Felipe Ciprián
En el país hay una ola de indignación considerable enfocada a exigir el combate a la corrupción y el fin de la impunidad.
Se trata de una verdad innegable y de un movimiento ascendente que no parece que se podrá detener hasta que el gobierno adopte acciones concretas -no declaraciones de intenciones sin ningún propósito real de hacerlas ejecutar- que conduzca a los tribunales a quienes aceptaron sobornos para engañar a los contribuyentes.
El presidente Danilo Medina aparece como el blanco principal de las manifestaciones que reclaman castigar la corrupción y poner fin a la impunidad. Si bien no es él el paladín de la corrupción, es el Presidente de la República y por tanto el mayor responsable de que a ese festival de robo y engaño centenario se le ponga fin.
Creo que Danilo, que no es un gobernante petulante ni ostentoso como otros que hemos padecido, tiene una gran oportunidad de «sacar de abajo» y sintonizar con el reclamo popular de combate a la corrupción y cese de la impunidad.
Si Danilo se apega a la Constitución y a las leyes, puede salvar su honor y dar un giro de 180 grados en el tema de la corrupción, lo cual lo reivindicaría para la historia y ayudaría a este país a cambiar de rumbo y dejar de vivir la burla de políticos que solo van al Estado a acabar con todo lo que encuentran.
Con los jueces actuales de las altas cortes y lo que ellos irradian hacia los demás tribunales, permeados mayormente por el partidarismo oficial negador de los principios originales de esa organización política, no se puede ir a ninguna parte. La mayoría de ellos han demostrado que solo saben archivar expedientes de los megacorruptos de sus compañeros de partido y condenar a los ladrones de salami y tumbadores de carteras.
Por eso es que Danilo tiene que decidir si sucumbe al creciente movimiento que pide el fin de la corrupción o se coloca sobre esa ola para variar el rumbo del país. Espero que él pueda hacerlo y si lo hace el mismo movimiento terminará reconociendo su osadía.
Para variar el rumbo del país su oportunidad es la convocatoria que ha hecho para reunir el próximo lunes 15 de mayo -Día del Agricultor- al Consejo Nacional de la Magistratura, y de ahí en adelante elegir jueces probos, independientes, valientes, capaces de impartir justicia respondiendo al derecho y a las pruebas, no a los favores políticos.
Si del próximo Consejo de la Magistratura encabezado por Danilo, y donde tiene evidente mayoría para decidir, no emanan altas cortes de prestigio y dignidad, capaces de honrar su investidura y meter a la cárcel a los ladrones del erario, el gobernante estará cavando su tumba política junto a los nuevos jueces. Sin una justicia de verdad -no una Tremenda Corte como es ahora- este país no tiene futuro y la ola de indignación no parará jamás.
El país necesita paz con justicia, pero para lograrla se necesita ver que quienes la hicieron -y Odebrecht admitió que la hicieron- la paguen, pues de lo contrario el hundimiento de las instituciones continuará y ninguna esperanza alumbrará el porvenir de la Patria.
Presidente Medina, impulse nuevas cortes de gente honesta que tenga la oportunidad de poner las cosas en su lugar y poner a este país a caminar por la senda de la decencia, el respeto a las leyes y el florecimiento de la moral. Nada más.
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