Un día como hoy (15 de octubre de 2014) San José de Ocoa vio morir a uno de sus hijos más destacados y sin duda alguna a unos de los munícipes que mayores aportes realizó a favor de nuestro pueblo en diversos órdenes, siendo no sólo artífice de varias iniciativas, sino además padre de muchas otras, que aunque echadas a andar por otras personas, cuando buscamos a quien correspondió la idea o la motivación, es muy posible que en muchas de ellas esté detrás precisamente el inolvidable Mon Báez.
Tal y como destacamos en nuestro libro Cómplices de una Historia: “Aquejado de salud, retirado ya de las labores diarias la muerte le va a sorprender la madrugada del miércoles 15 de octubre el año dos mil catorce (2014), contando con 85 años de edad, siendo velado en la Funeraria Mamá Rita, ubicada en la calle Manuel de Regla Pujols, No. 14 de esta ciudad de San José de Ocoa”. (Pág. 229, Tomo I, segunda edición, año 2016)
De aquel triste acontecimiento se cumplen hoy precisamente cinco (5) años; válido es entonces recordar a este hijo meritísimo de nuestro pueblo con la intención de que recordemos su legado y valoremos su impronta, con la esperanza de que aprendamos de su ejemplo y como él, nos empoderemos del desarrollo de nuestra comunidad, pues si no es una meta común el desarrollo de nuestro pueblo, difícilmente podamos alcanzarlo, dado que con metas individuales esto no es ni será posible.
Es una realidad insoslayable que don Mon fue una figura de primer orden en nuestro pueblo durante toda su vida; dueño de un apretado currículum que explica su recia formación académica, destacándose dondequiera que interactuó. Preciso es destacar que en él tuvimos a uno de los maestros que más posiciones alcanzó dentro del Sistema Educativo Dominicano, pasando desde las más humildes posiciones hasta las más encumbradas, y lo más destacable es que tuvo una cerrera ascendente, desempeñada escalafón a escalafón, iniciando toda esta importante y brillante carrera en el año 1947.
Don Mon fue el primer presidente de la Cruz Roja Juvenil Escolar en Ocoa (1946); corresponsal del periódico El Caribe durante 15 años (de 1950 a 1965); jefe Roberts Scout, Ocoa (1953 a 1955); fundador y director del periódico “La Voz de la Montaña”, periódico que vio la luz en 1952, siendo éste dicho sea de paso el tercer periódico en toda la historia de San José de Ocoa, precedido por “La Montaña”, cuya primera edición se remonta al 29 de diciembre de 1928, dirigido por don Manuel de Regla Pujols (Titín) y por “La Voz de Ocoa”, de 1944, dirigido por el profesor Ramón Gaspar.
Igualmente fue uno de los fundadores de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (ADESJO) el 12 de julio de 1962, emergiendo posteriormente como presidente, siendo elegido como tal en 1964, permaneciendo en dicha posición hasta 1976; en 1983 fue elegido presidente por segunda ocasión de la asociación de marras desempeñándose en esta posición hasta el 1993 (de manera honorífica). Tiempo después y durante varios años ocupó el cargo de Encargado del Departamento de Recursos Humanos de dicha institución de servicio, cargo que ostentó hasta el final de sus días siendo un permanente asesor, dejando huellas tan marcadas que la misma institución terminó designando en vida dicha oficina con su nombre.
Para nadie fue un secreto su condición de amigo y cercano colaborador del padre Luis y de la parroquia San José, haciendo allí aportes de significativa e indiscutible importancia.
Pero además, don Mon se desempeñó como presidente de la Sala Capitular del Ayuntamiento Municipal de San José de Ocoa, jugando allí un importante papel que lo llevó a convertirse en vicepresidente de la Liga Municipal Dominicana, a la que como organismo rector de los ayuntamientos le solicitaba que lo auditaran todos los años, pero que vista y apreciada su honorabilidad sólo fue auditado en una oportunidad, pasando por el lodo sin caer en el fango, como dijera el poeta.
Fue un destacado miembro de la Conferencia San Vicente de Paúl desde su fundación en 1958 hasta el último día de su vida; vicepresidente del Club de Leones Ocoa en 1970; en 1977 mientras ocupaba el cargo de Director Regional de Educación en Azua pasó a ser miembro del mismo club en esa provincia, uniéndose por igual a una hermosa iniciativa que hoy rinde sus frutos al formar parte del Comité Pro Universidad Tecnológica del Sur (UTESUR) en Azua y un año antes contribuyó con la fundación del Club de Leones Ocoa, esta vez en su segunda etapa, dándole vida a tan importante institución de servicio que había entrado en un letargo.
