La última década ha sido «negativamente especial» para la provincia San José de Ocoa, sus mejores hijos están muriendo en cantidades industriales y eso, de por sí, es un fenómeno que entraña posibles peligros de cara al futuro. Mi maestro de Ciencias Sociales fue despedido a ritmo de «Caprichosa María» y, aunque no estuve allí, me hizo reflexionar en los caprichos del dueto vida-muerte.
La lista de la década 2012-2021 es amplia. Algunos de los fallecidos fueron Osiris Feliz, Sonnia Lluberes, Rafael Casado, Juan Sajiun, José Ramón Castillo (chichí, el biólogo), Francisco Apolinar Castillo (ponán), Rafael Sánchez (Jack Veneno), Ondina Sención, Joaquín Vidal Cruz, Miguelina Mateo, Salvador Chalas (badón), José Eliseo Pérez (checheo), Wilfredo Sánchez (güilo), Luis Soto, Denny Medina, José Altagracia Castillo (pancha), Nicolás Lugo Andújar, César Méndez, Ramón Mejía, Ángel Darío Pacheco, Esther Nereida Mejia Castillo (cachita), Francisco Tejeda Contreras (contreritas), Luis Antonio Lavigne Jiménez (luija), Bienvenido Peña Encarnación (pica), Bethoven Alcántara, Antonio Pimentel, Miguelín Espinal, Plácido Alcántara (chirrín), Rosa Martínez (rosita), Bernardino Maceo, Plutarco Elías Sención Batista, Dominica Isa Pimentel de Chame (mica), Dante Báez, Thelma Sánchez, Pedro Pimentel, María del Carmen Sánchez de Roa, Mario Lara, Benjamín Beltré, Freddy Andujar Ortiz, Altagracia Acevedo, José Candelario Aguasvivas (cayayo), Dastenia Pujols, Juan Ramón Báez Pimentel (mon), Mignolio Pujols, Luis José Soto Martínez, Nicolás Sánchez (colá), Arsenio Olaverría, Nelson Soto, Milciades Ortiz (chano), Rafael Isa Isa (fen), Juan Zucco, Luis Ney Subero Cabral (guicho), Pascual Montilla, «Timba» Mateo, Julio Cesar Mateo Beltré (pata prieta), Eloisa Maceo, Titilito Sierra, Digna Castillo, Héctor Guerrero, Lorenzo Pujols, Manuel Mejía, José Miguel Arias (chichí), Giordano Mancebo, Milciades Melo, Bili Mancebo, Julio Cesar Sánchez (chen Brugal), Willy Ramírez, Manuel Logingo Alcántara Casado, Luz Patria Rojas Matos, Margarita Read Pimentel, Eddy Peña.
Las causas fueron varias: enfermedades catastróficas, sistemáticas y/o asociadas a la vejez, eventos subitos, accidentes de transito, COVID-19, entre otras.
Les llamo gigantes porque, con sus naturales flaquezas humanas, destacaron en sus respectivos espacios de interacción, incluyendo el seno familiar. Unos mas conocidos que otros en la geografía provincial y fuera de ella. Varios tenían residencia en otras ciudades del país o en playas extranjeras pero nunca perdieron su esencia de buenos ocoeños.
Mucha gente valiosa en un lapso de tiempo muy breve debe hacernos reflexionar, sin ánimos de cuestionar los designios naturales, divinos y/o pertenecientes al objeto de su creencia. Cada municipio y comunidad de la provincia ha perdido figuras claves. La lista citada no es definitiva y, por ende, no contiene todos los nombres.
¿Qué hacer?
Hacemos poco o nada solo reflexionando en la pena. Es necesario imitar las buenas acciones y proceder de esa gente. Urge que se forjen nuevos gigantes «reales» en cada comunidad, áreas de conocimiento y espacios de lucha social. Respetar y seguir el legado es el mayor tributo que podemos hacer a nuestros soldados caídos en combate. Los grandes nunca mueren porque dejan «cosas establecidas», logros que nadie puede arrebatar. Ahora bien, no dar seguimiento puede ser mas devastador que nunca haberlo logrado.
Mientras tanto, la muerte anda caprichosa como la María de Rafael y luce ensañada con Ocoa.
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