Felipe Ciprián
Si Gonzalo Castillo resulta escogido el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como todo parece indicar, el impacto de su hazaña política se puede convertir en un factor clave para garantizar la unidad del partido gobernante y muy probablemente mantenerlo en el poder en las elecciones del 17 de mayo de 2020.
Por igual, si el ganador en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) es Luis Abinader, como debe suceder, el país ganaría algo al sepultar los intentos de políticos del pasado por hacer retroceder la marcha de la historia.
Que un hombre con militancia en el PLD (Gonzalo), pero sin historia de buscar posiciones electivas, desafíe y derrote a Leonel Fernández en solo 70 días, con doce años de experiencia como gobernante y con más de dos años “recogiendo firmas” para tratar de ir por otros ocho más, es un fenómeno raro en la política dominicana.
El solo triunfo de Gonzalo y la caída de Leonel reorganizarán las simpatías partidarias de inmediato, sin que los caciques del leonelismo -incluido el fundamentalismo conservador que tanto lo influye- puedan impedirlo. En el momento en que escribo -mediodía del jueves- no estoy convencido de que Leonel se dejará contar los votos del domingo para caer vencido por un político “amateur”, cuando tiene la oportunidad de evitar ese “expediente” y negociar una parte del próximo gobierno, incluida la Vicepresidencia de la República, que supongo nadie se la negaría a uno de sus seguidores en un acuerdo.
Si persiste en llegar como precandidato a la votación, tiene la opción de negociar después de la derrota, pero desde una posición de debilidad, al precio de “coger lo que le den y si no lo quiere, lo deja”. Comprendo que Leonel no la tiene fácil porque si ante la inminencia de su caída intenta preservarse y pactar con el danilismo, desatará la ira del “fundamentalismo conservador” que lo respalda fuera del PLD.
Unidad del PLD
Después de que Danilo ató el potro de la reelección el pasado 22 de julio y declaró que apoyaría a la “sangre nueva” ante el proyecto “de la minoría que intentaba imponerse en el PLD”, quedé convencido de que ese partido no se dividirá antes de las próximas elecciones. Cualquiera que sea el resultado de las primarias, gane Gonzalo o Leonel, la gran masa peledeísta apoyará al candidato escogido y supongo que lo mismo hará el liderazgo grupal.
Si el escogido es Gonzalo, al menos el 90% del leonelismo se integrará a su campaña porque Leonel no tendrá más alternativa que intentar un pacto favorable para sus seguidores.
En cambio, si el vencedor es Leonel, el danilismo no tiene otra opción que aceptar su derrota e ir a una negociación con el leonelismo para llevarlo al poder.
Quienes están soñando con que una victoria de Leonel significará ahora una división del PLD, deberían despertar, porque ¿qué otra cosa pude hacer Danilo ante el hecho cumplido de que no pudiere detener a su rival? Si Leonel gana las primarias, la negociación es mucho más fácil porque desde la Vicepresidencia para Gonzalo -no para Reinaldo-, el espectro de la negociación puede ser mucho más amplio que si el resultado fuera el triunfo de Gonzalo, porque a Leonel no le interesa la Vice.
¿Cómo profesor?
Leonel se ha paseado esta semana por los periódicos y -palabras más, palabras menos- ha dicho que él es el depositario de los méritos, de la capacidad y la experiencia para gobernar frente a las carencias que atribuye, indirectamente, a Gonzalo.
Creo que la frase lapidaria que retrata el complejo de superioridad de Leonel la dijo a Adriano Miguel Tejada en Diario Libre, el miércoles, cuando expresó: … “No podemos poner el próximo gobierno en manos de cualquiera”.
¿Recuerdan cuando en 2008 descartó ir a un debate con Miguel Vargas Maldonado, candidato del PRD, porque a su juicio “no sabe conceptualizar”?.
En aquel entonces como ahora, Leonel se considera el iluminado frente a los incapaces. El mismo guión que usó contra Peña Gómez en Santiago en 1996 diciendo que la lucha era entre un león (él) y un monito indefenso (Peña).
Ese relato intentó contra Hipólito en 2000 tildándolo de burro y sacándole yerba, pero la criada le salió respondona y sus guardaespaldas mataron a dos suplidores de yerba para el burro en Moca. ¡Hasta ahí llegó el burro y la yerba! Como ahora se está refiriendo directamente a Gonzalo llamándole “cualquiera”, Leonel tiene que prepararse porque si un “cualquiera” lo derrota, como supongo va a suceder en pocas horas, lo menos que él puede hacer es pedirle perdón a Gonzalo por subestimarlo y a Danilo por desafiarlo en todos los planos. Un líder tan “iluminado” como Leonel, y tan bien asesorado por una cohorte tan variopinta como la que tiene a su lado, no debería atreverse a volver a mimetizarse por un tiempo como lo hizo en 2015 y reaparecer con carita de “yo no fui” después de una derrota ante un “cualquiera” que debe poner fin a su ambiciosa carrera por ser monarca.
Así es que escribe la historia
Le queda muy bonito a Leonel decir ante los ejecutivos editoriales y propietarios del Listín Diario que él apoyó a Danilo para la candidatura presidencial del año 2000 y no se reeligió, aunque se lo pedían.
En cambio, cuando Danilo aspiraba en 2007, Leonel admite que lo derrotó porque la reelección estaba permitida constitucionalmente por la reforma que auspició Hipólito Mejía en 2002 y él (Leonel) no debió ser desafiado porque era el favorito en las encuestas.
Lo que no dice Leonel es que a pesar de que la reelección era legalmente posible para 2008, en el PLD estaba prohibida y él fue el primero en pisar ese principio boschista que venía desde abril de 1963 para beneficiarse personalmente.
Si Leonel era un verdadero peledeísta, un discípulo digno de Juan Bosch, él no tenía entonces que mirar solo la Constitución, tenía que volverse al principio boschista de que el único presidente en ejercicio que ha modificado la Constitución para prohibir la reelección fue precisamente Bosch.
Por eso no se debe olvidar que cuando Leonel empleó todos los recursos del Estado para neutralizar a la mayoría partidaria que tenía Danilo en el PLD en 2007, un aplastado Danilo declaró: “El Estado se impuso y (ya sabemos) que la reelección tiene un espacio dentro del Partido de la Liberación Dominicana”.
¿Tenía Leonel derecho a buscar la reelección en el PLD en 2008? ¡No! ¿La impuso? ¡Sí! A Leonel se le olvidó decirles a los ejecutivos del Listín que sin los 12 diputados y el senador que el PLD cedió gentilmente al Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), Hipólito nunca hubiese podido modificar la Constitución, a la que se oponía el resto del liderazgo histórico del PRD.
Pero Leonel y la dirigencia del PLD se los “vendieron” para que el PRD se dividiera y la reelección de Hipólito fracasara. La reelección de Leonel triunfaría en 2008, pero arrastró secuelas que hoy explican el muy probable estrepitoso chasco, nada menos que a manos de un “cualquiera”, que no es otro que Gonzalo.
Último error de Leonel
El último y decisivo error de Leonel fue poner a Margarita Cedeño a darle un respaldo público a sus aspiraciones. Lo dije de inmediato en Twitter el miércoles: “Margarita, sustituto del Presidente, al respaldar públicamente a Leonel para las primarias, acaba de darle al presidente Danilo el derecho de respaldar a Gonzalo y nadie puede atribuirle que inclina el poder a su favor”.
Acabo de ver que Danilo va este mismo jueves (ayer) a cerrar campaña junto a Gonzalo, lo que tal vez no habría hecho si Margarita no hubiese respaldado a Leonel.
¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!
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