No importan si su partido gobierna, o Cogobierna o están en la oposición lejana; si están al lado, lejanos o en lugares medianos, no importa, por muy lejos de ganar, siempre están arriba, no importa el discurso que exhiban; el de los anatemas, el de la descalificación, el de la desventura, el de la corrupción, el del amor patriótico puro, el de la redención, el de la revolución o el del cambio sostenido.
Siempre están arriba. Son los prolegómenos de la patria.
Cuando no son secretarios, Ministros, son diputados, Senadores, Alcaldes o embajadores o aspirantes. Siempre siempre con sus sueldos y posiciones seguras y dispuestas . Sus hijos y relacionados ocupan posiciones relevantes en TODOS los gobiernos y no importa quien esté arriba o abajo; el prolegómeno siempre será protagonista.
Saben manipular conciencias, saben sembrar ideas inconclusas, saben usar el tono de agravio justo y medido, agitan el espíritu de lucha y algunas veces, pocas, se suben a la barricada para arengar a los pendejos, que siempre le hacen el trabajo, algunas veces poniendo los muertos para que él prolegómeno ponga a los “vivos”.
Han manipulado a una población ciega y obtusa, en la que en reuniones con otros prolegómenos llaman los pendejos, pero que en sus apariciones públicas le acotejan “ el pueblo” el mismo que hace las luchas para llevarlos a la posición que quieren y tienen, no importa si arriba o abajo.
Ahora, si malo son los prolegómenos, peor es el pueblo que una y otra vez le llama “ mis líderes” a los que mantienen en la cresta de la ola sin importar las tormentas, dirigidos por los mismos alucinados de siempre que se encargan de los trabajos sucios por una palmada, por un saludo o por las sobras que se comen ansiosos, de parecer, los amanuenses de historias repetidas.
Veremos otra vez, en este cambio de nombre, a estos prohombres de la patria, volver a ocupar sus posiciones relevantes mientras que la manada, seguirá como siempre, pisando los excrementos de los que van en cabeza presurosos a proclamar con voz estentórea y firme: ¡Que vivan, que vivan los benefactores de la Patria!
¡Arriba los prolegómenos!
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