Escrito Por: Juan Raúl Sepúlveda P.
Hoy no canto a tu belleza
pues mi pluma está afligida,
le curo dentro una herida
que le supura y estresa.
Padece porque le pesa
ver profanar tu esplendor,
y en medio de su dolor
no puedo darle consuelo
porque noto que tu suelo
no tiene un fiel defensor.
¿Cada voz que por tí clama,
alguna instancia le escucha?
¿O es la mano que aserrucha
la que se impone y reclama?
En el llano ella derrama
la resina de tus pinos,
y el encendido cetrino
de la Sabina y el Roble
derriba cruel, el innoble,
por un apetito mezquino.
Se apaga el alegre trino
del jilguero presumido,
y del Arroyo su fluido
se diluye en el camino.
Su maldad firme abomino
desde el fondo de mi alma,
rabia que no atina calma
hasta que algún estamento
dé respuesta a este lamento
que me lacera y desalma.
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