Por: Hugo López Morrobel
Históricamente, las ciudades que buscan ser sede de Juegos Nacionales su principal objetivo estriba en la construcción o remodelación de instalaciones deportivas.
En casi todas ellas han quedado obras de primer nivel producto de este evento, las que lamentablemente han sido abandonadas a su suerte porque no se les ha dado un mantenimiento mínimo.
Las piscinas son el mejor ejemplo del desamparo en que quedan obras costosísimas inmediatamente culminan los juegos.
En ese tenor, La Vega y Barahona constituyen los ejemplos más desgarradores del abandono y destrucción de ese tipo de estructuras.
Otras instalaciones menos costosas, pero sumamente importantes para el desarrollo integral de niños y jóvenes de esas zonas, también han quedado en el olvido por parte de las autoridades municipales, que son las llamadas a darles el mantenimiento, dado que son sus habitantes los beneficiados con las mismas.
Pero aquí todo el mundo se lava las manos como Pilatos, porque nadie asume su responsabilidad, son “comecheques” que escalan esas posiciones en base a dádivas y al populismo.
Por eso es interesante el pedido que recientemente hizo una comisión de senadores, diputados, alcaldes, comerciantes y dirigentes deportivos de la zona Valdesia, que integran las provincias Peravia, San José de Ocoa y Azua, que se unieron como un solo bloque para solicitar la sede de los próximos juegos, con el compromiso de darles el debido mantenimiento después de concluidas las competencias.
Los Juegos Nacionales ya cumplieron su cometido, pero si hay la decisión de continuarlos, esas provincias merecen que la sede de los próximos, siempre con el compromiso de velar por la conservación de las obras.
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