Una materia pendiente en RD
Por Nóbel Mejía.-San José de Ocoa
La meteorología en nuestro país parece estar en el limbo, donde los informes ofrecidos por la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) son desfasados en tiempo real, números que al momento de exponerlos no necesariamente se ajustan a los ofrecidos por los sistemas meteorológicos avanzados en la zona. Al menos así lo hemos comprobado en su página web y los informes en vivo que se emiten en los noticieros.
La página no siempre está actualizada e, incluso, hay momentos claves donde no hay boletines colgados o los hay pero de fenómenos anteriores. Situación última que pudimos constatar durante el paso del Huracán María. Internet es la herramienta informativa preferida de millones, sobre todo los más jóvenes. Si bien es cierto existen diversas herramientas de seguimiento en línea, nadie las explica y, por ende, están sujetas a interpretaciones «caprichosas» del colectivo. Queda pendiente conocer la fuente de alimentación científica de esas aplicaciones.
Mientras ONAMET y la mayoría de medios indicaban 295 kilómetros por hora como velocidad de los vientos máximos sostenidos del Huracán Irma, la realidad es que el número real era 297.7 kilómetros por hora. La diferencia de 3 unidades suena algo banal pero no lo es; 1 kilómetro por hora en un fenómeno atmosférico de tal magnitud puede representar daños exponenciales, la diferencia entre la vida y la muerte. El único que ofreció el dato científico fue el ingeniero geólogo Osiris de León, siempre habló de 298 kilómetros por hora (redondeo de 297.7).
Un reporte emitidido a través de un medio televisivo daba cuenta de 3 huracanes interactuando en el Caribe, siendo que Irma y José siguieron rutas atlánticas. Otro dijo que José pasaría al norte del territorio nacional, en momentos en que la proyección era otra.
Los informes oficiales se dan a modo de entrevista, un periodista le pregunta al meteorólogo y este procede a explicar sacando a flote una “botella”, pareciendo que da lectura a un panegírico desde un teleprompter. De fondo una pantalla monitor de dimensiones minúsculas para estos menesteres; el meteorólogo señala poco o nada sobre ella porque la gráfica es cuasi estática, poco didáctica o realmente informativa. Sin lugar a dudas, el colectivo no logra ubicarse en tiempo y espacio. Eso contribuye bastante a la expeculación y motiva que nuestro referente sea Jhon Morales, un predictor distante o extranjero aliado a un medio local. Por suerte que, para aliviar la situación, Osiris de Leon y Jean Suriel siempre tienen el dato y saben exponerlo ante la población. Conste que ninguno es meteorólogo de profesión; de León es geólogo y Suriel ha tomado cursos o entrenamientos en la materia. Desde luego, Morales es titulado en Ciencias Atmosféricas y es una eminencia en latinoamérica.
En virtud del cambio climático que seguirá trayendo huracanes que romperán records, estoy de acuerdo con Osiris en el sentido de que la comunidad científica debe sentarse a revisar las escalas y en el país debe hacerse lo igual con los códigos de construcción en cuanto a la resistencia de carga de viento. A eso le agrego que la meteorología debe impulsarse como carrera; actualmente no existe una Licenciatura en Ciencias Atmosféricas y solo se da un técnico o capacitación. Los pocos mejores estudian en el extranjero donde, dicho sea de paso, la realidad climática dista de RD.
La ONAMET debería contar con un espacio televisivo/radial permanente o temporal equipado con pantalla gigante y los más “versados” predictores locales. Establecer alianzas para encadenar su espacio al resto de los medios. La diferencia es abismal cuando nos sentamos frente al televisor a ver los reportes ofrecidos por el Instituto de Meteología de Cuba; Weather Channel (Canal del Tiempo) y sus informes basados en datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el Centro Nacional de Huracanes (NHC); Servicio Nacional de Meteorología, San Juan, Puerto Rico. El informe cubano es exquisito, punto a punto, un barrido integral provincia a provincia que lo entiende hasta el bebé de la casa. Escuchar al meteorólogo Dr. José Rubiera es una delicia, un maestro en estos menesteres.
Desde luego, habría que ver el presupuesto de la ONAMET y la disposición del Estado para hacer las inversiones de lugar, sobre todo tomando en cuenta que estamos en la ruta de los huracanes. El país debe contar con radares, estaciones y herramientas meteorológicas modernas. Se hace necesario incentivar la carrera y hacerla atractiva para los jóvenes, sobre todo a través de programas de becas, especialización, oportunidades de trabajo y salarios competentes.
Conste que la meteorología es una ciencia que va más allá de seguir ciclones, aplicando 24/7 en tareas del comercio, aeronáutica, agricultura y muchas otras áreas del saber humano que sostienen la variable clima.
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