Por: Ylonka Nacidit Perdomo
SAN JOSE DE OCOA-Esta no es una imagen fugaz, es una imagen revelada en papel tamaño 7 x 11 cm., donde se observa a un sujeto que opta por “mirar” hacia el lado izquierdo.
Este un “selfie” admirable, de un curioso retratista fotográfico itinerante, realizado “misteriosamente” con la cámara oscura. ¿Cuál fue el tiempo de exposición, esa larga experiencia de inmovilidad perfecta, para que a través de la máquina lograra el resultado gráfico y técnico de estampar sin escorzo la imagen? ¿Cómo se logró esta interesantísima coloración, aparentemente dorada?
Adrover con una fuerza apreciable en la mirada, tiene su atención puesta en algo que dibuja (una viñeta, un árbol, algo que al aire libre capta con detalles); no tiene una postura forzada; sus ojos son ojos puros, su barba y su bigotes no compiten con ningún otro elemento, se copian ordenadas, cuidadosamente del lado en que acierta el retratista en procurar que aparezcan sin ningún efecto lustroso. Mira de perfil, estando sus facciones hacia el lado desde el cual se puede dulcificar la luz, la luz blanca de las primeras horas de la mañana para que se proyecte el entorno de manera admirable y, el objeto: él mismo
“Dedico a mi Edelmira y a mis hijas”. Esta es la leyenda que lleva por detrás este “selfie” que aparenta haber sido realizado fuera del gabinete de trabajo de Adrover, teniendo detrás (como decorado) al paisaje campestre del sur, con una preocupación altamente estética, que esencia revela el uso del método de Daguerre con una cámara oculta modificada, para un proceso nuevo: el fenómeno del autorretrato, y que ahora se designa con el nombre de “selfie”.
Pero este “selfie” de Adrover ha sobrevivido un siglo, más de cien años, guardado como una prueba relevante de una práctica que viene desde el siglo XIX. Esta es una obra artística de un contenido iconográfico donde el tema vegetal complementa el valor simbólico de lo logrado. Sentado sobre un tronco de ramas de algún arbolillo silvestre, el fotógrafo encuadra lo que desea sugerir: la quietud, unida en sus contornos a una suavidad sutil, muy sutil, de la degradación de la luz en la belleza del bosque, a la hora en que todos podemos estar absortos o en meditación contemplando lo creado, cuando –al decir de los más entendidos- la naturaleza es pintor.
Ahora, una pequeña noticia de quién fue Adrover. El primer fotógrafo español que estuvo en Santo Domingo en el siglo XIX fue Frank Adrover Mercadall (1861-1924) pintor y modelador, natural del municipio de Villa Carlos, Menorca, Isla Balear, quien vino al país en agosto de 1887, trayendo consigo el adelanto de las placas secas, la técnica del clisé, de las fotos iluminadas y coloreadas con acuarela, quien tuvo estudio artístico en Mahón en la calle Deyá 4, casi esquina General Mola.
Frank Adrover Mercadall vino a Santo Domingo luego de estar una temporada como fotógrafo itinerante en Colombia, Venezuela y Puerto Rico. Recorrió las regiones del Sur, el Cibao y el Este del país. Es autor de la famosa foto de Lilís, muerto de cuerpo entero, de la cual refiere su hija Belkiss Adrover: “Hizo (…) una postal comercial, ilustrada además con las monedas y papel moneda (billetes), acuñados por el Gobierno de Heureaux, acompañada de una literatura explicativa, la cual tuvo una gran acogida, y sin proponérselo, Adrover contribuyó, en el correr de los años, a dar término a una controversia entre historiadores, demostrando que “Lilis” no recibió ningún balazo por la boca. Sus labios gruesos se hallaban absolutamente indemnes y su rostro normal”.
Adrover recorrió Baní, San José de Ocoa, San Francisco de Macorís, San Juan de la Maguana, la Vega, Puerto Plata y San Pedro de Macorís.
El registro visual y legado documental de Frank Adrover Mercadel (el Archivo Adrover) comprende fotos coloreadas sobre cartulina, fotos sobre cristal coloreadas al óleo, impresas sobre metal (daguerrotipos), fotos iluminadas a la acuarelas… sin dudas fue el precursor de la fotografía moderna en la República Dominicana, en una época en la cual el fotógrafo tenía que realizarlo todo: la fotoquímica, la mecánica, el revelado, el copiado, etc., jugar con la luz natural, los baños y la sensibilidad del papel fotográfico. Su legado tuvo un destino adverso, ya que el ciclón San Zenón destruyó los baúles que su esposa Edelmira Feliz y Objío guardaba.
Adrover tuvo en Santo Domingo dos Estudio-Galería: en San Carlos, y en Santa Bárbara. Cultivó amistad con Abelardo Rodríguez Urdaneta “a quien enseñó muchos de los principios, entonces modernos, del arte fotográfico traídos por Adrover de Europa; como el uso del color y la luz artificial”. Cultivó una estrecha amistad con el publicista, editor e ilustrador don Bienvenido Gimbernad y el historiador colonialista don Américo Lugo
Abelardo había trabajado en el taller fotográfico de Julio Pou (1862-1940), el fotógrafo oficial de Ulises Hereaux – Lilís-. Para el año de 1913 ejecutó el busto de Duarte. La escultura Uno de tantos la inició en 1903, a la edad de 36 años. Adrover Mercadel, que era un fotógrafo itinerante, vivía ya en la ciudad de Santo Domingo, en la calle Arzobispo Meriño cerca de Santa Bárbara, asesoró a Rodríguez Urdaneta, cuyo estudio se encontraba en la calle Consistorial, en el vaciado de yeso de esta obra.
El 2 de mayo de 1891 en el periódico El Porvenir de Puerto Plata apareció publicada la siguiente nota: “FOTOGRAFO ADROVER. Su permanencia en esta ciudad será de 15 días. Los aficionados y público en general, aprovechen esta ocasión. Los trabajos de su taller son esmerados y de tono parecido y correcto, así lo atestigua clientela que la ha honrado. Horas de trabajo: De 7 a 12. Calle Beller, es. Colón. Puerto Plata, 2 de mayo 1891”.
Posteriormente, en al año de 1887 apareció este suelto: “Adrover. Fotógrafo español y excursionista en todos los puntos de la República. Posee todos los adelantos del arte fotográfico, y está en capacidad de hacer trabajos como los de las principales capitales de Europa y Norteamérica. Además ofrece bustos de barro, pinturas y fotografías al gusto de los más inteligentes. Ejecuta trabajos al crayón, paisajes al óleo, y en fotografías interiores y exteriores de haciendas, y sobre todo: especialidad en retratos instantáneos para niños, así como cuanto sea posible en los campos de la fotografía, pintura, escultura, etc.
“Gran novedad en trabajos fotográficos hechos por la noche con luz artificial, como retratos, interiores y exteriores de monumentos. Y Adrover trabaja en Galería o a domicilio, según precios convencionales”.
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