Por: Silvia Van der Linde
“El sueño de El Dorado, la ciudad perdida hecha de oro llevó a muchos conquistadores a emprender una búsqueda inútil, siempre en balde “.
Varios años atrás, al enterarme de la existencia de un salto de agua importante en la Mesa de Domingo, El Salto de Toño, el cual constituye uno de los atractivos ecoturísticos del Distrito Municipal de El Pinar, decidí conocerlo.
Aprovechando el domingo de Gloria, me dirigí a esa comunidad la cual no había visitado antes, no sin previamente consultar al pinarero y amigo Cesar Pujols, quien me informó que la carretera estaba en buen estado, lo corregiría y le diría que transitable. Como dijo un pulpero en Rancho Francisco, donde me aprovisioné de agua y “galletas de huevos y manteca”, de eso nada, puro eufemismo, un pedazo bueno y otro malo.
Dando ruedas por dos horas, en medio de parajes agrestes, pero no por ello carentes de encanto, una vegetación hermosa, importantes sembradíos y pintorescas casitas, unas de estilo vernáculo y otras popular y una que otra vivienda casi de lujo, que indica progreso material de sus propietarios. Preguntando en varias ocasiones, al fin, dimos con nuestro destino, El salto de Toño, de fácil acceso, relativamente, ya que está a la orilla del camino, ¡Oh sorpresa! de agua nada, sólo sus huellas. Las mismas hablan de una caída de agua sustancial, que se desliza por un farallón imponente, en un ambiente poblado de malezas y la cual engrosa el caudal del arroyo “El Rancho de Tomás”, también seco en estos momentos.
En los países enclavados en las latitudes bajas del hemisferio norte y sur, entre 0 y 23 grados, del arco de las latitudes, del globo terráqueo, se presentan sólo dos estaciones la de lluvia y la seca. En nuestro país en el sur “la época más lluviosa es de mayo a noviembre”. Mientras que ocurre “la época menos lluviosa de noviembre a abril”, en esta parte de nuestro territorio, existen las corrientes de aguas intermitentes que suelen desaparecer en la época de seca.
Ojalá, el estado en que hallamos el salto sea fruto de encontrarnos al final del período de seca y no del uso descontrolado del agua para riego. Aunque la agricultura constituye la actividad productiva de la zona por excelencia, es importante conservar los recursos naturales y socioculturales del área para su aprovechamiento sostenible en el tiempo.
El pinar tiene buen potencial para el ecoturismo por sus diversos atractivos naturales y socioculturales, entre estos, varios balnearios, grutas, en espera de que se develen sus secretos, zona de bosque muy húmedo subtropical poblado de coníferas, pino de cuaba o criollo, en La Sabana de San Juan y Miguel Martín, las cuales administrativamente pertenecen a Azua, pero su relación es con el Pinar, no obstante haber sido duramente golpeadas por la actividad agrícola, conservan su encanto. Lugares de valor histórico como los relacionados a la batalla de la Comay Juana, la ruta de los expedicionarios de Caracoles, Las vivencias de Manfredo Casado, nativo del Pinar, de valor científico como las expediciones de Erick Leonard Ekman, quien proyectó el país en el mundo, cuando pocos habían escuchado de él, con sus descubrimientos botánicos en la zona. Las máscaras de Sábado Santo, ritual ancestral encaminado, en el pasado, a asustar los niños mal portados, con miras a modificar su conducta, que El Pinar mantiene. La Comparsa El Batey Maguana, que ha recibido reconocimientos varios, en diversos puntos del país. La celebración del Día de Reyes, manteniendo la tradición, Los invernaderos o agricultura de ambiente controlado, entre otros tantos.
Ojalá las autoridades, junto a los grandes y medianos productores y el pueblo llano se avoquen al impulso de un plan de manejo encaminado al desarrollo del ecoturismo como actividad productiva complementaria y sobre todo tomando en cuenta que la salud ambiental es la única garantía de bienestar para la humanidad.
silviavanderlinde3@hotmail.com
Comentarios...