San José de Ocoa, una provincia con un potencial enorme en agricultura, turismo y cultura, sigue enfrentando desafíos que parecen insuperables en pleno siglo XXI. Uno de los más graves es la falta de acceso a servicios financieros básicos en sus municipios, una carencia que limita el desarrollo económico, ahuyenta inversiones y obliga a sus habitantes a depender de otras provincias para gestiones tan simples como retirar dinero o acceder a un crédito.
Un problema que avergüenza
Es inconcebible que en municipios como Sabana Larga, con una población activa y una producción agrícola relevante, no exista ni un solo cajero automático o una sucursal bancaria. Tampoco la situación es mucho mejor en Rancho Arriba, La Ciénega o El Naranjal, donde los residentes deben viajar hasta el municipio cabecera —que cuenta con algunos servicios— o incluso desplazarse a Azua o Peravia para realizar transacciones básicas.
¿Cómo es posible que algo tan fundamental para el desarrollo como la inclusión financiera siga siendo una deuda pendiente? ¿No les avergüenza a nuestros legisladores, al gobierno central y a las autoridades locales que una provincia entera siga marginada de servicios que son norma en otras regiones del país?
Consecuencias para el desarrollo
La falta de infraestructura financiera no es solo un inconveniente, sino un freno al progreso. Pequeños productores, comerciantes y emprendedores se ven obligados a perder tiempo y recursos en traslados, mientras que la informalidad crece por la dificultad de acceder a cuentas, préstamos o herramientas digitales. Además, la ausencia de bancos desincentiva la inversión privada y perpetúa el círculo de la pobreza.
¿Dónde están las autoridades?
Los ocoeños se preguntan: ¿por qué los diputados, el senador que representan la provincia no han impulsado gestiones para resolver esta situación? ¿Por qué el Ministerio de Hacienda o la Superintendencia de Bancos no han incentivado la apertura de sucursales en estas zonas? Y, sobre todo, ¿por qué la sociedad civil y los empresarios locales no exigen con más fuerza soluciones concretas?
Un llamado a la acción
San José de Ocoa merece más que promesas. Es urgente que:
1. Los legisladores gestionen convenios con entidades bancarias para instalar al menos cajeros automáticos en los municipios más poblados.
2. El gobierno incentive con exenciones fiscales a los bancos que abran sucursales en zonas marginadas.
3. Las autoridades municipales destinen espacios y faciliten trámites para la instalación de estas entidades.
4. La sociedad ocoeña se movilice y exija este derecho básico como parte de su desarrollo.
Mientras otras provincias avanzan hacia la digitalización y la bancarización, Ocoa sigue esperando. Ya es hora de que las palabras se conviertan en hechos y que los servicios financieros dejen de ser un privilegio para convertirse en una realidad accesible para todos.
Comentarios...