El ecoturismo es muy «hermoso» porque respalda la conservación de los espacios naturales pero, al mismo tiempo, es una actividad comercial y, como tal, debe gritarse a todo pulmón. Los medios digitales y redes sociales juegan un papel esencial porque, quiérase o no, el periodismo 3.0 o ciberperiodismo tiene allí su nicho. Hay que vender el destino de boca en boca y de cualquier forma posible.
La oferta ecoturística está creciendo sorprendentemente, sobre todo bajo el modelo de villas instaurado en la zona de Tatón. Uno que otro negocio en el casco urbano del municipio San José de Ocoa luce con visión, quizás entendiendo hay que preparar posada para los viajeros antes y después de las montañas.
Hagamos un aparte a los fines de reconocer los aportes realizados por la maestra Silvia Van der Linde y el comunicador Ulises Alcántara. Estos no forman parte de mesas ejecutivas pero, sin lugar a dudas, movidos por el bienestar colectivo y el espíritu altruista de los buenos ocoeños. Doña Silvia anda «rututeando» y las descripciones de los enclaves son exquisitas porque nos surgen ganas de vivir tal experiencia. Las páginas periodistas de Ulises son joyas, un deleite leer, descubrir y dejarse llevar.
Resta un camino largo en materia de diversificación. Cada día son mas los «apostadores» y abrigamos la esperanza de que los grandes capitales sean atraídos, así también proyectos comunitarios. Paciencia ante todo, establecer destinos ecoturísticos puede ser cosa de décadas y es asunto estratégico, mercado puro y duro, mas allá de varilla y cemento.
Estoy de acuerdo con algunas voces críticas. La oferta no debe restringirse a las villas y tampoco concentrarse en la zona de Tatón. El ecoturismo es mas y San José de Ocoa lo tiene todo, tal cual nos muestra el «maestro Uli». El tipo resort planteado por Arawacos pinta diferente, así como el zip line es un plus interesante de la villa Coroar. Esas cosas distintas deben ser consideradas por los inversionistas porque es, precisamente, el imán que atrapa al turista.
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