Por: Asdrovel Tejeda
En la alta Edad Media existían fortalezas en diferentes pasos de montañas en la mayoría del territorio europeo, dada las condiciones sociales y políticas imperantes en la época, donde el feudalismo creó las condiciones del vasallaje, esto es, que a los grandes barones, Duques, Condes, etc, los monarcas, que habían perdido en gran medida su poderío absoluto, tenían que contar para mantener sus reinos y la expansión de estos, con la ayuda de aquellos que le prohijaban hombres, armas y valores.
Ya no existía la esclavitud como antaño, se había convertido el hombre «libre» en vasallo, esto es que eran fundamentalmente agricultores que firmaban con un gran señor al punto que eran como parte misma de la tierra.
En esa sociedad agraria, eminentemente, en cada una de esas fortalezas comenzaron a crearse pequeños asentamientos con el nombre de Burgos, los vivientes en ellas recibieron el nombre de burgueses, de alguna manera son él génesis de las ciudades de hoy, algunas, quedan desarrolladas hoy como grandes ciudades en el mundo.
Por otra parte los parques, tal y como los conocemos, aparte de área recreativa eran espacios sociales usados por los colonizadores y generaciones posteriores para acercamientos, esto así, usando la vuelta del reloj, las mujeres y de contra reloj los hombres para asuntos de conquistas amorosas, no existían los lugares expresó de alternar hombres y mujeres, solo iglesias y parques, el de Ocoa, por ejemplo, desde su fundación sirvió para el encuentro y las relaciones de muchas parejas que hoy recuerdan con agrado la famosa media vuelta del parque los domingos, en una época romántica, donde existía el respeto, las buenas costumbres, la moral y donde era muy difícil ver una persona «descompuesta». Existían pocos negocios de bebidas frente al parque, recuerdo el Marien, el bar Tres Rosas, la barra de Chucho y el establecimiento del club Ocoa que después devino en una discoteca. El parque fue siempre el nódulo central de Ocoa, casi todos nos conocíamos,!la población dominicana no pasaba de los cuatro o cinco millones de personas, habían muy pocos vehículos privados, podían contarse con los dedos de las manos, al igual que motores, que no pasaban de dos docenas y el respeto iba de la mano con la formaciones integral del individuo.
En algún momento algo cambió, ahora somos diez millones de personas, mal contadas y sin mencionar los haitianos, hay cientos de vehículos y miles, miles de motores, guiados y usados por elementos irresponsables, agresivos, trogloditas y generalmente armados; que usan estos bebiendo alcohol y otros elementos tóxicos, que andan a gran velocidad, sin ningún tipo de respeto y exponiendo su vida y las de los demás en la vorágine consustancial con sus condiciones. Ni el parque, ni la sociedad, ni el parque vehicular, son los mismos, como los Burgos y las campiñas, las sociedades evolucionan como parte de la dinámica de vida, algunas para bien, otras no, toda cambia, nada ni nadie permanece igual por eso las sociedades con los hombres, no viven de cara al pasado, este solo vive en los recuerdos porque NADA es igual. Decía Heráclito que lo único permanente es el cambio y así es, incluso en las etapas de la vida.
En el 2005 el concejo de la ciudad de Ocoa reglamento poner cadenas en el área del parque donde las personas se reúnen los fines de semana, lo hizo por prudencia y para proteger la vida de los municipes, que DEBE ser la prioridad de todo organismo municipal, en ese entonces no habían la cantidad de motores que hoy, pero aunque menos, habían accidentes producidos por motores que le costaron la vida a muchos ciudadanos, es por eso que todas las administraciones siguen, por asunto legal y lógico la continuidad de esta ordenanza.
Imaginemos por un momento, solo un momento, sin necesidad de hacer gran ditarambo mental la cantidad de jóvenes y adultos pasando, como pasan parados en la calle, sin cadenas, sumado los motoristas, la velocidad, el alcohol y la agresividad de algunos Machos come candela, los accidentes y las muertes que esto podría provocar serían incontables. No fueron dos vehículos, que un fin de semana, sin cadenas, fue el detonante de la muerte de un oficial policial? Ninguno de los dos quería dejar pasar el otro.
Me sumo a la ordenanza, las cadenas están bien donde están, evitan accidentes y posibles muertes. No es el momento de inventar el agua tibia, ni vivir del romanticismo de épocas pasadas, es momento de abocarse a vivir el ahora, el hoy y sus consecuencias y mientras no caminemos en una sociedad de valores, donde el respeto a las normas y a la ley y, sobre todo, el respeto al derecho ajeno; tendremos que buscar soluciones que temporales o no, aseguren mínimamente el justo derecho a la vida de los ciudadanos que escogen el parque, con el fundamento inalienable de los que ayer lo hicieron en el marco de sus circunstancias vivenciales. Mantener las cadenas no sólo un acto de acatar resoluciones anteriores vigentes, pero además, un gesto de responsabilidad ciudadana.
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