Hoy nos encontramos con la magistrada Miriam German en una actuación que nos extraña ante el comunicador Martínez Pozo (con el cual no tengo ninguna coincidencia ideológica o de forma en la que hace comunicación, pero que está en su derecho legítimo).
La magistrada gano todo el aprecio y respeto de la población dominicana en la forma de manejarse ante los lobos que le acecharon para sacarla de la Suprema Corte de Justicia, sin embargo, es imposible estar de acuerdo con ella o cualquier actor del poder público o privado en su búsqueda de limitar la disidencia y libertad de expresión de cualquier dominicano.
Es como llegar al aula y decir; “para ustedes opinar tienen que ser los profesores y yo el estudiante. Lo que ustedes solo tienen valor de verdad sí coinciden con el Profesor, es decir yo”. O en la cancha; “El molde es para hacerlo tal cual; triangulan y se olvidan de su creatividad. Luego de triangular tienen que hacer lo que yo diga”.
Los derechos del hombre y del ciudadano logrados fruto de la Revolución Francesa en 1789 y que previamente habían sido identificados en la declaración de independencia de los Estados Unidos, escrita por Thomas Jefferson en 1776 nos deja en sí mismo un respeto directo a la VIDA, A LA LIBERDAD INDIVIDUAL y la organización social como instrumento de superación de dificultades en la búsqueda de coincidencias en las más radicales ideas de ver la vida en sociedad.
Hoy, en pleno 2024 tenemos la propuesta de una ley mordaza a la libre expresión que el presidente de la Republica desestimo de forma correcta; ahora nos encontramos con una desagradable situación entre Miriam German y un comunicador (Martínez Pozo, pero podría ser cualquiera que haga opinión) lo que nos tiene que colocar en perspectiva del hacia donde vamos en la búsqueda de preservar la democracia como modo de vida en sociedad.
No sé quien este asesorando a la magistrada German y mucho menos a los diputados que generación la ley mordaza a la comunicación, lo que si interesa es hacia donde nos lleva la estructura de gobierno que predomina hoy día, quienes vienen en una formación de carácter liberal y nacionalista; con integrantes de los núcleos de lucha que impulsaron el país democrático que tenemos hoy día y muchos pagaron con cárcel y muchos sus padres con sus vidas para tener la libertad de expresión, de disentir y a su vez de buscar puntos de coincidencia en el bienestar social que requieren en cada momento.
Pensar diferente y expresar críticas no es algo que deba limitarse a menos que se quiera una sociedad llena de miedo o avalanchas de lucha social que busquen expresarse con medios que no deseamos ver.
Es momento de tener un encuentro de análisis y verificar los pasos que deban darse para cuidar lo que buscamos en la escuela, en la universidad, en los clubes, en las organizaciones juveniles y de adultos, sindicatos.
La felicidad parcial que poseemos hoy como sociedad se la debemos a todos y todas los las que han sacrificado su tiempo, familia e integridad física para consolidar los derechos naturales en los que se incluye la libre expresión de ideas, opinión y capacidad de no estar de acuerdo con quienes ejercen el poder que el pueblo le ha dado.
Los sindicatos, los movimientos estudiantiles han ido amordazándose en la medida en la que han entrado en un momento de acomodamiento de las elites sociales que influyen o son parte de los gobiernos que hemos tenido en los últimos 40 años.
Nuestros chicos (ellos, ellas, elles) desde que dicen; “Voy para la Uasd”, reciben el “ahí se dura mucho; ahí tiran piedra y …” sumado a esto la estrategia privada de denostrar la primada de América y desde donde se ha creado una estructura educativa basada humanista en el que el SER dominicano a predominado en su influencia.
Los mejores profesionales de este país, así sea un curso de como encertar aguja han hecho en la Uasd; pero no es de interés de los dueños de universidades privadas escribir bien o reconocer los valores de la universidad autónoma de Santo Domingo.
Esto claro, tiene que estar sustentado en el respeto y considerar que la difamación e injuria no debe verse como represalia a la libre expresión, en definitiva, no es libre expresión; es libertinaje de expresión.
Creo que las palabras soeces, las acusaciones fuera de tribunales que coloquen la integridad moral de las personas tiene que regularse; no es justo que la culpabilidad sea generada en un tabloide y no en un juzgado.
Nuestros jóvenes hoy día no necesitan libertad de expresión, ellos/as son libres en su naturaleza y esencia; lo que nos toca en apoyarle en la promoción de valores éticos y morales para que esa libertad sea bien utilizada en favor de su sociedad y el país, el mundo en temas puntuales como la preservación del medio ambiente, la eliminación de la prostitución infantil y del trabajo en menores de edad; que se expresen en la búsqueda de una educacion abierta a la organización estudiantil como forma de impulsar las mejoras en las oportunidades de empleo y el apoyo a iniciativas emprendedoras de cada uno de ellos y ellas.
El trabajo adulto desde donde sea que estemos laborando es; fomentar e inculcar valores de respeto, solidaridad, tolerancia, dominicanidad y unidad, ética como única manera en que la LIBERTAD sea LIBERTAD.
🫴🏻
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