Por Omar Ureña
Recordar la fecha de natalicio de un pariente cercano o una amistad cualquiera para felicitarle y acompañarle en su dicha por haber logrado alcanzar un año más de vida es muy particular en nosotros los humanos.
Con el señor que aparece en esta foto de nombre Delfín Mejía, no podemos decir lo mismo porque aunque cumple años hoy, no es de vida, sino, de muerto y lo que es peor aún, que murió asesinado supuestamente por desconocidos cuando se encontraba en un negocio de su propiedad en la comunidad de Arroyo Cañas, municipio Rancho Arriba.
Cuatro años más tarde esta familia clama justicia, busca desesperadamente que su asesinato no quede impune.
Anoche cuando el reloj marcaba la una de la madrugada en esos desvelos que nos asaltan, me etiquetaron por segunda vez en dos años seguidos esta imagen. Una nuera de la víctima que reside en Estados Unidos y que en una ocasión vio un reportaje nuestro en el periódico, donde salió a relucir este y otros casos inconclusos de muertes en la provincia, volvimos a platicar sobre este hecho y nos contaba con gran pesar el laberinto que han pasado desde aquel fatídico día. Me decía que la familia visitó innumerables veces el Palacio de Justicia de Ocoa y que se le prometió investigar sobre este hecho, pero que nunca más se le ha informado nada.
Sentí en su escritura la amargura de sus letras, la impotencia y la frustración que se siente cuando no recibimos la respuesta de un hecho que se encamina al olvido.
La familia Mejía dice tener algunas pistas que son de conocimiento de las autoridades y aun así, según ellos siguen esperando para algún día darle por lo menos a su pariente el descanso eterno, con el mandamiento a prisión del o los culpables de cegarle la vida a un hombre ejemplar como lo catalogan sus parientes más cercanos.
Ojala se pueda dar respuesta inmediata a este caso para tranquilidad de esa familia.
¡Si Ombe sí!
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