El 6 de junio de 2021, hace un año, un mes y una semana, el presidente Luis Abinader estuvo en Rancho Arriba, San José de Ocoa, y dijo que “es totalmente inaceptable” que el tramo carretero Nizao-Rancho Arriba siga intransitable y prometió que el 17 de agosto de 2021, hace 11 meses, iniciaría la reconstrucción de la que definió como “nuestra primera obra como gobierno” en Ocoa.
La palabra del presidente Abinader quedó empeñada, y el 17 de agosto de 2021 pasó y se acerca el 17 de agosto de 2022 sin que se inicien los trabajos de reconstrucción de la carretera Ocoa-Rancho Arriba para completar el corredor Cibao-Sur.
En el gobierno de Danilo Medina se construyeron las fases Cruce de Ocoa-San José de Ocoa, de 28 kilómetros, y la Rancho Arriba-Piedra Blanca, de 30 kilómetros.
Nadie olvida eso y por el contrario, se agradece, porque los ocoeños gustan volver a su tierra en cada oportunidad y lo menos que merecen es tener por dónde llegar a su lar amado.
Dos factores se conjugaron para que Danilo no completara la carretera Cibao-Sur: la oposición rabiosa e interesada del entonces ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, que no quería que Jarabacoa tuviera competencia con los mejores invernaderos de Rancho Arriba, y el escándalo de sobornos de Odebrecht que paralizó la continuidad de los trabajos, aunque el gobierno se las arregló para que siguiera construyendo la carbonera Punta Catalina.
Lo de Peralta es una historia pendiente que él no debe olvidar y que, humildemente, me encargaré de recordárselo cada cierto tiempo para que ese tipo de maldad colectiva, no la vuelva a sumar a su karma.
La cuna del perredeísmo
Siempre que Abinader ha prometido obras para Ocoa, el municipio donde nací, crecí, estudié, luché y lucharé cada vez que sea necesario, he creído que cumplirá porque, con el permiso del resto del territorio nacional, el ocoeño es un pueblo que merece que se le cumpla.
Y Ocoa merece que se le cumpla porque fue la cuna del perredeísmo.
Fue ahí donde se fundó el primer comité del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en el país en julio de 1961 cuando llegó la primera comisión integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo.
Y sin PRD no se puede hablar del gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM) que lidera Abinader.
Ni Santo Domingo, ni San Cristóbal ni Baní se atrevieron a formalizar un comité revolucionario para seguir la lucha contra los remanentes del decapitado trujillismo cuando llegaron Miolán, Silfa y Castillo, pero en Ocoa hubo hombres y mujeres que dijeron: ¡Aquí sí!
Y no fue un acto simbólico ni una cortesía a los visitantes.
En Ocoa se sentaron las bases para una eterna rebeldía que jamás se ha apagado ni se apagará nunca.
De los campos ocoeños salieron jóvenes combatientes que llegaron a la capital para integrarse a la guerra contra la agresión militar de Estados Unidos en 1965 y todos regresaron victoriosos.
Siempre recuerdo a Emilio Arias, humilde campesino de El Rosalito que me contó muy orgulloso que llegó a Santo Domingo para integrarse a la guerra y cuando se presentó descalzo ante el coronel Francisco Alberto Caamaño, líder militar de los constitucionalistas, este le regaló un par de zapatos.
Igual Natalio Durán Abreu, montado en un jeep Land Rover conducido por Chucho Amparo, con una ametralladora M-2 calibre 30, apoyando el fuego de infantería en toda la zona constitucionalista.
Y paro de nombrar porque no es necesario en esta ocasión.
¡Cumplieron con Ocoa!
Aunque no vivo en Ocoa desde hace mucho tiempo, nunca he perdido la conexión con ese pueblo y siempre he estado listo para sumarme a sus alegrías, desgracias y batallas, y así será siempre e invariablemente, porque la ingratitud nunca penetrará en mi piel.
Aunque el gobierno de Juan Bosch duró solo siete meses, el gobernante le cumplió a Ocoa y completó la remodelación del hospital San José y construyó la oficina de Correos que para la época era una gran edificación.
Durante los gobiernos de Joaquín Balaguer, que en Ocoa recibió un repudio gigante en 1966 cuando activaba en la campaña electoral con saldo de un guardaespaldas muerto por manifestantes frente al parque Libertad, el poblado contó con un apoyo sostenido para la agricultura, construyó la edificación del liceo José Núñez de Cáceres y un moderno mercado.
Antonio Guzmán
Con la llegada del PRD al poder en 1978, Ocoa tenía legítima aspiración de contar con un gobierno que se acordara de sus necesidades.
Pero no fue así. Ocoa aún se alumbraba precariamente con una hidroeléctrica instalada en Parra en el año 1949 con un chorro del acueducto, que 30 años después era insuficiente para una ciudad en constante crecimiento.
Los apagones eran largos, diarios e interminables, lo que la población ya no soportaba.
Se le solicitó al gobierno conectar a Ocoa al sistema eléctrico nacional y nadie hizo caso.
Ante la negativa, las organizaciones populares entraron en acción y en sucesivas paralizaciones, marchas y protestas, el presidente Antonio Guzmán no tuvo más alternativa que ordenar a la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) que conectara a la ciudad de San José de Ocoa a través de una subestación desde el Cruce de Ocoa.
Recuerdo como hoy cuando mi gran amigo Freddy Velásquez me invitó a su casa a tomar un café para felicitarme por la lucha que habíamos librado contra su gobierno y por el derecho de los ocoeños a disponer de energía eléctrica.
Creo que Freddy, fallecido ya hace años, entonces era el director de Foresta.
Hágalo ahora presidente
Ya el presidente Abinader debe cumplir con Ocoa y disponer en los hechos –gracias por las palabras- que se complete la carretera San José de Ocoa-Rancho Arriba, que ha prometido en tres ocasiones, la última, el pasado 27 de febrero en su comparecencia al Congreso Nacional.
Estoy seguro que Abinader va a hacer construir la carretera que demandan los ocoeños y con ello saldará una deuda grande con un pueblo trabajador.
Deseo que lo haga ahora, por su voluntad y por la necesidad de los ocoeños.
Si no lo hace así, perdone presidente, pero usted tendrá que considerarla luego porque todos los informes que me llegan de buena fuente es que en Ocoa se está gestando un movimiento muy fuerte para reclamar esa carretera y será muy difícil que no tenga éxito.
Le hablo desde el fondo del corazón porque sería doloroso que usted le falle a Ocoa y que Ocoa se le rebele como sabe hacerlo. Y no tengo ninguna duda de que, si le falla, se rebelará con fuerza manielera.
Ojalá hagamos de esta carretera una fiesta de la alegría y sea innecesaria una batalla campal desgastadora e indeseable.
Pero una de las dos será, sin ninguna duda.
Al presidente Abinader corresponde decidir cuál de las dos opciones prefiere y a mí hacer la crónica otra vez.
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