Por: Asdrovel Tejeda
En un artículo pasado hablé del origen de las patronales, me referí de manera abundante, a su historia y su plantación en las ciudades y su relación con las ferias e incluso con las rutas comerciales; di un sin número de ideas en torno de mejorar las nuestras y vi con gran satisfacción que algunas fueron tomadas no sólo en cuenta, sino ejecutadas ( aunque poco crédito llegó a los orígenes) pero, sabiendo, como lo se, que las ideas se toman en cuenta y soy de los que dice, con seguridad absoluta, que tan pronto proclames una idea, cualquiera sea, al minuto de salir, ya no es suya, es del que la usa y del que de ella se beneficie.
Veo con carácter de nostalgia a los que como yo, vivimos patronales pasadas, estas, estaban circunscritas a los bailes que se desarrollaban en el club Ocoa, a la sazón, en una casona en la 27 de Febrero, las fiestas ahí, eran sólo para socios e invitados, con la orquesta Santa Cecilia o con la de Rafelito Martínez, después el club pasó frente al parque en el mismo solar donde se solía poner el palo encebado, que con las carreras de sacos y las de cintas ( en esta corrían en bicicleta y con un lápiz se trataba de sacar unas cintas que colgaban de una soga que cruzaba la calle) generalmente se ponía enfrente a la hoy casa del difunto Eligió Tejeda. Los bailes populares eran en el Tres Rosas, ahí venían orquestas de las más renombradas del momento, el pueblo llano sin poder entrar se congregaba en el parque frente al bar, por donde Tetea ponía su fritura, después de inaugurado el Rancho Francisco, se daban bailes y pasadías, como en el bar Topacio. Eran por un fin de semana y por el día libre que caí el 21; en ese entonces, las fechas se celebraban el mismo día que caían.
Las fiestas eran solamente para las personas que podían, circunscritas a los miembros del club y sus amigos; el pueblo llano, iba a las novenas, a sus «promesas» y el 21 recorrían el camino de la procesión. Al otro día » con la resaca a cuesta vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas» J.M.S.
En esos tiempos Ocoa era una sociedad agrícola con una carretera imposible, con pocos inmigrantes y emigrantes. Haitiano sólo estaba Harriga (jarriga) no habían más, una sociedad donde casi todos nos conocíamos y donde casi TODOS éramos familias o parientes, no habían barrios, teníamos trece (13) calles horizontales y la misma cantidad verticales, el lugar más alejado del pueblo era la casa de Ramón Manita, en TODO el pais habían tres millones de habitantes y en el pueblo habían 7 carros, 9 Jeeps, 6 comandos veinte bicicletas, algunos motores y los vehículos de los visitantes que no pasaban de seis o siete.
En el 1972 algunas personas en las que recuerdo a: Santa Báez, Ramona Lavigne, Dastenia De Báez y otros, incluyendo algunos Jóvenes estudiantes del liceo, se reunieron para producir algunos cambios en las patronales (tan elitistas ella) produciendo la primera feria de la papa y algunos eventos culturales. Después el pueblo creció, se multiplicó, crecieron nuevos barrios, llegaron oleadas de emigrantes, se fueron miles de Ocoeños a otras partes del mundo. Del pueblo, pequeño con poco alumbrado público, que ya no usaba recua de mulos para traer agua, que fue abandonando las casas de cana, que dejó de usar lámparas de gas para alumbrarse, que tenía nueve profesionales, surgió una provincia pujante y dinámica, como el paso del tiempo y de la historia porque NADA queda estático, solo la muerte permanece sin variar.
Hay cosas que mejorar, otras, a lo mejor cambiar pero sabiendo, siempre conociendo, que nada permanecerá igual, el tiempo lo cambia todo, son los hombres y sus ejecutorias ( EJECUTORIAS)lo que definen esos cambios y deciden si son para bien o para mal. De algo si estoy seguro: a pesar de las noticias negativas, de los asaltos, de las guerras y enfermedades, de las drogas, de la maldad intrínseca de los malos, de los políticos corruptos, de los jueces aleves del denbow, la Juka, los pantalones caídos ( shaggy – pants) de los monos que copian creyendo sobresalir; el mundo es hoy mejor, MUCHO mejor a cómo fue en el pasado, más enfermedades endémicas se eliminaron, la brecha de pobreza alrededor del mundo decreció de forma exponencial, los índices académicos subieron, el analfabetismo disminuyó, como el hambre; más y más estudiantes terminan sus estudios y el mundo se convirtió en una aldea global. Falta mucho, mucho por hacer, pero se va tirando, aunque gente como yo siempre vivamos para ser contestatarios y otros vivan de cara a tiempos que se fueron por el caño del tiempo. Sigamos pues «se acabó, el sol nos dice que llegó el final. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual. Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabo la fiesta».
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