Por Frank Casado
SAN JOSE DE OCOA.- Es Jueves, 8 de la mañana. Inicio el recorrido. Calzado ligero, sin teléfono visible o guardado en el lugar más secreto posible, ropa sencilla, para no despertar el hambre de quienes viven de arrebatar carteras. Es un submundo, allí se vende y se ve de todo.
Algunas miradas se entrecruzan, luego se dispersan observando cada paso que dan quienes se mueven dentro de uno de los sitios más populares de los Jueves aquí en Ocoa. Me encuentro en el Mercado de “Las Pulgas”.
Lo único bonito de “Las Pulgas” es el tentador precio que ofrecen, muy por debajo del real, pero la ilusión dura poco. Respiro profundo y decido ir más allá. El recorrido ya deja de ser superficial. Venta informal de ropa, joyas de fantasía, zapatos, potenciadores sexuales, frituras, empanadas y jugos que se venden bajo el humo de cigarros.
El mercado semanal de pulgas, que opera en los límites del sector de “Pueblo Arriba”, será desalojado.
La información fue confirmada por el alcalde Aneudy Ortiz Sajiún, quien precisó que la disposición será efectiva a partir de llegado un acuerdo con los jóvenes del Sector San Rafael, para que cada jueves le presten el Play de la comunidad a los vendedores informales, le cobren ellos los arbitrios y que los usen para mejorar el centro deportivo y como manutención para las ligas deportivas que operan allí.
El mercado de pulgas opera en las calles General Cabral, Imbert, Av. Canada y otras vías conexas.
Cientos de vendedores improvisados se colocan cada jueves en la zona, lo que ha generado quejas del director de la Escuela Luisa Ozema Pellerano, de las familias residentes en sus alrededores y de los conductores que tienen que desplazarse por las referidas vías.
Asimismo, las familias se refieren al gran cúmulo de basura que genera el mercado callejero, y que los comerciantes no se encargan de recoger y trasladar, convirtiendo el lugar en un gran vertedero.
“No digo que se eliminen las ventas, pero que se haga de una manera decente, nosotros no merecemos que se nos identifique como un pueblo sin ley, y eso es lo que vemos cuando nos metemos en “Las Pulgas”, un desastre, este comercio puede ser aprovechado, yo creo que las autoridades deberían tomar ese tema como una prioridad y de esa manera contribuir con el urbanismo”. Explicó una señora, que no quiso identificarse, pero que para salir de su casa, durante las horas del comercio, debe hacerlo por la parte trasera, ya que le ocupan todo el frente de su vivienda.
“Que pasaría si ocurriere una emergencia y los más de 700 niños de esta escuela tuvieran que salir, y la puerta principal y las adyacentes están “clausuradas” por carpas improvisadas repletas de artículos usados, y hombres y mujeres pregonando su venta con un alta voz que no nos deja dar la docencia”. manifiesta el director de la Escuela Luisa Ozema Pellerano.
El mercado de las pulgas, mejor conocido como “El Sacúdelo” empezó en Ocoa a finales de los años 90 y ha estado en diferentes lugares. Estuvo en los alrededores del mercado, de la 27 de Febrero esquina Duvergé, en La Placita, y debido a las quejas de los vecinos fue desalojado y trasladado a la zona del Centro de pueblo arriba, lugar en que ahora opera.
Es perturbador recorrer “Las Pulgas” y saber que los delincuentes no se ocultan, que hay cuerpos de seguridad allí rodeando el lugar, pero que tienen claro quién controla la zona. Es como estar en otra ciudad, yo diría que en otro mundo.
Es hora de irme. Más de dos horas entre puesto y puesto, en busca de algún “tesoro” a buen precio o, simplemente, curioseando y paseando para echar la mañana en compañía de familiares o amigos, en busca de objetos nuevos o de segunda mano de todo tipo.
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