Hay dos versiones desde el punto de vista histórico sobre la formación de los grupos económicos dominicanos, partiendo de la formación de la pequeña burguesía y la clase capitalista desde la fundación de la República Dominicana. La primera versión, sustentada por el Prof. Juan Bosch, establece que en R. D. no hubo una clase dominante burguesa (desde el periodo de la fundación de la república en el 1844 hasta el gobierno de Trujillo) y que lo que había era una clase pequeño burguesa alta, representada por Buenaventura Báez, Bobadilla, Jiménez, Horacio Vázquez, Etc., que se alternaban en el poder vs.
Pedro Santana (representante de los hacendados hateros), en una lucha política que se escenificó en las primeras décadas (desde la proclamación de la Independencia) y se prolongó, con nuevos protagonistas (Luperón, Cabral, Lilís, Mon Cáceres, H. Vázquez, Jiménez) hasta el 1930, cuando se instaló Trujillo y se inició la formación del capitalismo – nepotista dominicano.
La otra versión, sustentada por J. I. Jiménez Grullón, en su libro Sociología Política Dominicana, establece que en nuestro país, desde la fundación de la república, se formó una burguesía comercial, representada por Báez, Cabral, Velázquez… y los Tabaqueros de Santiago. Vs. La clase hatera (oligarquía agraria), representada por Pedro y Ramón Santana y que la clase burguesa agroindustrial se empezó a formar en la década del 1860, con la instalación de ingenios mecanizados de inversionistas cubanos.
Por otra parte, vale resaltar que, aunque no existía un sector bancario (en las primeras décadas, desde la fundación de la república), pero sí existía un grupo de prestamistas que les prestaban dinero a los presidentes, a los políticos y a los comerciantes, hateros… entre los cuales debemos mencionar: Jessorum, empresario curazaleño que le prestaba dinero fuerte al presidente Báez y que, incluso, este le otorgó el rango de general, Pablo Lluberes, Cosme Batlle, Los hermanos Cambiazo, Cazzneu y J. Fabens. Estos fueron dos lobistas que gestionaron el préstamo E. Hartmont (El fraude más leonino, preludio de la bancarrota económica de R. D. hasta 1930). Además, junto a los hermanos Cambiazo, eran inversionistas mineros. Obtuvieron ventajosas concesiones de explotación minera con el P. Báez. Posteriormente, en la década del 1880 – 90, Juan Bautista Vicini Burgos (inmigrante italiano) tenía dos plantaciones de caña y para 1893 instaló la fábrica de azúcar Angelina, con las excensiones y la ayuda de su amigo, el dictador Lilís. También William Read, que tenía un ingenio, entre otros (la fábrica de jabones) recibieron muchas excensiones y subsidios del dictador Lilís.
Juan Bautista Vicini Burgos se convirtió en el principal prestamista del dictador Ulises Heureaux (Lilís) y financiador de las campañas de éste.
Cuando Lilís redimió o reenganchó la deuda del Estado Dom., con refinanciamiento de la Westendorp, (de Holanda, 1888) y luego con la Improvement de la U.S.A., al primero que le pagó fue a don Juan B. Vicini Burgos, su amigo entrañable. La deuda de Lilís ascendió a unos 35 millones de U. S. hasta el día de su ajusticiamiento, en Moca, de manos de Mon Cáceres, Jacobo de Lara, Horacio Vázquez, entre otros.
Vale decir, que para esa década de 1890, ya existía una burguesía agroindustrial y financiera que, – aunque pareciera de menor cuantía – esos prestamistas: Lluberes, Cosme, Vicini, entre otros, con relación al indigente desarrollo de la economía capitalista nacional (predominantemente de capital de extranjeros) y en comparación a la cantidad de habitantes (menos de un millón), ya era definida y existente; reconociendo que, la pequeña burguesía (alta, media y baja, J. B.) era numéricamente más amplia y políticamente dominante; claro, siempre aliada a la burguesía financiera, agroindustrial o a los hateros.
_ Con el dictador Leónidas Trujillo se inició el capitalismo auténticamente nacional, cuya acumulación originaria de capital, la inició Trujillo siendo jefe de la P. N. y de la guardia nacional con el presidente Vásquez, quien lo quería como a un hijo y Trujillo le decía “papá”.
En una carta “anonimous” dirigida al presidente Vásquez (parece escrita por colaboradores o funcionarios de éste), le expresaron “que el general Trujillo tenía fincas en el Este de ganado, en Ocoa de café y que su fortuna ya ascendía a unos 200 mil pesos dominicanos”, que era mucho en esa época. También les prestaba con alto interés a los miembros del ejército y la P. N., descontándole los pagos de los sueldos y les vendía electrodomésticos financiados. Así inició Trujillo la acumulación originaria de capital, desde antes de llegar al poder. Luego, cuando se convirtió en presidente – dictador desde 1930, amplió sus inversiones, convirtiéndose en uno de los capitalistas más ricos de América Latina…
Continuaremos esa historia en otro artículo…
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