Rancho Arriba es tierra de prosperidad. Este impresionante valle ha servido para el establecimiento de una sólida agroindustria que lo convierte en un obligatorio referente económico. En sus fértiles tierras crece buena parte de la producción agrícola que engalana las mesas de muchos dominicanos y extranjeros, pues la gran fortaleza económica de sus productores radica en la exportación de vegetales, los cuales empacan en su mismo municipio, en Nizao o en Sabana Larga, para iniciar una larga travesía que los llevará a los muelles dominicanos y de allí a los Estados Unidos, Canadá y otros mercados.
Al igual que en toda la provincia, se continúa con la práctica de la agricultura a campo abierto, pero el grueso de la producción municipal se lleva a cabo en aproximadamente 1,375,000 metros cuadrados de invernaderos instalados allí. Los mares de plásticos han impuesto su ritmo a la agricultura del valle y hoy constituyen la principal fuente de empleos para los nativos de la comunidad y para cientos de nacionales haitianos que han encontrado acogida en esta tierra. Los invernaderos se utilizan para la producción de vegetales de ciclo corto, como: ajíes morrones, pepinos, tomates y otros rubros. Sus productores están bien organizados.
Pero en el municipio de Rancho Arriba encontramos también una tradición cafetalera que se ha extendido por décadas y que tiene como protagonistas tanto a los pequeños y medianos productores, como a los grandes emporios. La amplia producción de café de este valle es muy notoria, pues al transitar por su principal vía terrestre encontramos parte de estos frondosos y hermosos campos, que se adornan a sí mismos con una producción de café bien cuidada y abundante. Pero así como lo producen, también los comunitarios lo tuestan, muelen y cuelan; y es una grata experiencia tomarse un cafecito de pilón, en una cocina tradicional cobijada de yaguas o de zinc.
Con una superficie total de 203.53 Kilómetros cuadrados y una altitud media de 699 metros sobre el nivel del mar, Rancho Arriba es un municipio que goza de temperaturas frescas durante el año, promediando 21 grados Celsius, y llegando a bajar sustancialmente durante el invierno. Este clima es uno de los grandes atractivos que presenta esta tierra aborigen, y ha servido de motivación a gente adinerada para construir casas de veraneo en la zona.
La parte céntrica de Rancho Arriba está situada a 33 kilómetros de Piedra Blanca y a 31.4 kilómetros por carretera desde San José de Ocoa, trayecto que se accidenta en el tramo final, Nizao-Rancho Arriba, con 12 kilómetros que presentan múltiples hoyos y dificultades para el tránsito rápido. La construcción de este tramo es una importante tarea pendiente desde hace muchos años y ha sido admitida por los gobernantes actuales, aunque, por razones de ataduras legales, parece no haber rápida solución. Los choferes que por allí transitan han denominado la vía como “el cartón de huevos”, debido a las similitudes que presentan. Ante tales condiciones, los visitantes e industriales agrícolas prefieren transitar por la carretera que une a Rancho Arriba con Piedra Blanca.
Turismo Los encantos de este valle han sido inspiración para muchos proyectos ligados al turismo. En zonas como Montenegro encontramos hermosas villas, con lujosas piscinas y bien cuidadas instalaciones, pertenecientes a familias acaudaladas, muchas veces utilizadas para actividades familiares o para incentivar inversiones inmobiliarias en la zona. Las construcciones turísticas no se limitan a este lugar y se expanden por todo el municipio, donde hay pequeños paraísos que combinan las bondades de la naturaleza con comodidades artificiales. En Rancho Arriba existe un amplio inventario de recursos naturales y culturales, accesibles a todos los visitantes; en unos casos solo como observadores, en otros como protagonistas de la aventura de darse un buen chapuzón, atravesar parte del valle a lomo de caballo o degustar un exquisito dulce o plato criollo.
Algunos de sus atractivos son los siguientes:
Exposición aborigen en Tell Alpin: es un remanente del proyecto cultural La Ruta del Taíno, dedicado a exaltar el origen aborigen de esta población. Allí encontramos objetos pertenecientes a la época precolombina al igual que hermosas réplicas, trasladadas desde Yamasá y otras zonas que comparten la hermandad arawaka. En el lugar se pueden degustar suculentos platos, siendo protagonista una bien sazonada carne de chivo. También existen facilidades para la pernoctación.
