Por José Miguel Vantroi Reyes
La compleja situación política de República Dominicana no deja de complicarse y desde las imágenes de carcajadas y camaraderías de un lunes de abril durante la inauguración del Centro de Convenciones y Cultura Dominicana en Santiago, a la coincidencias en el vuelo 487 de Delta, la situación está de brinco y espanto como diría un famoso narrador deportivo.
Muchos ven en la modalidad de las primarias de los partidos la solución a sus problemas. Hipólito Mejía esperanzado en repetir unas primarias abiertas para propinar a Luis Abinader una dosis de la medicina aplicada a Miguel Vargas en el pasado reciente y Danilo Medina urgente de utilizar a lo interno del PLD, el sector externo en el cual manejo todos los recursos que tan buenos resultados le dieron para reelegirse.
En el otro extremo Luis Abinader quien utilizó los escombros resultantes de las primarias abiertas en el PRD para reestructurar su partido y convertirlo en el principal referente de oposición y Leonel Fernández que sabiamente quiere aprovechar el descontento en la dirigencia media del PLD, fruto de la primacía que le da el presidente Danilo Medina al sector externo en su gestión de gobierno.
Esta lucha nos trae otra interrogante, ¿si el grupo de palacio no logra imponer las primarias abiertas, que posibilidades tendría de imponer la reelección presidencial?
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