instalar un museo fotográfico de San José de Ocoa.
-Promover que personas calificadas de Ocoa (estudiantes universitarios, profesionales, etc) escriban y produzcan libros o ensayos sobre una serie de asuntos locales acerca de los cuales debe quedar constancia detallada.
-Finalmente, recomiendo establecer en facebook una página de fotografías antiguas de puro sabor y contenido ocoeño.
En nombre de los sancristobalenses, felicitamos a Marcos Soto Tejeda, quien no solo es nativo de San José de Ocoa, sino que es un hijo adoptivo de San Cristóbal muy querido y admirado.
(Palabras del periodista José Pimentel Muñoz en el acto de presentación en el Club del Banco Central, en Santo Domingo, del libro ““Anecdotario ocoeño y apuntes genealógicos de familias ocoeñas”, de Marcos Soto Tejeda”.
josepimentelmuñoz@hotmail.com
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