Saltos y charcos: como el salto El Cachón, los charcos y saltos de La Bocaina, La Estrechura (con su homólogo en El Pinar), La Peñita y los diversos balnearios circunstanciales que se forman en los ríos Nizao y Banilejo.
Abundan terrenos amplios para caminatas al aire libre, cabalgatas, la práctica de ciclismo de montaña y las emocionantes aventuras en motocicletas four wheels, las cuales se han hecho frecuentes y encontrado un creciente número de participantes.
Los buitres Inmigrantes desde Cuba a nuestro país a principios del siglo XX, los buitres cabecirrojos se han expandido por diversas zonas, siendo Rancho Arriba casa de una gran colonia de estas aves carroñeras. Es común encontrarse con ellas, tanto en el firmamento como en el suelo, haciendo la corte a cadáveres de ganado. Al alimentarse de carne muerta, eliminan mucha contaminación de las zonas ganaderas. Siendo Rancho Arriba una zona poblada con gran cantidad de reses, los buitres han encontrado allí una zona ideal para su subsistencia y reproducción.
Vida nocturna y juventud Rancho Arriba presenta las virtudes de la vida rural combinada con la vida urbana. La oferta crece constantemente, fruto del flujo de visitantes provenientes de Piedra Blanco, Ocoa y otros municipios. En la actualidad diversos negocios se dedican a la realización de actividades festivas nocturnas, con mucha concurrencia. Peter Herrera es un joven artista gráfico de la comunidad, quien ha incursionado en este tipo de actividad; señala la importancia de fomentar la integración de ritmos folclóricos en la vida nocturna, como forma de apoyar el desarrollo turístico.
Manifiesta fe en el porvenir de Rancho Arriba y considera que la juventud de su municipio es progresista, necesita que se siga dando apoyo al deporte y que se creen fuentes de empleo, pues la mayoría de las ocupaciones disponibles para los jóvenes se encuentran en el trabajo agrícola. Como bien sabemos, “echar días” solo provee dinero para un básico desenvolvimiento.
Los caballistas En años recientes, la actividad ecuestre ha tomado un papel protagónico en Rancho Arriba. Aunque es una tradición del lugar, ha sido notoria la integración de jinetes de toda la provincia y de otras localidades, a las actividades que celebran diversas organizaciones ligadas a los equinos. La vistosidad de las bestias, sus atuendos y los elegantes sombreros de los vaqueros convierten las cabalgatas en experiencias gratificantes tanto para participantes como para espectadores.
Los grupos de caballistas coordinan paseos ecoturísticos, tanto de participación local como nacional. Las organizaciones ligadas a estas actividades han hecho grandes aportes a la divulgación de las bondades que guarda Rancho Arriba para el turismo interno.
Mahoma A 12 kilómetros al sureste de Rancho Arriba se encuentra Mahoma, una sección de singular importancia para la producción de café, guineos y otros rubros agrícolas. Su rústica carretera es transitada constantemente por los tradicionales jeeps Land Rover, los cuales transportan personas, hacen diversas diligencias y regresan a Ocoa con varios racimos de guineos en su parte superior. Esta estampa parece remontarnos al pasado, pues las máquinas, con varias décadas de uso, siguen haciendo el difícil trayecto de manera eficiente y constante.
En Mahoma encontramos un albergue amigo de la naturaleza, llamado Ecobatey, el cual se ha dedicado a la realización de actividades ligadas al turismo sostenible. En la comunidad también encontramos el río Mahoma, y, con las debidas precauciones, es apreciable disfrutar de los charcos que son construidos o se forman de su caudal.
SEPA MÁS
Rancho Arriba es considerada una de las últimas moradas de los taínos. El valle se formó con el desagüe del gran lago que cubría toda la zona, al cual hace referencia el cronista de Indias Pedro Mártir de Anglería.
Fue elevado a municipio de la provincia de San José de Ocoa mediante la Ley 66-00 del 6 de septiembre del año 2000.
Un profundo lago ubicado en una fértil propiedad privada es considerado el remanente de las aguas que cubrían la zona. Este es conocido como El Ojo de Agua y su encanto puede apreciarse desde una considerable distancia. Muchos comunitarios afirman que todavía se encuentran objetos aborígenes enterrados o en la orilla de algunos arroyos.
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