Ciudades de todo el mundo fueron hoy escenario de manifestaciones con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para reclamar mayor protección de las víctimas y medidas para la prevención y el castigo de los abusos machistas.
En París un millar de personas exigieron aumentar los esfuerzos para detener la violencia machista, mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció una batería de medidas para ello y declaró que la igualdad será una de las «grandes causas» de su mandato, al constatar que «la sociedad entera está enferma de sexismo»
Con el eslogan «Siempre y en todas partes contra la violencia contra la mujer», los manifestantes se congregaron en la céntrica plaza de la República, donde recordaron a las 126 mujeres muertas por la violencia machista en 2016 y a las víctimas de este año.
La jornada reivindicativa tuvo especial seguimiento en España, donde miles de personas, convocadas por organizaciones sociales, partidos y sindicatos, desfilaron por las capitales de cincuenta provincias del país para expresar su rechazo al maltrato machista, que en lo que va de año costó la vida a 45 mujeres.
En Roma, varios centenares de personas se dieron cita en la plaza de la República y marcharon por las calles de la capital italiana para denunciar la violencia machista bajo el lema «Ni una menos».
El color representativo elegido ha sido el rosa y durante la marcha se exhibieron carteles en los que pudieron leerse lemas como «La libertad de la mujer es la libertad de todos», «Hermana, yo te creo» o «Si tocan a una, tocan a todas».
En Portugal, donde 18 mujeres murieron víctimas de la violencia machista en lo que va de año y otras 23 sufrieron tentativas del mismo crimen, el Gobierno lanzó hoy la campaña «#Ni un minuto de silencio más», visible en todo el territorio nacional mediante diferentes formatos publicitarios en las calles de las ciudades.
En cambio, la jornada solidaria mundial no halló respaldos en las calles en Rusia, que -salvo en las redes sociales- no recordó a sus víctimas de la violencia de género, porque, pese a que una de cada cuatro rusas sufre esa lacra en sus carnes, el problema es invisible en un país que ensalza el machismo como parte de su tradición cristiana ortodoxa.
«El problema de la violencia doméstica se silencia por parte de las autoridades y se tolera por mucha gente. Aunque hay cada vez más gente consciente del problema, el apoyo del Estado en este asunto es nulo», explicó a Efe la jurista Anna Rívina, responsable del proyecto «Nasíliyu.net» (No a la violencia).
En América, como cada 25 de noviembre, la solidaridad llenó hoy de gente y pancartas las calles de Buenos Aires para exigir el fin de los feminicidios, que este año costaron la vida a 254 mujeres argentinas.
Desde el 3 de junio de 2015, cuando el grito de la campaña «Ni una menos» surcó el país y repercutió en todo el mundo, el Gobierno argentino recibió un mensaje contundente de la sociedad argentina: una mujer es asesinada a manos de un hombre cada 30 horas en el país, y a cientos de mujeres se les arrebata la vida cada año sin que exista el suficiente apoyo institucional.
América Latina y el Caribe es «la región más peligrosa del mundo para la mujer», denunció estos días el director del Centro Regional para esa región del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Richard Barathe.
A la cabeza de esa macabra estadística está Honduras, con una tasa de homicidio de mujeres por encima de 10 por cada 100.000 habitantes, «la más alta del mundo», según la directora regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Lara Blanco.
La protesta contra el machismo unió también a decenas de personas en el parque La Lira de la capital de la República Dominicana, país donde surgió este movimiento mundial de solidaridad -en memoria de las hermanas Mirabal, activistas asesinadas en 1960 por orden del dictador Trujillo- y que este año ha registrado 80 feminicidios y 55.000 denuncias por violencia intrafamiliar, de género y sexual.
Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, el año pasado 188 mujeres fueron asesinadas en la República Dominicana, país que ocupa el quinto lugar con mayor número de feminicidios de la región, por detrás de Honduras (466), El Salvador (371) Argentina (254) y Guatemala (211).
Ante este panorama mundial, la ONU celebra desde mañana y hasta el 10 de diciembre la campaña «Que nadie se quede atrás: pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas», cuyo objetivo es combatir esta lacra.
Con este motivo, mañana se iluminarán de color naranja las fachadas de edificios emblemáticos de Santo Domingo, La Paz, Quito, Ciudad de Panamá, Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires, Montevideo y Caracas.
En Brasil, donde cada dos minutos cinco mujeres sufren violencia física, se iluminarán hoy el Congreso Nacional, en Brasilia, y el monumento a Cristo Redentor en Río de Janeiro, en solidaridad con las víctimas de la violencia machista, cuyo número saltó del 18 % en 2015 al 29 % este año, según una encuesta realizada por DataSenado.
En Colombia fue el presidente, Juan Manuel Santos, quien pidió a sus compatriotas que asuman como un propósito la no violencia contra las mujeres, al advertir que en el país cada tres días es asesinada una mujer y a diario se producen 55 casos de violencia sexual.
«Nosotras no somos una cifra más», es el lema de las víctimas de la violencia sexual en el conflicto armado colombiano, donde según un estudio más de 15.000 personas, el 91,6 % de ellas mujeres, fueron desde 1958 víctimas de violencia sexual perpetrada por todos los actores de la larga contienda.
También respaldaron la campaña contra el machismo los presidentes salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, y paraguayo, Horacio Cartes, quien expresó el «compromiso» de su Gobierno contra la violencia contra las mujeres y para la protección de la familia.
En tanto, en Nicaragua organizaciones defensoras de la mujer denunciaron públicamente que la policía les impidió marchar por una céntrica vía de Managua, mientras UNICEF instó al Gobierno a combatir la impunidad en el país, donde hasta noviembre fueron asesinadas 43 mujeres.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, instó a promover cambios culturales y políticas públicas para erradicar la violencia de género y construir una sociedad «justa, equitativa y libre de agresiones», respondiendo a las 5.000 personas que ayer reclamaron al Parlamento en Santiago aprobar una ley que endurece las penas por agresiones a mujeres.
En Perú, el tercer país del mundo con mayor incidencia en delitos de violencia contra la mujer, solo por detrás de Etiopía y Bangladesh, reaccionó a la fecha la Fiscalía del país, que constató 134 feminicidios y 17.182 denuncias de violación sexual en los tres primeros trimestres de 2017.
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