Pedro Pablo Fernández ha dictado innumerables cursos, talleres y conferencias en más de una provincia del país, en particular y especial, en Santo Domingo y ha impartido y conducido 2 talleres literarios: André Breton y el Julio Cortázar. Su más reciente participación fue como facilitador en el Taller de Escritura Creativa (Capítulo Poesía), dictado por él y quien suscribe este trabajo, en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.
Pedro Pablo Fernández ha publicado los siguientes poemarios: Fragmentaciones; Presencia & Monólogo; Cundeamor; Sístole Diástole, poemas; 20 Pop emas Rockmánticos; Delicatessen; Muestreo; Mayúsculo Minúsculo y Agua Lírica.
El Ministerio de Cultura, publicó en el 2010, una selección o antología de algunos de sus poemarios no inéditos (23, en total), bajo el título Cementerio de Cerezas. En cuanto a investigaciones y compilaciones, suyas son las obras: Cuestiones Filosóficas; Escritos sobre filosofía de Pedro Henríquez Ureña (compilación y edición); La otra guerra de abril; La batalla cultural de los constitucionalistas (compilación, notas y edición) y La guerra de locutores. Abril 1965. Como investigaciones, los números especiales de la revista Tomo & Lomo, de la Biblioteca Nacional (publicación de la cual es director-investigador-editor): Pedro Henríquez Ureña visto por los intelectuales dominicanos; Crítica a la crítica; La crítica en Santo Domingo; Folklore en Santo Domingo y Radiografía del dominicano. Ha publicado, además, dos obras sobre publicidad: Anuncios clasificados y La publicidad tartamuda. Su obra aparece en diversas antologías, revistas y periódicos.
Entre los muchos reconocimientos recibidos por Pedro Pablo Fernández, podemos resaltar que se le homenajeó, colocándole su nombre a una calle en la Feria Internacional del Libro Santo domingo 2018, a más de dedicarle un día a su trayectoria de más de 50 años de activismo cultural.
Ha formado parte desde sus inicios, del grupo literario Caminante de Bonao, Monseñor Nouel; del Frente Cultural del Partido de la Liberación Nacional y del círculo literario “…Y punto” (en este último, compartiendo espacio con notables artistas de la palabra en nuestro país, como René Rodríguez-Soriano, Aquiles Julián, Raúl Bartolomé y Juan Freddy Armando, entre otros.
Pedro Pablo Fernández pertenece a esa camada de escritores que hizo carrera exitosa en la publicidad, dejando huellas imborrables de gran calidad creativa que sirven de marco teórico de referencia conceptual a esa pléyade de noveles profesionales que navegan por esas aguas. Entre los más destacados que mi memoria alcanza, están René del Risco Bermúdez, Miguel Alfonseca, Iván García, Efraím Castillo, Freddy Ortiz, René Rodríguez Soriano, Raúl Bartolomé, Juan Freddy Armando, Aquiles Julián, Luis Eduardo Guerra, Leibi Ng, Farah Hallal y quien escribe estas líneas.
El escritor y bibliógrafo Miguel Collado considera que una rebelde, sísmica, tendencia a la fragmentación poética ha caracterizado siempre la conducta literaria del poeta Pedro Pablo Fernández, Es reflejo, tal vez, de una búsqueda en sus laberintos interiores que nunca se sacia. El atrevimiento metafórico ha sido su marca siempre y la prueba irrebatible de esa búsqueda que es su desafío a sí mismo.
El poeta y gestor cultural Juan Freddy Armando opina que el caso de Pedro Pablo Fernández es el de un poeta para el que la palabra es ante todo un instrumento hedónico, sardónico y que puede destruirse y reconstruirse con otro significado, tal vez contrario o parecido al que originalmente tiene. Creativo, agresivo, con un estilo muy propio y hasta lo considera uno de los mejores poetas de su generación setentista.
El poeta Alexis Gómez Rosa aclara que a la poesía de Pedro Pablo Fernández le resbala al gusto criollo. La crítica la deja de lado y los poetas lo citan con más animadversión que la emulación deseada. Otro gallo cantara si la reciente camada de poetas frecuentara el camino de la innovación que ha elegido con mucho acierto este poeta moderno por convicción y temperamento.
Pero quien con más fuerza nos presenta a Pedro Pablo Fernández es el crítico literario Pedro Conde Sturla, quien lo define como un solitario, un malcriado, un individualista, un irreverente, que no comulga en capilla ajena y, sobre todo, un provocador, un descomponedor del orden que establecen las palabras (que es también un poco el orden establecido). Tiene, por eso, el ojo clínico, una mirada ácida, un humor vitriólico y un talento natural –o quizás innatural– para revertir lugares comunes y gastarse bromas macabras. En “Autosemblanza” se describe, con toda propiedad, como poeta marxdito/ cocacólico; nudista,/ pepsimista,/ católico/ apopstólico/ y rockmano. Por definirse, se define como “el espermatozoide/ y su guarismo,/ la sal y su ortopedia,/ la brisa calva, el bosque en muletas.”
Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un poema de Pedro Pablo Fernández:
La muerte es manzana no
Es que el minuto
desayuna un reloj
y el ojo, seis espejos-
Es que, de pronto y sin pensarlo,
la leche de la eternidad
me obsequia un queso fatal y feo.
Con el tiempo, es calor de hielo, el pensamiento.
Échale un poco de sal al poema;
el poema es salobre.
La eternidad, también sabe a sal molida.
Pero, tan miel de abeja, el clavel.
Es que mi cuerpo, filete metafísico.
Es que el silencio, animal ovíparo.
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