Por Nóbel Mejía.-San José de Ocoa
En esta ocasión me permitiré pecar de inocente y le apostaré al sistema de justicia made in Dominican Republic. Pienso y creo que todos los involucrados en el caso Odebrecht, pieza angular del caso Lava Jato, caerán cual fichas de dominó o naipes sobre la mesa. Si no son todos los que están y no están todos los que son, lo sabremos tarde o temprano.
La Operación Lava Jato (lavado a presión o autolavado) es la mayor investigación en la lucha contra la corrupción en la historia de Brasil, con implicaciones o conexiones en gran parte del mundo. El caso Odebrecht, como hijo del caso Lava Jato, es una investigación de la justicia made in Estados Unidos, asunto que es mucho decir o no es paja de coco. A estas alturas no hay que ser un genio para saber que el imperio del mundo tiene el dato completo o real y, de no ser así, lo obtendrá por las vías correspondientes. La justicia brasileña tampoco se anda con juegos, tanto así que ya tiene pejes gordísimos tras las rejas. A Marcelo Odebrecht Bahía, nieto de Norberto Odebrecht, fundador de la compañía que lleva su nombre, le cantaron 19 años en la costilla.
Si la lista que se maneja en nuestro país está incompleta (con omisiones) o incluye personas que no fueron mencionadas por la constructura brasileña, se sabrá hoy o mañana. No creo que Estados Unidos y Brasil permitan que se manipule una información que ellos conocen a profundidad. Es ilógico pensar que un pequeño gobierno se preste a decir algo que los gigantes mencionados nunca han dicho. Si lo hace corre grave peligro de agitación social local y/o sanciones internacionales por obstrucción o encubrimiento. Yo creo que toda esa gente fue mencionada por Odebrecht y si falta alguien es porque aún la investigación está en curso y la constructora no ha desembuchado todo el entramado. Basta con tener en cuenta que, si todo ese dinero es fruto de lavado o blanqueo de capital, habrá que señalar a quienes se entregó el más mínimo peso o dolar. La razón financiera de esto último es sencilla, Odebrecht responde a capital brasileño y parte de sus valores o dinero no opera en el Merca Santo Domingo sino en los mercados financieros internacionales.
Zulay Rodríguez, diputada panameña, refiere que son 26 y no 14 los nombres contenidos en la lista de dominicanos sobornados. Eso puede ser la verdad más grande del mundo pero, si leemos bien, nos daremos cuenta que la Honorable renoce que especula con algunos datos que ofrece. Si la cantidad es la que dice o es mayor o menor lo sabremos por alguna vía y, si alguien se prestó a manipulación, saldrá a la luz. “….no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz…” (Lucas 8:17).
Juristas o expertos en la materia dicen que el caso Odebrecht en República Dominicana podría tomarse dos años en los tribunales, si se lleva de forma expedita, y hasta cuatro largos años, “si se cuela bien el café”. Yo creo que el asunto va para largo, sobre todo porque “una cosa es llamar al diablo y otra es verlo llegar”. Nadie se dejará joder alegremente; alguien podría soltar lengua y desatar los mil demonios. En Brasil se presionó y están cantando bingo y lotería, caramelitos que no necesariamente estaban en la investigación oficial.
Lo ideal será mantenernos vigilantes, dejarle saber al mundo que creemos o sospechamos que en la lista no están todos y exigir que se rompa cualquier vínculo contractual con los confesos sobornadores. Más allá del acuerdo de homologación, permitir que la empresa siga funcionando en nuestro territorio puede dar pie a pensar en posibles acuerdos de aposentos donde uno le ofreció licencia al otro a cambio de que cante de tal o cual manera.
Quizas se haga necesario gritar a una voz al gigante sudamericano y al todopoderoso norteamericano para que nos den la oportunidad de someter a todo el que sea señalado en sus listas, las que presumimos de verdaderas o completas. Particularmente, no creo que haya gente de más, más bien me inclinaría a pensar que podría estar incompleta no necesariamente por manipulación local.
Como prometio Pacheco, evitemos el mareo y que el largo proceso que aguarda nos agote. La presión social expresada a través de la Marcha Verde será clave y no debe desenfocarse o ceder un milímetro, aunque pisemos el punto de quiebre que tanto menciona el profesor Miguel Soto.
En virtud de un litigio que pinta para largo, el proceso eleccionario 2020 y el caso Odebrech podrían darse la mano. En ese sentido, las cosas pueden tomar un giro donde el pueblo presione al oficialismo con la magistral y “desesperante” resolución de pasarle factura, sobre todo si osare joder chivitos propios y opositores y salvaguardar o preservar chivotes del anillo presidencial.
El tribunal del pueblo ya sacó sus conclusiones y está juzgando. El terreno es pantanoso y no se puede tentar al diablo…
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