Felipe Ciprián
Desde inicios de marzo de 2018 Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea han perdido el sueño porque entre 2016 y 2017 durmieron muy profundamente y sus adversarios (Rusia, China, Corea del Norte e Irán) avanzaron tanto que ahora no hay manera de contenerlos.
El año pasado fue Corea del Norte que los despertó mostrándoles capacidad misilística y nuclear inimaginables, lo que ha obligado al guerrero verbal Donald Trump a “comportarse” y buscar o aceptar negociaciones porque sencillamente no puede humillar al pequeño país asiático, con serios problemas económicos, pero con una capacidad de hacer daño a sus intereses, bastante grande.
Aunque desde el inicio del gobierno de Trump China ha sido vista como un potencial enemigo al que habría que desestabilizar para preservar la hegemonía norteamericana del mundo en las esferas económica, financiera, política y militar, el gigante asiático no ha dado su brazo a torcer y ha continuado fortaleciendo sus capacidades militares en el Mar de China Meridional, a la vez que solidifica sus lazos económicos y políticos con Asia, África y América Latina.
La modernización de la capacidad militar de China es ostensible tanto en una optimización de sus fuerzas operacionales, como su equipamiento para la lucha por tierra, mar y aire en la defensa de su territorio y mares adyacentes.
Los avances de China en el desarrollo de aviones de combate de quinta generación, embarcaciones y guerra electrónica, son sencillamente elocuentes y quien los ponga en duda, puede quedar sorprendido en un escenario de guerra real.
Irán
Pese a las presiones y amenazas en todos los planos, Irán no ha cedido un milímetro frente a los reclamos de que pare su programa de desarrollo y ampliación de su capacidad misilística convencional y mucho menos en su apoyo decidido y firme a Iraq y Siria, así como a la causa de los pueblos árabes asediados por el terrorismo patrocinado, financiado y asistido por Estados Unidos, Israel y los países que integran la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
Pero no hay dudas de que el verdadero competidor militar de Estados Unidos y sus vasallos de la Unión Europea es Rusia, porque dispone de un inmenso territorio dotado de inconmensurables recursos naturales de todo tipo, sino que además tiene al único pueblo en el mundo que probó –durante la Segunda Guerra Mundial- que es inconquistable y resiste hasta el último soldado, cualquier agresión contra su soberanía.
La incontenible Rusia
Y ahora resulta que Rusia posee el arsenal militar de mayor potencialidad destructiva en el mundo que convierte en chatarra el escudo europeo que ha estado desplegando Estados Unidos en la frontera occidental rusa y con los demás componentes, el continente americano se convierte en una isla vulnerable a los armamentos y dispositivos que el pasado 1° de marzo de 2018, mostró Vladimir Putin a la Asamblea Federal reunida en el Palacio Manezh de Moscú para escuchar el informe anual del mandatario.
Cuando Putin habló y dijo que su país dispone de armas nucleares y vehículos para transportarlas insuperables que le dan una superioridad indiscutible en el caso de que se desate una guerra entre los rusos y la OTAN, sus enemigos quedaron aterrorizados.
Sin una respuesta material tangible, ¿qué puede quedarles a los enemigos de Rusia? Inventarse una calumnia y acudir al complejo mediático mundial a su servicio para propalarla… y eso ha hecho aunque en forma artesanal y burda.
Han tratado de hacer creer al mundo que días antes de las elecciones que Putin acaba de ganar en forma abrumadora y teniendo como segunda fuerza al Partido Comunista, el Estado ruso fue a envenenar a un traidor que estuvo años encarcelado sin agredirlo y que finalmente canjeó por carecer de importancia.
Ahora Rusia está condenada –sin una sola prueba convincente más allá de la propaganda- por “envenenar” al espía británico de origen ruso Serguéi Skripal y a su hija Yulia, en una operación amateur que le permitió sobrevivir, cuando en todo el territorio europeo terroristas que actúan como lobos solitarios causan decenas de muertes sin mayores complicaciones operativas.
¿Alguien quiere decirle al mundo que Rusia es incapaz de matar sin rastros a un indefenso traidor que dejó ir en un canje por carecer de importancia?
¡Por Dios, no seáis tontos! Rusia no envenenó a Skripal ni ese es el motivo de la expulsión de los diplomáticos. La razón real es que no hay con qué responder al poderío militar de Rusia ni a la decisión firme de su pueblo y Estado de no someterse a los dictados de quienes se consideran amos del mundo.
Si Skripal hubiese tenido alguna información importante que revelar a los enemigos de Rusia, nunca lo hubiesen dejado salir de la jaula donde lo tenían, porque él no era un monje, sino un militar y un agente de inteligencia que se podía pasar por un consejo de guerra en el ámbito militar y nadie hubiese conocido su nombre.
El supuesto envenenamiento por Rusia de Skripal y su hija no es más que un portaestandarte de una reacción de Estados Unidos y los países de la OTAN para tratar de aislar al país que ahora dispone de superioridad militar indiscutible y experiencia de combate real (en Siria e Iraq) que no puede ser doblegado por la retórica norteamericana.
Putin desafió primero
Hace un tiempo Trump ordenó multiplicar por diez el arsenal nuclear de Estados Unidos, por lo que no debía sorprenderle que Putin aplazara su discurso de informe anual a la Asamblea Federal de finales de 2017 para el 1° de marzo de 2018 y le mostrara que tiene misiles estratégicos capaces de volar por el polo norte o por el polo sur evadiendo todo tipo de obstáculos y radares, que además pueden golpear sin piedad en los blancos seleccionados.
Para que no le quepan dudas y de cara al mundo, Putin dijo que las fuerzas militares cuentan con el misil intercontinental Sarmat, de vuelo ilimitado; con armas hipersónicas, minisubmarinos de propulsión nuclear, aviones caza y bombarderos superiores en capacidad, así como armas láser cuyas características no detalló, pero de cuya eficacia nadie debe dudar.
¿Qué resuelve, pues, el “envenenamiento por Moscú” de Skripal y su hija en territorio británico? Absolutamente nada, pero se usa como pieza de propaganda para dos propósitos: montar una campaña de descrédito contra Rusia para presentarla como un Estado terrorista, mientras los patrocinadores del terrorismo de Estado contra los pueblos árabes, y su patrón Estados Unidos, se reponen de la pesadilla de saber que sus enemigos están mejor preparados que ellos para una indeseada y eventual confrontación militar.
Skripal es un pretexto tan burdo que sin una sola prueba, ya ha precipitado a media Europa (la vieja) y a Estados Unidos, a expulsar a cientos de diplomáticos rusos de países tan lejanos a Salisbury (donde envenenaron a Skripal) que un puñado de tontos consideramos un teatro macabro.
Seamos cívicos: como Rusia y otros adversarios de Estados Unidos y la OTAN han mostrado firmeza en la defensa de sus intereses, les han fabricado –cada uno a su medida- un sambenito para estigmatizarlos. Pero eso no cambia la realidad real, aunque sin duda, afecta la realidad virtual, que en fin de cuentas no altera el orden del tablero mundial.
¡Pobre Skripal y su hija! ¿Quién los habrá envenenado y para qué?
Lo más probable es que sea un falso positivo o un ataque de falsa bandera. Da igual. Pero ello no altera la realidad: la OTAN y Estados Unidos no tienen, al día de hoy, una respuesta a la capacidad militar de Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Mientras tanto, hay que estigmatizarlos como terroristas y envenenadores de espías sin valor. Y eso se propaga por el mundo como una noticia de actualidad, aunque en realidad es pura propaganda vacua.
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