Rafael Leonidas Trujillo se aprovechó del aprecio y confianza que le tenían el presidente Horacio Vásquez y su esposa doña trina de moya para obtener pingues beneficios; incluso, obtuvo el rango de general. Pero Trujillo se ganó ese cariño, portándose como un hijo y les llamaba «papa a don Horacio y mama a doña trina; además, los halagaba con buenos regalos: cuando se casó por primera vez (la boda del siglo) le llevo una réplica del bizcocho gigante a doña Trina y Souvenir y, en otra ocasión, le regalo una silla para el caballo de don Horacio que le costó mil libras esterlinas. Esas eran señales del alto estatus económico que había alcanzado Trujillo.
Rafael Leonidas Trujillo logro la presidencia de la republica dominicana en 1930 y se prolongó, como dictador, hasta 1961. Inmediatamente empezó a crear sus monopolios, y los desarrollo, en todos los sectores de la economía: la producción, distribución y venta de la sal, principalmente de salinas (prohibiendo la importación o ventas de otras); el monopolio de las carnes (tenia fincas ganado, etc.); una fábrica de zapatos (fadoc) que le suministraba las botas y zapatos a las Fuerzas Armadas; la fábrica de vidrios; barcos comerciales; más de 10 ingenios; la CIA. Dominicana de aviación; cientos de miles de tareas de tierras madereras y muchos aserraderos (los CXA, Santelises…) y les cobraban un soborno por metros de maderas aserradas a los demás aserraderos (Abreu, Bermúdez, Mera…), que estos tenían que pagarlos en la oficina particular de Trujillo a cargo de j. Maria Goutier, Sec. De interior y policía.
Por este concepto, Trujillo recibió un promedio de 10 millones de dólares por décadas ( ver J. Bosch, Comp. social dom.); también los que sacaban oro de los ríos (Cotui, en el este) tenían que pagar un impuesto al estado y otro peaje a Trujillo, así como los dueños de los comercios y tiendas de la duarte, la mella, el conde y los mercados; la fábrica de yeso, textileras, fábricas de aceites, de jabones, de ron, cigarrillos y fincas de cacao y de café ( en ocoa), cuyo precio se mantuvo alto en los mercados Bursatiles. También, la voz dominicana, emisoras y periódicos pero, respeto las inversiones (Ingenios, Metaldon) de la familia Vicini y a otros empresarios, comerciantes terratenientes dominicanos y extranjeros.
En conclusión, el dictador Rafael Leonidas Trujillo se convirtió en el gran propulsor del sistema capitalista nacional, consolidando el sistema financiero cuando creo el banco central y pago la deuda externa ascendente a unos 9 millones de dólares, y en eso están de acuerdo sociólogos e historiadores locales; aunque, se sustentaba en un nepotismo que convirtió a Trujillo en un » monarca sin corona» ( E. Gutierres).
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