Por Omar Ureña
El medio ambiente es abarcador, no sólo debe ser la contaminación sónica y la deforestación, va más allá; está la extracción de materiales en los cauces de ríos, arroyos; la contaminación de pocilgas, polleras y demás.
Por mucho tiempo en nuestras narices y a la vista de todos, existe en el centro de la población polleras que han hecho de las familias de esos lugares un infierno.
Una residencia en esos entornos no vale una guayaba podrida, nadie en su sano juicio invertiria para enfermarse.
De manera que, tanto Medio Ambiente, Salud Pública, el Ayuntaniento Municipal y cualquier autoridad que se respete debe devolverle la dignidad de ser humano que tienen los afectados del hedor que provocan granjas de pollos y pocilgas en medio de la gente.
Existe un negocio aquí en Ocoa dedicado a la venta de pollos, que tiene su granja en las inmediaciones de El Jengibre, lo que significa que no afecta la salud de nadie, porque está apartado de hogares de familia; en ese sentido, deberían las autoridades exigirle a los comercios que venden la carne blanca y de cerdos, hacer lo mismo.
Imagino lo traumático que debe ser sentarse en la mesa a almorzar con una pestilencia y sentirse de brazos cruzados sin poder hacer nada.
Por último, con este escrito no busco afectar intereses de personas conocidas, mas bien, inclusive, procuramos que su propia salud se preserve ya que al fin de cuentas, son de los primeros que están expuestos a este mal.
¡Sí ombe si!
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