La cuarta acepción del verbo fundar que aparece en el mata burros de la Academia Española de la Lengua (vigésima segunda edición de 2001) es establecer, crear.
Si seguimos esas significaciones, para el caso de Ocoa habría que hablar no de una sino de tres fundaciones. Voy al corte.
La primera fundación (que tal vez comenzó en la primera mitad de los años 1600) es la de El Maniel Viejo de Ocoa, objeto de una invasión militar española en 1667, que aparentemente destruyó esa comunidad formada por esclavos negros.
La segunda fundación la hicieron los negros Lorenzo a principios del siglo XIX, según las noticias que nos ofrece el profesor José L. Subero y que están confirmadas por el teniente norteamericano David Dixon Porter en su Diario de una misión secreta a Santo Domingo (1846).
La tercera –y definitiva- fundación fue la que iniciaron los banilejos en el siglo XIX (o tal vez antes).
Aclarado el punto nos vamos a detener en la última fundación.
Resulta y viene a suceder que en 1844 el padre Fernando Arturo de Meriño publicó un libro de geografía e historia de Santo Domingo, en la que daba como fecha de fundación de Ocoa el año 1844, con familias procedentes de la frontera.
Tal afirmación del padre Meriño es errada por partida doble. Veamos por qué
Hay varias menciones sobre la fundación de Ocoa. Por los años 1925 el padre Fray Cipriano de Utrera publicó en la desaparecida revista Panfilia (en la que también aparecen artículos del profesor Subero) un trabajo en el que asegura que Ocoa fue fundada por los años 1750, aunque admite que no poseía información documental.
Lo que sí está documentado es que ya en el siglo XVIII algunos monteros banilejos eran prácticos en El Maniel.
La segunda y más promovida versión es que en el año 1805 se inició un proceso migratorio con vocación de permanencia en las lomas de El Maniel.
Claro está, es una versión fundamentada en la tradición y que recoge en varios trabajos el profesor Subero.
Pero esa tradición no carece de fundamentos. Como se recordará, en 1805, las tropas de Jean Jacques Dessalines (luego coronado emperador de Haiti con el nombre de Jacques I) a su paso por Bani, y al encontrar la aldea vacía la incendiaron, según el testimonio del padre Guerrero en una carta que reproduce Fray Cipriano de Utrera en sus Dilucidaciones Históricas.
En cuanto a la fecha que da el Padre Meriño, 1844, hay sobradas razones documentales para negarla.
En primer lugar, debe retenerse que luego de la batalla del 19 de marzo ocurrida en Azua en 1844, Santana se retira ese mismo día en horas de la noche (por cierto, una retirada militarmente necesaria) a Sabana Buey, y una vez allí, ordenó que se destacaran tres puestos militares avanzados (como se decía en el lenguaje de la época): uno en Sabana Buey, otro en El Número y un tercero en El Maniel u Ocoa.
Al mes siguiente, el 13 de abril, fueron tropas ocoeñas bajo el mando de Antonio Duvergé, Chery Victoria y José María Martínez las que paralizaron el avance del ejército haitiano, unos mil y pico de hombres.
Más aún, ya en esa época, la comunidad de El Pinar estaba poblada, tanto que Victoria logró reclutar allí unos cuarenta o sesenta hombres, para engrosar la pequeña dotación militar que había en esa localidad bajo las órdenes de Martínez.
Dos años después, en 1846, el teniente Porter consignaba que en El Maniel convivían como una sola familia, dice –unas 800 almas o habitantes.
Encontró también, además de frutales, plantaciones de café, en producción. Imaginamos que era cafeto de la variedad arábiga, que necesita varios años para estar en condiciones de producción o de parición.
(que me corrijan los que de eso saben).
Por ahora, es todo.
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