Creador de la escuela para niños pobres “María José”, siendo en ese mismo año fundador del recinto universitario de CETEC (Centro de Estudios Tecnológicos), centro del que se convirtió en el director; miembro de la Junta Municipal Electoral de San José de Ocoa (1986); presidente del Consejo Interinstitucional para la vivienda de bajo costo (CII-Viviendas) en la ciudad de Santo Domingo (1986 a 1987), alcanzando igualmente la vicepresidencia de la Junta Directiva Nacional de la Asociación de Rehabilitación durante los años de 1993 a 1997, repitiendo en el mismo cargo en el año 2001.
Fundador, junto a otros hijos de nuestra comunidad, de la Escuela de Bellas Artes Dr. Ramón Guerrero (1 de septiembre de 1992). Pero además, otro de sus logros importantes y trascendentales fue el de haber logrado junto a un grupo de verdaderos hijos y amigos de nuestro pueblo la elevación de Ocoa a la categoría de provincia, fungiendo como presidente de la Comisión Ocoa Provincia (Comité Gestor) lo que se logró con la promulgación de la Ley No. 66, de septiembre del año 2000, siendo erigida como provincia a partir del 14 de enero de 2001, en acto celebrado en nuestra Parroquia San José.
Autor de la obra “Sueños y Realidades de 20 años”, publicada en 1987, en la que describe los principales acontecimientos de San José de Ocoa, haciendo un recuento desde la fundación de La Junta, los estragos producidos por el Huracán David y la Tormenta Federico y otros temas, dejando pendiente de publicación tres obras relacionadas con la educación, las tradiciones y la vida religiosa (católica) de San José de Ocoa.
Figura de indiscutible prestigio social en nuestro pueblo. Era tal que difícilmente alguien celebrara un acto en Ocoa sin contar con la presencia de don Mon Báez, pues en honor a la verdad “… en él tuvimos a uno de los más destacados hijos de San José de Ocoa, persona con capacidad sobrada, por lo que nadie apegado a la verdad podría poner en duda que si nos sentáramos a enumerar los hijos destacados de nuestro pueblo necesariamente su nombre deberá ser tomado en cuenta, colocándolo en lugar privilegiado”.
Esta obra ciclópea llevada a cabo por el Lic. Juan Ramón Báez Pimentel le hizo merecedor de múltiples reconocimientos, todos verdaderos actos de justicia puesto que se premiada a una persona que entregó sus mejores años al desarrollo de San José de Ocoa en múltiples órdenes.
Todo esto nos lleva al firme convencimiento de que en su obra hemos de abrevar los ocoeños de buena voluntad comprometidos con el desarrollo de nuestro pueblo, desarrollo que no debe estar a merced de la voluntad de nadie en particular, sino de todos en general.
Hoy, a cinco (5) años de su triste fallecimiento, recordamos con mucho amor y gratitud la figura egregia del Lic. Juan Ramón Báez Pimentel (Mon Báez), al que consideramos un ocoeño de referencia obligatoria a la hora de hablar del trabajo social en beneficio de la comunidad, así como de ciudadano de comportamiento correcto.
Claro está, conscientes estamos de que si bien debemos recordar la impronta de los grandes hijos de nuestro pueblo, no se trata de la recordación en sí misma y que todo se quede hasta ahí, sino que esa recordación debe llevarnos a asumir las responsabilidades que ellos asumieron, de tal manera que su recuerdo no se quede en el pasado, sino que se transmute en presente, y eso sólo es posible más que recordándolos, tratando de imitar y seguir sus pasos, para que cuando pasen los años también nosotros dejemos nuestras propias huellas. De ser así, estaría garantizado el porvenir de nuestra gente, pues si solo recordamos sus obras para crear una especie de veneración, de nada habría servido el legado dejado por ellos porque lo estaríamos dejando morir.
Así las cosas hay que concluir entonces en que, si bien es muy importante el que recordemos la figura, la obra y la trayectoria de ciudadanos de la dimensión de don Mon Báez, del mismo modo es muy importante el que no nos quedemos en la recordación pura y simplemente, sino que debemos dar un paso al frente para que nos convirtamos en el terreno práctico, en prolongadores y garantes de sus obras, lo que redundará en beneficio de nuestro pueblo y esto sería lo más importante, en el entendido de que ya ellos jugaron su rol y ahora nos corresponde a nosotros.
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