Seguro has dicho o escuchado decir la frase “La casa es la primera escuela”. Esta frase se refiere a que es en la casa donde se enseñan los valores que deben exhibir los individuos en la sociedad.
Cada padre tiene la oportunidad de elegir para sus hijos el tipo de educación que desea; sin embargo, muchos progenitores erróneamente van postergando esta práctica para cuando los niños ya han crecido y dejan que sea el entorno que se encargue de inculcar las primeras enseñanzas. Otras veces dejamos ese papel a los educadores, bajo la excusa de que con ellos nuestros hijos pasan gran parte del día y nos quejamos de que no tenemos tiempo para dedicar a los pequeños.
Quién diría que para este tiempo todas esas excusas pasarían a un segundo plano, pues como dicen por ahí “No hay mal que por bien no venga” o dicho bíblicamente “Todo obra para bien a quiénes aman a Dios”. Y es que la situación por la que atraviesa el mundo ha provocado que muchas empresas permitan a sus empleados trabajar desde las casas para evitar las aglomeraciones de personas.
En el caso de los niños en edad escolar, la escuela ha vuelto a sus casas, esto así porque producto de la interrupción temporal de las clases presenciales, las familias tendrán que asumir un papel preponderante en la formación integral de los hijos, pues hasta ahora, los estudiantes recibirán el pan de la enseñanza en las modalidades virtual y/o a distancia. En este sentido, se propone que los educandos además de las tareas escolares tengan la oportunidad de compartir en familia y realizar quehaceres del hogar como una forma de fomentar los valores.
Este tipo de normalidad les permitirá, además, a los alumnos: gestionar su propio aprendizaje, ser autónomos, ser más sensibles ante las necesidades de los demás, colaboradores y empáticos. La escuela en casa hará que los docentes tengan mayores oportunidades de desarrollar situaciones de aprendizaje relacionadas con la situación actual del país, aprovechando el entorno y la participación de los padres, que muchas veces se dificultaba en la modalidad presencial.
Es imprescindible que tanto los educadores como las familias expliquen a los hijos las razones por las cuales no se está asistiendo a las escuelas, pues para ellos podría ser frustrante el hecho de no entender el por qué ya no pueden ver a sus maestros o compartir en recreo con los compañeros.
Como en todo lo que emprendemos en la vida, siempre hay ventajas y desventajas, y las mencionadas en el párrafo anterior son algunas de ellas, no obstante, es necesario que para este tiempo todos nos centremos en las ventajas a fin de sacar el mejor provecho de esta situación, que quizás no sea lo mejor ya que de cierta forma nos saca de nuestra zona de confort, pero es lo que tenemos hasta ahora y no hay forma de que podamos cambiarla, si es que queremos que la educación no se detenga y a la vez conservar la salud de la comunidad educativa.
Esperamos que pronto esto pueda pasar, pero que nos quede el dulce sabor de haber probado lo que es tener “La escuela en casa”.
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